De derecha a izquierda: Alicia Cámpora, quien declaró este jueves, Marisa Corelli y José María "Cholo" Budassi", quienes harán lo propio la próxima semana.
De derecha a izquierda: Alicia Cámpora, quien declaró este jueves; Marisa Corelli y José María «Cholo» Budassi», quienes harán lo propio la próxima semana.

Diecisiete testigos y sobrevivientes de diferentes centros clandestinos de detención y tormentos que funcionaron durante la última dictadura, declararon ante el Tribunal Oral Federal Nº 1 de Rosario. Denunciaron a los responsables de sus secuestros y torturas, y recordaron a sus familiares y amigos desaparecidos.

Dos intensas jornadas se vivieron en el marco del juicio que lleva adelante el Tribunal Oral Federal 1 (TOF1) de Rosario contra los represores de la causa conocida como Saint Amant II, en la que están acusados 14 imputados y se investigan los delitos cometidos contra 60 víctimas de cuatro ciudades del norte bonaerense (San Nicolás, Pergamino, San Pedro y Baradero). Sobrevivientes de diferentes centros clandestinos de detención (CCD), describieron cómo fueron detenidos y trasladados a distintas cárceles y unidades penales de la provincia de Buenos Aires. Familiares de desaparecidos relataron la búsqueda desesperada de madres, padres y hermanos por conseguir algún dato de sus seres queridos capturados por el terrorismo de Estado.

Miércoles 25 de febrero

El miércoles se escucharon los testimonios de nueve testigos, quienes declararon en el marco de uno de los 15 expedientes acumulados en el juicio, el de la causa Zuelgaray, en la que investigan las privaciones ilegítimas de la libertad de 12 personas.

Los jueces Otmar Paulucci, Ricardo Vásquez y José María Escobar Cello, escucharon testimonios de referentes sociales, culturales y políticos, de cierto reconocimiento público de la ciudad de San Nicolás, quienes fueron secuestradas los días previos al golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 y estuvieron detenidos algunos meses.

Los testigos fueron: Leopoldo Luppi, Mario Verandi, Omar Cortés, Jorge Hocama, Humberto, José y Mario D’imperio, Tomás Zuelgaray y Oscar Marchi (en ese momento presidente del Concejo deliberante de San Nicolás).
Uno de los testimonios que se escuchó ese día fue el de José D’Imperio. El testigo recordó que el 13 de marzo del 1976 fue privado de la libertad, detenido en su casa paterna junto con su hermano menor (Mario), y conducido a la Unidad Penal N°3 de San Nicolás.

“Durante toda mi detención en el penal, y aún al final, en ningún momento me dieron un motivo que justificara mi detención”, indicó D’Imperio. “Me detuvo personal del Ejército pero el transporte era de la policía de la provincia de Buenos Aires”, recordó, y mencionó como su captor “al subteniente Mosso, que por otro lado era amigo mío”. “Fui testigo del desconocimiento que tuvo con su novia, que era alumna mía”, añadió.

D’Imperio contó que compartió cautiverio con “muchísima gente muy conocida que fue detenida ese mismo dia. Verandi, por ejemplo, entró después de nosotros; Tomás Zuelgaray también. Lima entró el mismo día que nosotros”, agregó.

“En el Penal estábamos alojados en el pabellón de procesados. Yo estuve muy poco tiempo.
El único que me interrogó fue el teniente coronel Saint Amant en su despacho el día que me dieron la libertad”, relató D’Imperio.

“Me trasladaron al cuartel y nos recibió un suboficial –continuó el testigo–. Me miraba, circulaba alrededor mío, me hablaba de espaldas y decía mi apellido. Me dijo: «Usted tiene suerte porque toda la ciudad conoce su trabajo. Usted está al frente de la Asociación Cultural Rumbo y en el verano se lo ve diariamente en el Club de Regatas», y me interrogó acerca de los integrantes de la comisión directiva de Rumbo”.

Y prosiguió: “Ellos habían ido a reclamar por mi situación y sólo habían atendido a la escribana Glaria. Me preguntó por la orientación política de sus integrantes. Les dije que era gente muy reconocida. Después abrió una carpeta con programas del Teatro Estable Nicoleño, donde figuraba en ellos, y me preguntó la relación con algunos de sus integrantes, como por ejemplo Benito Urteaga. Aunque yo no los conocía, les dije que sí. Quiero entender que eso fue un poco para alertar al resto de población y crear una situación de terror, todo esto ocurrió anterior al golpe”, planteó D’Imperio.

