Call Center. Mujeres fuera de servicio, bajo la dirección de Mariana Valci, refleja a tono de tragicomedia “la belleza pulcra y el tormento” que significa trabajar como teleoperador, una actividad que creció al calor de la ”globalización”, y que aún hoy provoca algo más que un ataque de nervios.Valci que integra con todo el equipo el Grupo teatral Quenoche, contó las inquietudes que generó la temática, que tuvo testimonios directos dentro de la obra: algunas de las actrices se desempeñaron como telemarketers y conocían la cosa desde adentro, algo que sumó a la hora de la construcción dramática. “Cuando empezás a investigar –dice la directora- encontrás las dos caras. Por un lado, tenés las páginas web oficiales de las empresas con empleados contentos, sonrientes, y en ambientes pulcros; y por el otro, el tormento que en gran medida se esconde detrás”.

La historia es protagonizada por ocho mujeres actrices, Ivana Sacco, Valeria Quaglia, Sandra Ferraro, Guillermina Durango, Maira Barbosa, Salomé Rodríguez, Ayelén Cano y Vanesa Vignolo. Con las acciones como disparadores, la mujeres representan una historia coral que sucede a modo de tragedia y comedia, con una línea argumental que atraviesa el trabajo “monótono y rutinario” que comparten cuatro telemarketers de la empresa VivaldiNET, una jefa de recursos humanos, una empleada de seguridad, la gerente general; y el impacto que en ellas y en su desempeño laboral y personal, provoca la llegada de una Team Leader(jefa de grupo de ventas), enviada por la compañía desde su casa matriz en Estados Unidos.

Guillermina Durango, que se puso en la piel de una de las telemarketers, cuenta que fueron “varias las chicas que trabajaron en Call Centers”, y explicó: “Surgió entonces como un proceso de investigación; escuchamos testimonios y leímos sobre el tema, los telemarketers tienen blogs con historias que parecen ficción pero son realidad, como el caso de un empleado que tuvo un ataque de epilepsia y lo dejaron ahí sin asistencia médica”, sentenció.

Por su parte, Mariana Valci, destacó la construcción que hicieron con los personajes y su interacción. “No solo trabajamos la verticalidad de la relación de poder, sino cómo se va entremezclando en ese ámbito laboral. Trabajamos con la idea de oposición, porque era algo que pedía la temática, esto de la imagen pulcra que se difunde y lo que se vive realmente”, señala la directora. A raíz de esto la estética se basó en gran medida en la cultura del video clip, “principalmente los videos de Marilyn Manson” donde se evidencia “lo horroroso y lo impecable”, algo “muy característico de los 90, que fue la década que se expandió esta actividad”, según indicó su directora.

La obra teatral Call Center. Mujeres fuera de servicio, con la asistencia de dirección de María Florencia Corvalá, se estrenó en Rosario en abril pasado y tuvo una buena respuesta del público en su lugar de proyección, la sala del Teatro La Manzana. La obra representa, según sus creadores, “el individualismo, la competencia y el desarraigo emocional”, y lo denuncia con el recurso del humor, dosis de sátira y sarcasmo. Es por esto que muchos ex empleados teleoperadores se hayan interesado en la obra y hayan sentido identificación. Y algo sorpresivo, o por lo menos curioso: la directora aseguró que “grupos enteros de telemarketers” en plena formación, vieron la obra acompañados por sus coordinadores. “No sé si después terminaron trabajando en esos lugares. No sé que les habrá pasado después, pero en el momento lo disfrutaron, es con mucho humor que lo tomamos”, remarcó Valci.

Próximas funciones  (Teatro La Manzana, San Juan 1950)

  • sábado 23 agosto – 21.30 hs.
  • sábado 30 agosto – 21.30 hs.

 Una voz en el teléfono

Los empresas de Call Center, mayormente compañías extranjeras,  comenzaron a instalarse en el país en los 90, década neoliberal por excelencia. Principalmente estas empresas sin humo, desarrollan su actividad en gigantes oficinas con grandes servidores de internet, los centros de llamadas se extienden en el espacio en decenas de “boxs”, pequeñas cabinas que cuentan con un teléfono y una computadora, y bajo un sistema riguroso, en las que empleados separados por un espacio ínfimo, establecen comunicaciones telefónicas para vender, recibir consultas o reclamos, divulgar información y otros servicios. En Argentina se calcula que son 60 mil los operadores. Hay más de un proyecto de ley presentado en las cámaras legislativas nacionales que intentan regular la actividad. Los teleoperadores poseen, en muchos casos, contratos labores que no abarcan los derechos y las necesidad propias de la actividad.

Los proyectos también ponen el ojo clínico en el ramo. La intensidad de la actividad, las exigencias, los ruidos constantes (de las llamadas y de los compañeros al unísono), los controles (las llamados son grabadas y se cotejan constantemente), y otras modalidades del formato “call center” suelen generar, en muchos casos, problemas neurológicos y de audición, ataques de pánico, trastornos musculares, entre otras dolencias. Están naturalizas las licencias siquiátricas en este rubro, y hay numerosos blogs que denuncian los efectos de trabajar en condiciones no deseadas. El proyecto de ley “Estatuto para los teleoperadores de centros de atención de llamadas”, presentado por el diputado nacional Andrés Larroque, del Frente para la Victoria, tiene como objetivo la regulación, y su tratamiento está previsto para este año. «No es fácil trabajar allí: hay alta rotación en los puestos y horarios de trabajo, no suelen ser buenas las condiciones ambientales y de salubridad del entorno laboral, hay problemas con los encuadres convencionales, despidos masivos, falta de regulación y hasta falta de representación gremial», señaló el legislador.

Artículo publicado en la edición 153 del semanario El Eslabón.

 

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