Marine Le Pen

El huevo de la serpiente, el título de una película dirigida por Ingmar Bergman en 1977 y ambientada en el Berlín de los años 20, pasó a ser una metáfora que alude a un futuro ominoso, en el que se percibe el avance de lo más oscuro e inhumano. El filme cuenta la desesperación y las penurias de los alemanes durante la decadencia de la República de Weimar. Ese mundo decadente y triste, marcado por la falta de esperanzas, abonó el terreno para la llegada del nazismo. Pero la metáfora es todavía más reveladora. El huevo de la serpiente es transparente. El animalito en gestación, pequeñito, de aspecto frágil, puede verse a través de esa delgada capa del huevo.

Ya hace mucho tiempo que a través de la fina capa que conforman los discursos sociales emanados de Europa, se percibe el bichito. Detrás de las palabras y los gestos de la Unión Europea (UE), monstruos como el autoritarismo, la xenofobia y el fascismo crecen sin pausa, alimentados por el descontento, la crisis política disfrazada de crisis económica y los ajustes, disfrazados, a su vez, de crisis, cuando en realidad son brutales transferencias de fondos en beneficio de los bancos y en detrimento de la ciudadanía.

La democracia europea se ha debilitado. La antipolítica y el individualismo crecen. También crece la necesidad de soluciones mágicas. Y la búsqueda de culpables que vengan de afuera, una estratagema tan vieja como el mundo. En este caldo de cultivo, los discursos de ultraderecha encuentran un medio apto para hacer verosímiles sus mentiras, sus simplificaciones y sus propuestas xenófobas, discriminatorias y criminales.

Pocos días antes de las elecciones para el Parlamento Europeo, el eurodiputado fundador del ultraderechista Frente Nacional francés, Jean-Marie Le Pen, dijo: «Hay una explosión demográfica y existe riesgo de invasión. El señor Ébola puede solucionar el problema en tres meses», señaló con relación al virus, uno de los más letales para el ser humano.

Le Pen propuso un genocidio. Y fue premiado en las urnas. Renovó su banca y además, el Frente Nacional se convirtió en el primer partido de Francia. Francia, el país de la liberté, égalité, fraternité y de la República de Vichy, el país de Jean Paul Sartre y Louis-Ferdinand Céline. El Frente Nacional obtuvo el 25,41 por ciento de los votos y 24 eurodiputados. Pero el caso francés no es sino uno más, aunque sí el más claro ejemplo del avance de la derecha y la ultraderecha en Europa.

En Inglaterra, el Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP) ganó las elecciones con un 28 por ciento de los votos. En 2009, los conservadores ganaron con un 27,7 por ciento, y el UKIP fue segundo con un 16,5 por ciento Cinco años más tarde, el UKIP, que es eurófobo, thatcherista y xenófobo les ganó a todos. La serpiente crece en Inglaterra.

En Dinamarca el ultranacionalista y xenófobo Partido Popular Danés obtuvo el 26,6 por ciento y se convirtió también en el primer partido político del país. En 2009 había obtenido 14,8. En la patria de Hitler, Austria, el ultraderechista Partido de la Libertad (FPÖ) alcanzó el 20,5 por ciento de los votos. Un crecimiento muy importante comparado con el 12,7 por ciento de 2009. Si bien Grecia se erige como una de las esperanzas de las fuerzas progresistas, con el triunfo del partido de Alexis Tsipras, Syriza, que obtuvo un 30 por ciento de los votos, los nazis de Amanecer Dorado obtuvieron un 9,4 por ciento. En Alemania, el otro puntal de la UE junto con Francia, se registró un importante crecimiento del nazi Partido Nacional Demócrata de Alemania, que pese al exiguo 1 por ciento consiguió una banca en el parlamento europeo. En las elecciones del 2009, no figuraron siquiera.

La ultraderecha también hizo buenas elecciones en Croacia (41 por ciento); Lituania (14,27 por ciento); Hungría (15 por ciento); Letonia (14 por ciento) y Finlandia (12,90 por ciento). Hay que tener en cuenta, asimismo, el fundamental papel que está jugado en la convulsionada Ucrania el partido nazi Svoboda, uno de los actores fundamentales del golpe contra el presidente Viktor Yanikovich perpetrado el 22 de febrero con el visto bueno de los Estados Unidos y la UE.

Los números indican que decenas de millones de europeos apoyaron posiciones xenófobas, retrógradas, elitistas y discriminatorias. Los viejos mitos de origen, las caducas nociones de raza y pureza y las más retorcidas y manipuladas nociones de patria parece que cobraron nueva vida en Europa. La fina capa del huevo deja ver claramente el bichito. Todavía es pequeño, pero crece.

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Un comentario

  1. NELLY

    04/06/2014 en 19:23

    el huevo transparente de la serpiente hace años empezo a crecer en EUROPA, CADA VEZ MAS HACIA EL RETROGRADISMO, XENOFOBIA¡¡ LO VI LO PALPE EN ITALIA , LA ITALIA DEL BERLUSCONI. ME ALEGRO LO DE GRECIA¡¡ME DESILUSIONO QUE ESPAÑA SIGA SIENDO MONARQUICA Y FRANQUISTA,Y ESPEREMOS QUE RUSIA SUBSISTA¡¡

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