Careta de Nisman "distribuida por redes sociales" para el 18F.
Careta de Nisman «distribuida por redes sociales» para el 18F. | Imagen: Facebook. Según comentó el lector Francisco Cervi, es de  su autoría.

Lejos del declamado silencio, la marcha de un sector opositor minoritario y corporativo cuenta con el repiqueteo atronador de los medios hegemónicos que la impulsan. Es como un juego de caretas, una puesta en escena que encubre a encubridores. Y asoma bajo el poncho un nuevo intento golpista.

El carnaval es el tiempo de las máscaras y los disfraces. Y también del mundo del revés. Pero la anunciada marcha de unos pocos fiscales junto a representantes de la oposición, amplificada hasta el hartazgo por los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos, no se parece en nada a un festejo liberador. Todo lo contrario, lo que oculta es el golpismo, el mismo golpismo agazapado, inconfesable, que se disfraza y se trafica detrás de falsos republicanismos que son exactamente lo contrario.

De aquí a las elecciones, todas y cada una de las formas de desestabilización y golpismo se van a utilizar contra el gobierno nacional. Todas, ya inventadas y por inventar. Una por una, no va a quedar ninguna sin utilizar.

Lo que ahora se intenta guarda algún parecido, aunque parcial, con los prolegómenos del golpe de Estado contra el presidente de Paraguay, Fernando Lugo, perpetrado en 2012. La secuencia que se pretende replicar es la siguiente: falsa acusación, juicio político, destitución, y restauración conservadora.

En Paraguay fue fundamental la participación de los poderes fácticos, los medios hegemónicos, la policía (que perpetró una masacre que luego le endilgaron a Lugo), parte del Parlamento y parte de la Justicia. En apenas cinco horas, la Cámara de Diputados promovió un «juicio político» y el Senado se constituyó en «tribunal» para destituir al mandatario, acusado de mal desempeño en sus funciones por la masacre perpetrada durante una operación de desalojo de campesinos sin tierra.

Pero la situación de Paraguay en 2012 nada tiene que ver con la Argentina de hoy. Por eso la comparación es parcial y defectuosa, y sólo sirve para marcar las diferencias. Y también sirve para denunciar lo que intentan, pretenden y sueñan los poderes fácticos enceguecidos, dispuestos a todo y montados en el sentimiento de impunidad que les brinda la cobertura de los medios hegemónicos.

Por eso utilizan tantas palabras, máscaras, gestos y sobreactuaciones. Para encubrir lo inconfesable.

Máscaras que amplifican la voz

Muchas veces las palabras, lejos de expresar una realidad, la ocultan. Sirven como pantalla, como tapadera verbal de aquello que no se dice. Son un instrumento de la hipocresía. Forman parte del libreto de los actores que encarnan una puesta en escena, una ficción.

La palabra “personaje” deriva del vocablo latino “persona”, que se refiere a la máscara que usaban los actores de teatro. La máscara tenía una doble función, ya desde el teatro griego antiguo. Por un lado, ofrecía una mueca, una expresión de alegría, tristeza, miedo. Y por otro, actuaba como amplificador de la voz. En griego, máscara se dice “prospora”, que significa “delante de la cara”. Personaje se vincula a “per sona”, en el sentido de “para sonar”, “amplificar la voz”.

La anunciada mascarada de algunos fiscales encubre sus verdaderos rostros, los convierte en actores de una obra ficcional, con libreto de los poderes fácticos. Los oculta. Encubre a encubridores. Y al mismo tiempo amplifica sus voces, en el espacio público. La calle es el espacio de la política. Es el sitio donde manifiestan los que no tienen voz, ni visibilidad social, para hacer valer sus derechos vulnerados por los más poderosos.

Por eso la marcha es una mascarada, un carnaval, una puesta en escena, no sólo ficcional sino además falsa, hipócrita. Y aquí también, el origen de las palabras sirve para denunciar lo que las palabras ocultan. “Hipocresía” proviene del latín “hypocrisis” y esta del griego “hypokrisis”, que remiten a fingir y actuar. El vocablo griego está formado por “hypo” (por debajo) y “krinein” (“separar”, “decidir”, de donde deriva “crítica”). Es decir, es hipócrita no sólo el que finge y actúa, sino también el que critica por debajo, a escondidas, en forma encubierta.

“Esta marcha no es contra nadie”, dicen los fiscales enmascarados.

Los fiscales no necesitan amplificar su voz, como sí lo necesitan los sectores marginalizados.

