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Desazón de los independentistas escoceses. (Foto: Télam)

Los resultados oficiales confirmaron que el “No” se impuso en Escocia con el 55,3 por ciento de votos contra el 44,7 que se manifestó por separase definitivamente de Inglaterra. La participación fue del 84,5 por ciento. Al parecer, las amenazas de Londres, la UE y el FMI dieron resultado.

Escocia decidió rechazar la independencia y permanecer en el Reino Unido en un referéndum histórico y multitudinario celebrado este jueves, en el que la opción del “No” se impuso por diez puntos al “Sí”, tras un intenso debate que dividió a los escoceses y forzó al gobierno británico a comprometerse a otorgar más poderes de autogobierno.

Los unionistas consiguieron algo mas de 2 millones de votos, un 55,3 por ciento, frente a los 1,6 millones de los separatistas, un 44,7, según los datos oficiales conocidos este viernes, escrutada la totalidad de los votos. La participación fue del 84,5 por ciento, una cifra jamás antes registrada en Escocia.

“El debate ha quedado resuelto para una generación, quizá también para toda la vida”, aseguró el primer ministro británico, David Cameron, visiblemente aliviado por el resultado, después de que la posibilidad de la separación de Escocia haya puesto en jaque su futuro político.

“No puede haber disputas ni repeticiones, hemos escuchado la voluntad decidida del pueblo escocés”, remarcó, en una declaración ante la puerta de la residencia oficial de Downing Street, en Londres.

Antes de que acabara el recuento de los votos, el ministro principal de Escocia y líder independentista, Alex Salmond, artífice del plebiscito, había reconocido la derrota.

“Gracias Escocia por los 1,6 millones de votos a favor de la independencia. La gente todavía se está expresando, pero sabemos que va a haber una mayoría para la campaña del ‘No’”, dijo ante simpatizantes de su Partido Nacionalista Escocés (SPN) en un centro de conferencias de Edimburgo.

“Nuestro referéndum fue democrático y Escocia decidió que no quiere ser un país independiente. Llamo a todos los escoceses a aceptar el veredicto”, subrayó, después de que muchos partidarios del “Sí”, sobre todo en Glasgow, pasaron la noche sin dormir esperando el resultado.

Así como aceptó la derrota, Salmond recordó a los partidos británicos- conservadores, laboristas y liberal-demócratas- las promesas que hicieron durante la campaña ofreciendo un mayor autogobierno a Escocia si votaba “No”.

“Espero que cumplan y lo hagan eficientemente”, sostuvo Salmond, quien instó a Londres a mantener el calendario para que antes del fin de la Legislatura –habrá elecciones generales en mayo de 2015- Escocia tenga el “autogobierno sin precedentes” que propusieron los británicos.

En respuesta a Salmond y a los votantes de Escocia, Cameron aseguró que “cumplirá”.

“Los tres partidos unionistas tenemos un compromiso claro de otorgar más poderes de autogobierno al Parlamento escocés y nos aseguraremos de honrar ese compromiso en su totalidad”, añadió. Pero, además, Cameron señaló que el referéndum de Escocía es una oportunidad para que el Reino Unido en su conjunto se mueva y cambie su forma de gobernar.

“Una parte vital será alcanzar un acuerdo equilibrado, justo para los escoceses y también importante para todos en Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte”, dijo. El primer ministro británico abrió así la posibilidad de otorgar competencias no sólo para Escocia sino también para el resto de naciones que conforman el Reino Unido, algo impensable sin el referéndum escocés.

Cameron recordó por qué autorizó el referéndum de Escocia: “Yo creo firmemente en el Reino Unido pero también soy un demócrata”. La apuesta fue arriesgada, pero finalmente salió bien.

El primer ministro británico tendrá que afrontar ahora nuevas dificultades puesto que deberá conseguir que el ala más conservadora de su partido le permita avanzar hacia un mayor autogobierno en Escocia.

Aunque planteó un calendario concreto, con las elecciones generales de mayo de 2015 en el horizonte no será fácil sacar adelante la devolución de competencias. El ascenso de los euroescépticos también supondrá una amenaza a todo el proceso.

En tanto, el resultado del referéndum arrojó una ventaja mayor de la que auguraban los sondeos previos, que mostraban a los escoceses totalmente divididos en torno a la decisión crucial de permanecer o separarse del Reino Unido tras más de 300 años de historia compartida.

La opción del “No” se impuso en Edimburgo, la capital de Escocia, con un 61 por ciento, mientras Glasgow, la circunscripción más numerosa y bastión del voto laborista, el “Sí” ganó con el 53,5 por ciento.

En Aberdeen, la “capital del petróleo”, venció el “No” con un 58 por ciento. En los barrios pobres de Escocia, la opción de la independencia fue mayoritaria, de la misma forma que el “No” fue apoyado por las zonas más prósperas.

Si bien la posibilidad de la independencia parecía una quimera cuando Salmond firmó en 2012 el acuerdo con Cameron para celebrar el referéndum, los partidarios del “Sí” fueron ganando adeptos a medida que se acercaba el referéndum hasta prácticamente equilibrar la balanza.

Con un mensaje de esperanza y cambio, los partidarios de la independencia ilusionaron y movilizaron a los escoceses, pero el discurso del miedo a las consecuencias económicas y financieras de la separación expresado por los unionistas, especialmente en torno a la moneda, así como la inseguridad que supondría la exclusión de Escocia de la Unión Europea (UE), terminó calando más hondo.

“Mi corazón decía que sí, pero mi cabeza no”, dijo a Angela Vidler, propietaria de un hotel de Edimburgo, mientras esperaba nerviosa el veredicto de las urnas. La incertidumbre fue total en los días previos a la votación y durante las últimas horas.
Antes de saber el resultado final, Kevin Devlin, un taxista de la capital, aseguró: “Estoy decepcionado, aunque la gente que votó ‘No’ votó en un porcentaje muy elevado. Así es la democracia”, reconoció.

Esta batalla se perdió pero no es el final. Para Kevin la situación en el Reino Unido puede empeorar si el partido euroescéptico UKIP avanza en las elecciones generales de 2015. “En diez años habrá otro referéndum en Escocia y en otras partes del Reino Unido”, pronosticó.

El “No” de Escocia a la independencia relajó la presión sobre la libra esterlina, mientras la Comisión Europea celebró la decisión de los escoceses de rechazar la independencia. El resultado es “bueno para una Europa unida, abierta y más fuerte”, dijo el presidente de la CE, José Manuel Durao Barroso.

(Fuente:  enviados especiales de la agencia Télam)

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