Dos menores de edad de la localidad de Vera denunciaron haber sido reclutadas por una mujer que intentó pagarles para mantener relaciones sexuales con otros adultos.

“La involucrada es una mujer, que también tiene cargo en la justicia de Vera y que reclutaba a las niñas en un estación de servicios para llevarlas a su casa o a otros lugares, donde hubo intentos de pago para tener relaciones sexuales con adultos”, explicó Horacio Coutaz, secretario de Derechos Humanos de Santa Fe, quien denunció este miércoles “la nula respuesta judicial que han tenido repetidos hechos de corrupción de menores en localidades del norte provincial como Vera y Reconquista».

Y es que, hace seis meses el Centro de Acceso a la Justicia se presentó como querellante en otros casos similares donde se constató la existencia de un nodo de prostitución de menores; algunas de cuyas víctimas fueron contagiadas con enfermedades.

No obstante, en esta oportunidad, según indicara Coutaz, no se habría concretado el acceso sexual, aunque “fueron llevadas a fiestas con mayores donde había alcohol, pastillas e intentos de abuso sexual».

Es este un caso que durante el último año se ha venido repitiendo en numerosas ocasiones, aunque la justicia local ha omitido su tratamiento. Su último capítulo tuvo como protagonistas a tres niñas quienes dejaron constancia de su historia en la Comisaría de la Mujer de Vera. El relato de las muchachas no estuvo exento de detalles, e incluso pudieron dar cuenta de nombres propios de gente involucrada en la situación.

Si bien tales declaraciones fueron realizadas entre el 29 de marzo y el 2 de abril pasado, no fue hasta este miércoles que el juez Berzano pidió sumario prevencional.

La chicas de Bibi

En todos los casos, las adolescentes mencionaron a una mujer de Vera que las invitaba a su casa para participar de fiestas nocturnas con hombres y mujeres mayores de edad, donde consumían alcohol, tomaban pastillas y recibían propuestas de sexo pago.

E. G., de 14 años contó que una noche, estando en una esquina de la ciudad, una mujer llamada Bibiana, pero conocida como Bibi frenó el auto y las invitó a subir a ella, a su hermana y a su prima: «Tenía un auto medio cremita, dimos un montón de vueltas y luego fuimos a la salida de Vera, compró un montón de cervezas y nos llevó a su casa. Ahí había hombres y pibitas de 12 o 14 años, y bebidas gratis, yo solo tomé un poco porque decían que la señora le ponía cosas a la cerveza. Como a las 5 de la mañana Bibi se nos acerca a mi hermana y a mí junto a un señor que decía ser el primo, el cual quería pagarnos 300 pesos a cada una para tener relaciones sexuales, aclarando que quería un vale todo, pero no quisimos. Ella salía y nos dejaba encerradas, después nos fuimos a la tardecita».

En efecto, A.M.G. de 19 años corroboró tal historia y aseguró haber estado presente con E.G. el día en que conocieron a Bibi: «La conocimos porque se nos acercó, nosotros estábamos tomando algo en la Petrobrás y ella llegó con un auto de color claro, creo que era un Focus. Nos dijo que fuéramos a la casa, donde había joda. Cuando llegamos nos mostró la casa y nos ofreció cerveza, yo les dije a las chicas que no tomen porque vi que le ponía una pastilla, que es Rivotril. Yo la conozco porque la tomo bajo receta. Ella me dijo «quedate tranqui, las pongo para alegrar la fiesta»».

A los pocos días declaró T.P, de 12 años cuyo relato resulta un tanto más escalofriante por la forma en la que ha logrado naturalizar su situación de abuso. Afirmó haberse “hecho amiga de Bibi” luego de haberla conocido – dos semanas antes de su declaración – en una estación de Servicio donde se encontraba con otras tres amigas de más o menos su misma edad: 12, 15 y 17 años.   Luego de unas cervezas en la Petrobrás, fueron a la casa quinta de la mujer donde bailaron y consumieron alcohol con otros hombres mayores: “Jodimos como hasta las tres de la tarde. Nos hicimos amigas de ella (Bibi) y a la noche armábamos la joda cuando llegaban «los primos», como los llamaba Bibi a los hombres que pagan las bebidas», describió T.P.

Bibi tiene alrededor de 50 años y es empleada del juzgado de instrucción de Vera, a cargo del juez Irineo Berzano y Andrés Marchi como secretario.

Fuente: Rosario 12.

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