El senador de la derecha estadounidense, Marco Rubio (al micrófono) quiere crear una comisión investigadora del caso Nisman en su país. Foto: FBK.
El senador de la derecha estadounidense, Marco Rubio (al micrófono) quiere crear una comisión investigadora del caso Nisman en su país. Foto: FBK.

Existe una solidaridad profunda, una mutua conveniencia, y una sintonía de intereses entre los poderes fácticos de la Argentina y sectores de la derecha estadounidense. Los intentos de destruir los procesos posneoliberales de la región forman parte de una agenda compartida aquí y allá.

Todos los intentos destituyentes y los golpes de Estado perpetrados en la región contaron con distintos grados de participación –directa, indirecta, encubierta o alevosa– de EE.UU. La embestida destituyente que hoy padece la democracia argentina a partir de la muerte del fiscal Alberto Nisman no es una excepción. Tiene su correlato con pujas de poder en la política interna de los Estados Unidos y está siendo utilizada por sectores conservadores, la CIA y el Mossad, protagonistas excluyentes en la “investigación” de Nisman. Los poderes fácticos de la Argentina obran en sintonía con esos sectores de los EE.UU, se aprovechan de ese contexto, se nutren de él, y utilizan en forma oportunista tanto la coyuntura nacional como la internacional.

No se trata de una conspiración en el sentido más estricto. Pero resulta abrumadora la documentación que demuestra que existe una evidente sinergia, un encuentro de oportunismos que se potencian mutuamente, entre sectores corporativos de aquí y de allá. Es una simbiosis propia de la globalización.

Nuevos y viejos actores sociales y factores de poder intervinieron en los intentos de desestabilización y los golpes de Estado más recientes en la región. Las fuerzas armadas cedieron protagonismo a los poderes Judicial y Legislativo, con la ayuda fundamental de los medios hegemónicos. En Honduras se concretó un golpe en 2009. En Paraguay en 2012. Y en Brasil, los poderes fácticos que siguen intentando desestabilizar el gobierno de Dilma Rousseff, presionan para llegar al juicio político, por casos de corrupción. La corrupción es real, pero lo real, y hasta la verdad, pueden utilizarse como excusas a favor de intereses ocultos a los que no les importa la verdad más que como máscara para encubrir sus propias mentiras y actos de corrupción.

Para los poderes fácticos estadounidenses la embestida destituyente argentina resulta útil en varios frentes. Por un lado, en el frente externo, les permite volver a soñar con la reincorporación de la Argentina al patio trasero. En el contexto regional, la idea es destruir los procesos posneoliberales. Venezuela cumple el rol del Señor de las Tinieblas, los otros procesos (Bolivia, Ecuador, Argentina, por ejemplo) son los acólitos de esta sulfurosa corte infernal.

Además, en el frente interno estadounidense, reflotar la “amenaza iraní” les sirve para atacar el reciente acercamiento de Barack Obama con Irán, y la posible colaboración en el plan nuclear de la nación persa. Esta posibilidad viene siendo atacada con fruición por la derecha estadounidense y los servicios de inteligencia yanquis e israelíes. La furia del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, es proverbial. En reiteradas oportunidades prometió “hacer fracasar ese acuerdo malo y peligroso”.

La CIA y el Mossad encontraron en Nisman un aliado incondicional y un empleado fiel hasta la genuflexión. Mientras Obama intenta des-demonizar a Irán, estos factores de poder encuentran en la coyuntura argentina argumentos para re-demonizarlo. Las cartas que la Cancillería argentina envió a EE.UU. e Israel, en las que acusó a ambos países de involucrar a la Argentina en “operaciones políticas y de inteligencia” vinculadas con enfrentamientos históricos que resultan ajenos a la Argentina, denuncian esta maniobra.

Sobre este punto, es indispensable la lectura de los libros de Santiago O’Donnel Argenleaks (2010) y Politileaks (2014). En el primero de ellos, los cables secretos de la Embajada de EE.UU mencionan a Nisman por su nombre 43 veces. Su servilismo frente a los intereses imperiales roza lo patético. Los cables se pueden consultar en el sitio cablegatesearch.net, y fueron reconocidos como veraces por el gobierno de EE.UU.

La embajada yanqui y los servicios fueron jefes muy severos con Nisman. Se comportaron como patrones desdeñosos y crueles. Lo retaban sin piedad. Le demostraban desconfianza pese a los esfuerzos del fiscal por mostrarse servil. Le achacaron más de una vez su tendencia a “refritar” notas periodísticas e informes poco confiables para elaborar dictámenes y llevar adelante la “investigación”. Nisman se disculpó lastimosamente, en reiteradas oportunidades. Les prometió que sólo haría lo que ellos le mandaran hacer y nada más. Esto es: insistir sobre la pista iraní, descartar la pista siria y encubrir al encubridor Carlos Menem.

Para los poderes fácticos estadounidenses la embestida destituyente argentina resulta asimismo conveniente, útil y funcional, para atacar la apertura de Obama hacia Cuba, que forma parte del mismo eje del mal que incluye a Irán, Venezuela, y los procesos posneoliberales de América latina. Al igual que los de aquí, los poderes fácticos yanquis no reparan en sutilezas. La derecha estadounidense hace años que viene denunciando la “infiltración iraní” en América latina y el caso argentino les viene como anillo al dedo.