Los fiscales tienen voz y trabajan en un ámbito en el que pueden y deben hacerse oír y tomar decisiones. La utilización mendaz del término “silencio” sirve como clave de decodificación del entramado de mentiras que esconde la movilización: donde dice “silencio” léase “voz atronadora, amplificada por los medios”; donde dice “independencia”, léase “dependencia de los poderes fácticos”; donde dice “república” léase “dictadura de las corporaciones”. Salir a manifestar junto a los opositores al gobierno nacional y los medios hegemónicos desnuda lo que intentan ocultar.

Los que deben impartir justicia, salen a exigir justicia en un gesto carnavalesco, del mundo del revés. Protestan contra sí mismos, parece. Hacen teatro, teatro del absurdo, para ser más precisos. Pero no hay que prejuzgar en este sentido. Acaso los fiscales utilicen la marcha para expresar públicamente una autocrítica. Tal vez exhiban carteles que digan “Mea culpa” o “Perdón”.

Pese a todo, la marcha tiene sus aspectos positivos, recuperables para la defensa de la democracia. Las máscaras ocultan pero a la vez destacan y denuncian lo que hay por debajo de ellas, lo que subyace.

Más allá de la convocatoria que pueda tener la puesta en escena de las corporaciones, los que defienden la democracia son más, representan una inmensa mayoría. Los que se manifiestan son apenas una pequeña parte de una corporación, una camarilla. Una minoría al servicio de los intereses de las minorías.

Seguramente, muchos hombres y mujeres de buena voluntad marcharán, sinceramente, sin ocultar nada, por la justicia y la verdad. Es parte de la confusión que crean los medios hegemónicos. Y es una pena que estos ciudadanos y ciudadanas deban manifestarse junto a muchos de los responsables de que no haya ni verdad ni justicia.

Los golpistas no pasarán. Pero de todos modos, de aquí a las elecciones la oposición lo intentará todo, insistirá, una y otra vez, sin descanso. Y aunque no logre su objetivo final destituyente, al menos intentará desgastar al gobierno con vistas a las próximas elecciones. La idea es reducir las posibilidades del candidato que resulte elegido para darle continuidad al proyecto que impulsa el gobierno nacional.

La mojiganga es un género teatral menor, apenas un bufo entremés entre los actos de la obra principal. Y la obra principal la protagonizan las grandes mayorías.

Artículo publicado en la edición 182 del semanario El Eslabón.

Más notas relacionadas
Más por Pablo Bilsky
  • El testigo

    El calor parecía aumentar en el local, lleno de ansiosos, humo y voces. Le dije que por es
  • Remontar el barrilete en esta tempestad

    Yo no sé, no. La tarde se ponía fresca y Pií entraba en calor dándole al serrucho. Tenía p
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
Más en Columnistas

4 Lectores

  1. Francisco Cervi

    16/02/2015 en 19:06

    Mensaje para Pablo Bilski: Interesante el articulo. Gracias por el uso de MI AUTORIA sin mención ni pedido de permiso.

    Responder

  2. Pablo

    17/02/2015 en 10:42

    Francisco Cervi: No tendría problemas en pedirte disculpas y reconocer tu autoría, pero por favor decime puntualmente a qué te referís. No utilicé ningún material de tu autoría para elaborar la nota. Por favor, con la mayor brevedad posible, fundamentá la acusación. Tu mensaje es una acusación sin fundamentos.Pablo Bilsky

    Responder

    • Juane Basso

      17/02/2015 en 11:16

      Creo que se refiere a la imagen utilizada (¿es así don Cervi?), que fue, como se señala en el pie de foto, levantada de las redes sociales. Incluso al final se especifica de qué red social se tomó. Siempre que podemos, en un caso como este (y en todos, te podés fijar en las otras notas) identificamos a quién pertenece la imagen (aún en casos como este, en que la imagen ya no respeta el diseño original sino que fue retocada).

      Responder

  3. germán geminale

    19/02/2015 en 4:21

    Me gustó tu artículo, Pablo, aunque disiento en que «Seguramente, muchos hombres y mujeres de buena voluntad marcharán, sinceramente, sin ocultar nada, por la justicia y la verdad.». Serán buenas personas y de buena voluntad pero marchan porque se identifican con la oposición al gobierno. Y tendrán su interés y su razón. Decir que es por una justicia y verdad pura es también parte de la misma hipocresía.

    Responder

Dejá un comentario

Sugerencia

Fuga en la Bolsa

El gobernador Pullaro pidió bajar retenciones al agro; recursos nacionales para infraestru