La banda prometió  nuevo disco después de 16 años. Foto: Shocklenders-
La banda prometió nuevo disco después de 16 años. Foto: Shocklenders.

La banda que brilló en los ‘90 y captó al público roquero rosarino, volvió a los escenarios después de cinco años y tocará el 20 de diciembre en el bar que homenajea uno de sus temas. Prometieron nuevo disco.

Los Shockenders se anticiparon a las fiestas. Otra vez volvió la química esa que los caracterizó hace dos décadas, cuando decidieron armar una banda influenciados por el funk y el rock y que supieron fusionar, entre otros, con estilos como el disco o el hardcore. Todo un universo musical que supieron libretear con historias propias, urbanas, callejeras y nocturnas.

La banda que tocó el sábado 6 de diciembre en el Galpón 11, se presentó con sus integrantes originales, el Tato Vega (en voz), Piturro La Mota (en guitarra); Máximo S (en bajo) y Francisco Pesado Castro (en batería). Se reencontraron con un público deseoso que disfrutó de temas como  Un Chicano en Nueva York o El Cabezón, toda una generación local que escuchó esa música en la radio y en los bares y presenciando, alguno de ellos, los shows que el grupo realizó antes de separarse sobre el final del siglo pasado y que dejó dos discos editados: Cómo me gusta! (1995); y Shockenders (1997).

El sábado 20 de diciembre, el grupo reincidirá en los escenarios, esta vez en un bar que lleva el nombre de su tema más famoso, su «hit», McNamara.

“Hay algo de la magia de esa época que se mantiene viva, se mantiene esa frescura por suerte, pero no tengo muchas respuestas”, contestó Piturro Benassi a una emisora local sobre la vigencia del grupo. “Hacía mucho que no escuchaba los discos y cuando empezamos a ensayar los escuché y el audio era actual”, dijo el guitarrista.

 Piturro vive en Barcelona hace 17 años. Anduvo por varios destinos haciendo música y platos gourmet (trabajó de chef). Salió de gira con Manu Chao y tocó en discotecas de Ibiza con deejays locales. Pero cuando comienzan los contactos más fluidos entre compañeros sobrevuela el proyecto Shockenders. “Es como ese fetiche de la primera novia, como si ella estuviera igualita, con la misma cara, el mismo cuerpo”, imagina el músico.

 Por su parte, el baterista Francisco Pesado Castro le tiró la pelota al público. “La gente mantiene viva a la banda, es lo que le da sentido a la cosa, si no, hubiéramos tocado sólo para nuestros amigos”, afirmó a este periódico el músico radicado en México, y aclaró: “La lista de temas de este show es la última, así como está armada”, en relación a las canciones de sus discos editados hace una década y media.

 En ese sentido, Pesado Castro aseguró que la banda está trabajando en un nuevo material. “Ya nos planteamos que después del show comenzábamos a trabajar en un nuevo disco. Tenemos maquetas individualmente que cada uno armó a la distancia, Tato desde Miami y Hernán (Máximo S) y Piturro, ellos dos se cruzan en Barcelona y yo que vivo en México”.

La banda hará otra fecha antes de fin de año (sábado a las 20 en McNamara); y confirmaron, además, un documental que contará la historia del grupo.

 La intermitencia en el tiempo y la distancia le juegan ambigua suerte a la agrupación. Por un lado las reuniones generan sorpresa y aceptación, pero al ser esporádicas y por poco tiempo se frenan. Pesado Castro se justifica: “Somos gente nómade”

 Y de este último encuentro en 2014, el «batero» no olvidó un punto importante, las relaciones humanas del grupo. “El ambiente y la relación entre nosotros está bien. Hay buena vibra en los ensayos. Lo que se viene es importante”, se entusiasmó

Regreso con gloria

Desde su separación a finales de los noventa, el destino de Los Shockenders es incierto. Hay momentos latentes, no se sabe bien cuando van a tocar hasta que por fin vuelven. Su música sigue sonando en las radios y en algunos boliches. Temas como McNamara y Un Chicano en Nueva York encabezan las rotaciones y otros, como Fuckin’ Laurita o el Cabezón se cuelan en algunas emisiones. Los más seguidores del grupo continúan escuchando canciones como Fiebre, un bailable y elegante tema disco; el reflexivo Vamos al Mar; o los barderos Botón y Cynar, una vendetta hardcore.

Shockenders, además, conserva esa magia de estar y no estar y aparecer de pronto; y como pasa con el fútbol local, que los hinchas locales prefieren que sus jugadores emigren a Europa en vez de a equipos porteños, hay una mística por su destino cosmopolita en esto de tener integrantes desperdigados por el mundo y no se enquistaron en Buenos Aires.

El show en el Galpón 11 recibió una gran convocatoria de público dispuesto a revivir esa época de funk y rock como un flashback, una vuelta de los sonidos vividos años atrás. Los Shocklenders le metieron energía y las versiones no fallaron de la mano de su formación original, y de la participaron del histórico tecladista Diego Olivero y el actual, el inquieto Ricardo Vilaseca. Una reencuentro que sirvió para ostentar el brillo de la noche, recuperar el espíritu adolescente; el baile y un rock duro para revolear la cabeza.

 

Más notas relacionadas
Más por Juan Pablo de la Vega
  • Cholo bandoneón

    Rodolfo Montironi, leyenda viva del tango, repasa sus más de 80 años con el fuelle y asegu
  • Electropop resonante

    Lalalas publicó un puñado de canciones bajo el título de Ecos. Una nueva etapa en la banda
  • El sur ardiendo

    Hoy y el próximo sábado a las 20:30 se presentará en el Cine Público El Cairo (Santa Fe 11
Más en Cultura

Dejá un comentario

Sugerencia

Pullaro apunta contra los jubilados provinciales

Amsafé rechazó la creación de una comisión en el Senado para reformar el sistema prevision