Esto no significa, en absoluto, que la política de Obama hacia Cuba y la región tenga “buenas intenciones”, ni que se aleje del consabido y agresivo paradigma imperial. Para nada. Significa que para los poderes fácticos más recalcitrantes, Obama no es lo suficientemente agresivo. Presionan al insólito premio Nobel de la Paz para que extienda y generalice, por ejemplo, su campaña de terror con aviones no tripulados: “La campaña terrorista más extrema de los tiempos modernos”, según Noam Chomsky.

Oportunismos aquí y allá

El portal estadounidense de investigación periodística Counterpunch (www.counterpunch.org) ofrece precisiones sobre esta solidaridad de oportunismos entre sectores de poder argentinos y estadounidenses. En la nota firmada por Máximo di Ricco, titulada “Argentinian Crisis, US Opportunism” (“Crisis argentina, oportunismo estadounidense”) se califica a Nisman como un “feroz defensor de la amenaza de Irán en el patio trasero de EE.UU” y se hace un bien documentado repaso de la utilización por parte de la derecha yanqui del embate destituyente que tiene lugar en la Argentina.

La nota da cuenta de la inconsistencia de la denuncia de Nisman, y menciona las pruebas irrefutables y documentadas de que el gobierno argentino jamás solicitó a Interpol el levantamiento de las alertas rojas, sino todo lo contrario.

“El interés de EE.UU. en los asuntos argentinos tiene mucho que ver con un clamor de larga data, que da cuenta de la amenaza iraní en el patio trasero. Y tiene que ver con la postura de la oposición interna contra las recientes decisiones de Obama en política exterior. La irresuelta muerte del fiscal Nisman permitió a los oponentes de Obama volver a poner el foco en las supuestas actividades terroristas de Irán en América Latina, especialmente en un momento en que la administración de EE.UU. se está acercando Teherán para lograr un acuerdo nuclear. Y también permitió a la oposición de Obama socavar su apertura hacia Cuba, a través del intento de desestabilizar a un gobierno políticamente cercano al bloque latinoamericano de izquierda”, señala la nota del portal estadounidense, que reafirma que la Argentina está padeciendo un embate destituyente.

“A raíz del acuerdo-iraní argentino en 2013, Nisman lanzó una acusación formal de 500 páginas, en la que pretendía exponer la infiltración iraní en el hemisferio y sus actividades terroristas. El informe, lleno de información suministrada por un partido de oposición iraní y agencias de inteligencia de EE.UU, fue muy criticado por la falta de fuentes confiables. Y expuso, en cambio, la controvertida figura de Alberto Nisman. De hecho, los cables de Wikileaks, publicados en 2010, exhibieron los lazos entre Nisman y representantes de la embajada de EE.UU. en Buenos Aires, con los que el fiscal compartía regularmente información sobre la investigación”, señala la nota.

“A pesar de que las evidencias presentadas por Nisman fueron desestimadas por inconsistentes, y a pesar de que el ex director de Interpol negó que haya existido una petición argentina para levantar las alertas rojas contra funcionarios iraníes, los ingredientes del drama argentino captaron la atención de los medios de comunicación estadounidenses. Personajes públicos y dirigentes políticos utilizaron este borroso caso en beneficio de intereses políticos internos”, explica la nota de Counterpunch.

“Pese a que la investigación (de la muerte de Nisman) viene avanzando con cautela, y que cada día surge nueva información sobre el caso, la mayoría de los medios internacionales y estadounidenses simplificaron el hecho en forma excesiva y se apresuraron a suponer la participación del gobierno argentino en la muerte del fiscal. La mayoría de las veces, lo han hecho incluso ignorando las rectificaciones que van apareciendo durante la investigación. Diarios conservadores estadounidenses abogaron para sancionar y aislar al gobierno argentino, mientras que otros medios dieron a entender, inmediatamente después de los acontecimientos, que era necesaria una investigación internacional independiente”, señala la nota del portal estadounidense.

La publicación señala que el senador republicano Jeff Duncan acusó sin ambages al gobierno argentino de la muerte del fiscal. Por su parte, el senador de Florida y probable candidato presidencial republicano para las elecciones de 2016, Marco Rubio, escribió una carta al Secretario de Estado, John Kerry, pidiéndole que impulse una investigación independiente. “Pero el objetivo principal de la carta de Rubio fue alertar al público sobre el peligro de la infiltración de Irán en la región”, advierte Di Ricco.

Rubio, presidente del subcomité de Relaciones Exteriores del Senado para el Hemisferio Occidental, “tiene como objetivo utilizar el caso de Nisman para frustrar el posible acuerdo nuclear con Irán”. El demócrata Bob Menéndez también se hizo eco de estos embates imperialistas, porque “siempre estuvo en contra del acercamiento de Obama a Cuba y el acuerdo nuclear iraní”, señala el portal estadounidense.

Los detalles, la documentación y las declaraciones públicas dejan al descubierto la evidente ligazón entre los poderes fácticos de aquí y de allá. Los fondos buitres, por ejemplo, que tienen empleados en la Argentina, son apenas la punta del iceberg, la expresión más evidente de una realidad a veces más difusa e inasible.

El golpismo y el imperialismo han costado mucha sangre y dolor en América latina. En este sentido, lo único nuevo bajo el sol son las particulares circunstancias políticas y sociales de cada época, que a su vez generan formas discursivas y operaciones diferentes, derivadas de esos nuevos contextos. Pero por encima de esas diferencias, los enemigos de la democracia y del desarrollo independiente de América latina son los mismos. Cambian los disfraces y las mentiras.

Artículo que integra el informe de tapa del semanario El Eslabón publicado este sábado.

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