Vaca Narvaja, sobreviviente de la fuga y testigo en el juicio por la masacre de Trelew. | diariolapalabra.com.ar

Fernando Vaca Narvaja, uno de los tres jefes máximos de la organización Montoneros con vida, y único sobreviviente de los que participaron de la fuga de Trelew, se mostró satisfecho por el inicio del juicio por el fusilamiento de los 16 militantes en agosto de 1972. “Jamás hubiera soñado que iba a poder vivir este momento”, confesó este sábado Vaca Narvaja, en diálogo con el programa de Radio Universidad Noticias Piratas ‒del periódico El Eslabón y producido por la Cooperativa La Masa‒. El sobreviviente de una de las organizaciones político militares más numerosas de la historia latinoamericana, y actual director de la empresa estatal neuquina Tren Patagónico, también recordó a Osvaldo Cambiaso y a Eduardo Pereyra Rossi ‒los dos militantes asesinados en mayo de 1983‒, se refirió a la actualidad política, su relación con el kirchnerismo y el renacimiento de la militancia juvenil.

La sangre derramada

Consultado sobre el juicio iniciado el lunes pasado contra seis represores responsables de la masacre de Trelew, ‒ocurrida el 22 de agosto de 1972 tras la fuga del penal de Rawson de una grupo de militantes pertenencientes a diferentes organizaciones guerrilleras‒, Vaca Narvaja reconoció experimentar, “después de 40 años, esto que decía un poco Tati Almeida (Madres de Plaza de Mayo, Línea Fundadora), que la memoria, la verdad y la justicia, como dice ella y le gusta recalcar, lleguen no por mano propia”.

Para el ex dirigente montonero, “los hechos de Trelew fueron un detonante por el cual muchos jóvenes argentinos se comprometieron, se incorporaron a la política y junto con el fenómeno del 73 irrumpieron masivamente”.

Cambiaso y Pereyra Rossi

Por otra parte, Vaca Narvaja recordó cómo, para Eduardo Carlón Pereyra Rossi, los hechos de Trelew fueron un parte aguas que hizo se comprometiera aún más. “Carlón siempre recodaba que comenzó su militancia política a partir de Trelew. Él estaba en la Juventud Peronista Morón, y siempre me contaba que cuando ocurren los hechos el decía «yo estoy en la pavada, me tengo que comprometer. Si bien estaba en la JP sólo participaba en algunas movilizaciones; a partir de ahí hace un click toda esta generación”, relató Vaca Narvaja.

Al Viejo Osvaldo Cambiaso, Vaca Narvaja lo recordó como “un cuadro con integridad política e ideológica, un compañero que siempre daba una seguridad total” y añadió: “Yo estudié Ingeniería Química en la Universidad del Litoral en Santa Fe, de ahí salimos un grupo muy grande de compañeros, cientos de compañeros que militamos juntos y recuerdo siempre a Osvaldo, cuando en las reuniones decíamos «no vino el viejo». Bueno, el viejo era Osvaldo y tenía 32 años, y ya le decíamos en ese entonces así. La verdad que se extrañan esos compañeros”, refirió.

Este lunes 14 de mayo se cumple un nuevo aniversario del secuestro y asesinato de Carlón y el Viejo en la ciudad de Rosario, y al igual que todos los años, son recordados por el Colectivo de ex presos sobrevivientes, el Movimiento Evita y la agrupación HIJOS.

Joven militante, viejo en acción

“Muy joven, a los 15 años ingresé la política por el lado social más que por la política en sí porque de alguna manera la política era una mala palabra y muchas veces la hacen una mala palabra para que uno deje hacer”, contó el veterano militante, actualmente radicado en Baroliche, quien remarcó no estar jubilado: “somos viejos que seguimos en acción por el mandato de un montón de compañeros que hoy no están a quienes tenemos que recordar por sus objetivos y su búsqueda, no por su dolor. Es importante ahora saber el por qué de ese dolor”.

“Ese viejo truco de que la política es mala y ensucia y que no hay que comprometerse nos llevaba al «no te metas»”, rememoró y agregó que fue a partir del trabajo social como se fue convirtiendo es ese animal político que dice ser hoy. Con la indignación ante “situaciones de pobreza extrema y de injusticia”, Vaca Narvaja relató que tomó un camino “directo hacia el compromiso y hacia la profundidad de las convicciones”.

“A los nuevos jóvenes les ha ocurrido a partir de la muerte de Néstor Kirchner”, comparó, y luego diferenció a este fenómeno masivo de participación política, con los primeros pasos de aquellos pocos compañeros que habían empezado el proceso de resistencia a fines de los años sesenta.

“Hoy les pasa a los dirigentes juveniles de todas las organizaciones estar un poco sobrepasados con esta militancia juvenil masiva”, evaluó y aconsejó: “darles una política de unidad, eso es lo que se desprende de Trelew; es quizás su legado más importante”.

Finalmente, admitió sentirse parte del proyecto nacional impulsado por Néstor Kirchner y Cristina Fernández a la vez que consintió en que “faltan un montón de cosas” a las que habrá que contribuir desde el lugar de cada quien. Tras una larga entrevista ‒que se podrá leer por completo en el próximo número del periódico El Eslabón‒,  el ex dirigente montonero afirmó que “las viejas organizaciones cumplieron su ciclo en la historia; es la juventud la garantía nuestra de triunfo”.

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3 Lectores

  1. Omar Suárez

    15/05/2012 en 0:59

    Interesante el testimonio del Presidente de la empresa estatal Tren Patagónico, puesto conseguido a expensas del extinto Carlos Soria, hombre a quien Vaca Narvaja ayudó en su campaña. Soria, duhaldista confeso, recordemos, estuvo profundamente implicado en las muertes de Kosteki y Santillán. Cómo cambian los tiempos y las personas!!!!!!!!!!

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  2. Graciela Virginia Aguirre

    19/05/2012 en 14:02

    Para los que experimentamos bien de cerca los suplicios de los dictadores asesinos, y a su ves amamos la vida, el instinto de supervivencia se profundisa, y los recursos en la realidad que a cada uno le toca, siempre son válidos para no morir. Lo que jamás muere es la convicción de que algún día podremos «decir»; contar los hechos tal cual fueron. Si morimos, no estamos, y los que están son, presisamente, nuestros enemigos.

    Responder

  3. Graciela Virginia Aguirre

    19/05/2012 en 14:18

    Para los que experimentamos bien de cerca los suplicios de los dictadores asesinos, y a su vez amamos la vida, el instinto de supervivencia se profundiza, y los recursos de la realidad que a cada uno le toca, siempre son válidos para no morir. Lo que jamás muere es la convicción de que algún día podremos «decir»; contar los hechos tal cual fueron. Si morimos, no estamos, y los que están son, presisamente, nuestros enemigos.

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