Carta abierta Rosario se expresó sobre las repercusiones de la muerte de Nisman. | Foto: Télam
Carta abierta Rosario se expresó sobre las repercusiones de la muerte de Nisman. | Foto: Télam

El espacio Carta Abierta Rosario repudió los embates contra el gobierno nacional que sucedieron a la dudosa muerte del fiscal Nisman, y denunció “una verdadera operación de terrorismo mediático que pretende instalar a la población en un clima de incertidumbre”.

A través de un comunicado, el espacio kirchnerista local se pronunció en torno a las repercusiones mediáticas que tuvo la misteriosa muerte del fiscal a cargo de la investigación para esclarecer el atentado a la Amia en 1994.

El texto completo:

Frente a un nuevo ataque desestabilizador, desde Carta Abierta Rosario manifestamos nuestro apoyo al Gobierno Nacional encabezado por la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. A través de este escrito, nos proponemos, alertar a la población ante la alienante e incesante acción de las grandes empresas de comunicación masiva, verdadera operación de terrorismo mediático que pretende instalar a la población en un clima de incertidumbre, angustia y desasosiego general, desde un discurso agresivo que califica a la situación actual como de “grave crisis institucional”, sin explicar cuál es el peligro que afectará a los ciudadanos comunes ni de qué forma lo hará.

En este marco queremos destacar el funcionamiento de las instituciones de la República, que ante un hecho como la muerte dudosa de un Fiscal de la Nación, funcionan como corresponde en un sistema democrático, donde compete al Poder Judicial el esclarecimiento y la resolución del caso, cosa que desde ya, exigimos.

Resulta innegable que este hecho desafortunado se enmarca tanto en una coyuntura internacional como nacional muy particulares, que demandan una lectura política, más allá de las investigaciones judiciales.

Estamos convencidos de que una vez más se intenta obturar el debate político haciendo hincapié en un hecho aciago que, operado sobre la memoria de otros momentos políticos trágicos de nuestra historia, los revive generando terror en la población, orientándola, a través del repiqueteo insensato y falaz los grandes medios, al agravio hacia las legítimas autoridades, socavando la confianza en las instituciones públicas y los poderes legítimos. Desde una lógica farandulezca, en una loca vorágine, todo se tiñe de sospecha y el chisme y/o el trascendido se confunden con la noticia verificada.

En cuanto a la geopolítica internacional habría que preguntarse por los intereses de las grandes potencias en relación al Estado de Irán, que las lleva a asimilar acciones terroristas aisladas con dicho Estado presentado como parte del eje de todo mal frente al mundo. En este sentido, resulta paradojal que se acuse al gobierno que más hizo por esclarecer la causa AMIA, de complicidad con los presuntos autores de aquel atentado terrorista, intentando direccionar la responsabilidad de la muerte del Fiscal Nisman hacia la Presidenta de la Nación. No somos ingenuos pero tampoco tenemos que ser expertos para darnos cuenta que estos hechos están íntimamente relacionados con el juicio por encubrimiento de la causa AMIA y con los recientes cambios en la Si (ex SIDE).

En relación a la situación nacional, resulta asombroso cómo se muestra un panorama de peligro, de muerte e inestabilidad económica cuando en la realidad la vida transcurre en un marco de mayor estabilidad monetaria y cierto bienestar, sobre todo para los sectores medios. En el mismo momento que se consume o se accede a beneficios sociales, se reproduce el discurso mediático hegemónico que plantea que el país está atravesando la peor de sus crisis y se cubre de sospechas de criminalidad al gobierno nacional.

Evidentemente, si un gobierno tiene como prioridad mejorar la calidad de vida de todos los ciudadanos, tendrá que afectar intereses de sectores enquistados en el poder desde hace décadas. En nuestro país, como en la mayor parte de los países capitalistas, estos grupos están constituidos por las corporaciones económicas y, dentro de ellas, las mediáticas, pero también otras, dentro del mismo Estado, como ciertos sectores del Poder Judicial o las fuerzas de seguridad y los servicios de inteligencia. Estos sectores se resisten a perder sus privilegios y cada vez queda más clara su labor para desestabilizar al gobierno con el objetivo de volver a la “timba neoliberal” de los noventa, donde el dólar barato se sostenía en base a deuda externa, desocupación, pobreza e indigencia. Claro que en esa timba no todos perdían, por el contrario, los que hoy desestabilizan, en esos años se beneficiaron con grandes ganancias. Imborrables momentos de aquella sociedad de ganadores y perdedores, en la cual unos iban al shopping en Miami y los otros al Todo por Dos pesos de la otra cuadra.

No es casual que esto ocurra al comienzo de un año electoral donde nuestro pueblo deberá optar con su voto por uno de estos dos proyectos sociales, aquel que brevemente aludimos en el párrafo anterior o el actual, basado en el trabajo y la producción, e incluyente de las grandes mayorías. Menos casual resulta si se piensa en la valoración positiva que obtenía Cristina Fernández de Kirchner en las últimas encuestas, frente a una oposición que no se atreve a presentar su proyecto en caso de ser gobierno y cuya única forma de competir es a través de un conjunto de medios de comunicación que apuestan a denuncias de corrupción jamás demostradas, como modo de desgaste de esa valoración. Pero aún menos casual resulta si se toma en consideración el enfrentamiento de este gobierno, desde una posición soberana, con los fondos buitres de adentro y de afuera, desarmando exitosamente el último intento de corrida cambiaria. En eso estábamos, cuando apareció la denuncia del Fiscal Nisman y su posterior dudosa muerte.

Por estas razones exigimos la investigación a fondo de lo sucedido, convencidos de que esto llevará luz a un momento oscuro de la historia de nuestra patria. La resolución del caso, no su archivo ni la recurrencia al simple transcurso del tiempo, que todo lo diluye como bien lo padecen y resisten los deudos de las víctimas del atentado a la AMIA, se hace necesaria. Esto marcaría claramente el correcto funcionamiento de las instituciones y la jerarquización del Poder Judicial, a cargo de esta función. En un contexto mediático en que la palabra crisis se repite ad-infinitum, tal vez convendría marcar que si hay una crisis, es justamente la del Poder Judicial, en todos sus aspectos, desde los institucionales a los ideológicos, jugados con impudicia en el campo político.

Esta es la única manera de ponerle fin a las operaciones de los buitres externos e internos, que además de venir por la renta y los recursos naturales, pretenden hacernos encolumnar como país y como región en la política de dominación que llevan adelante EEUU y sus aliados, pese a que ya hemos dado prueba de ser un país soberano, defendiéndonos en todos los foros internacionales, con reconocidos logros sustentados en el Derecho Internacional. El terrible atentado a la AMIA, además del desempleo, la miseria y el hambre de nuestro pueblo, son claro ejemplo del costo de las relaciones “carnales” con EEUU. Los argentinos debemos estar muy alertas y tener memoria para no volver a reeditar esta penosa etapa de nuestra historia reciente.

Carta Abierta Rosario
Rosario, 26 de enero 2015.

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