Los testigos reforzaron uno a uno el carácter violento y autoritario con el que fueron secuestrados y arrebatados de sus domicilios o sus trabajos. “Nos llevan en horas de la madrugada, nos trasladan en una especie de coche celular al penal de San Nicolás”, indicó Mariano Verandi, otro de los ex detenidos que declaró esa jornada.
Verandi refirió que jamás les “explicaron la razón de la detención”. “Estábamos en un pabellón para presos políticos”.

El testigo señaló que un día fue el juez Milesi y le tomó una declaración “cuando ya hacía unos dos meses que estaba detenido”. “Me preguntó por qué estaba ahí y lo mismo le pregunté yo a él. Después de un tiempo llegó la orden de que estaba en libertad”, añadió.

Verandi explicó a los integrantes del TOF1 que conocía al juez federal “de cuando estudiaba” y que éste le confió que él le llevaba los expedientes a Saint Amant y éste decía a quién liberaba o quién seguía detenido

La causa de los estudiantes

La jornada siguiente, el jueves 26 de febrero, declararon ocho testigos –en su mayoría ex alumnos del Colegio Don Bosco de San Nicolás–, quienes aportaron valiosos datos para reconstruir otra de las investigaciones acumuladas en la causa. Los testimonios fueron brindados por Oscar Farayi, Antonia Del Río de Farayi, Edith y Alicia Cámpora, Jorge Montaldo, Juan Mamoli, Pablo Martínez, Guillermo Estalle.

Los primeros en declarar fueron Antonia del Río y Oscar Farayi, madre y hermano de Carlos, que al momento de su desaparición vivía en Buenos Aires y sobre quien no se tiene casi datos de su destino, y que había sido alumno del Don Bosco. Su madre contó cómo se enteró de su desaparición días después de haber hablado con él por teléfono, cuando viajó a la Capital Federal y encontró el departamento saqueado sin su hijo, de quien nunca supo más nada.
Tal como hizo su madre, Oscar relató el drama familiar y las presentaciones judiciales realizadas ante distintos estrados.

Al igual que otros testimonios que se escucharon durante la larga jornada, los relatos coincidieron en describir el cinismo del principal imputado de la causa, el teniente coronel (re) Manuel Fernando Saint Amant, quien fue varias veces entrevistado por los familiares de los detenidos que estaba bajo su poder, aunque éste les contestaba siempre con evasivas.

Por su parte, el testigo Pablo Martínez, realizó un muy pormenorizado relato de su secuestro y cautiverio. El testigo recordó que fue abordado en mayo de 1977 por sus captores en momentos en que se bajaba del colectivo para ir al terciario de San Nicolás donde estudiaba. Martínez refirió que de ahí fue “llevado a un centro clandestino de detención” donde se encontró con su ex compañero del Don Bosco, Gerardo Cámpora, con quien se conocía
“desde la primaria”.

El ex preso político contó que en el marco de su detención en el centro clandestino, Gerardo le dice que lo habían sacado de la colimba, que estaba haciendo en la base aeronáutica El Palomar. En ese sitio los detenidos son torturados.

El testigo indicó que de ese lugar son trasladados, siempre vendados, junto a Cámpora y otras tres personas más, a quienes dejan en lo que cree es una comisaría. A él y a Gerardo los bajan en la Unidad Penal 3 de San Nicolás. En la UP3 se entera que se lo llevaron a Gerardo pero que “no se supo donde”.

Por su parte, Martínez de ahí es nuevamente trasladado a otro centro clandestino de detención (CCD), que ubicó camino a Villa Constitución, donde se encuentra con otro ex compañero del Don Bosco, José María Budassi. Pablo denunció que en ese nuevo CCD fue salvajemente torturado.

Luego el sobreviviente relató un episodio en el que él y Budassi fueron llevados “a un descampado” donde los obligan a subir a un auto que es “escoltado” por sus captores hasta un operativo militar en la ruta. Según rememoró Martínez, los militares les piden identificación, los hacen bajar, les abren el auto, donde casualmente había panfletos de la organización Montoneros y armas. Los uniformados los detienen y los llevan a la comisaría de Junín.

Martínez contó que en Junín se encuentra con más compañeros, como Alicia Cámpora, Marisa Corelli o Gustavo de Cara.

El testigo describió a los jueces el largo recorrido que aún le quedaba antes de ser liberado. De Junín, el ex preso político fue llevado de nuevo a la UP3 de San Nicolás, donde estuvo un par de meses hasta que los trasladaron a Devoto. Después a La Plata, de ahí a Sierra Chica y a La Plata otra vez, de donde sale en diciembre de 1982.

También declaró Guillermo Estalle, otro ex alumno del Don Bosco, quien fue detenido a mediados de 1977, y luego de ser soltado lo vuelven a apresar en abril del 78, oportunidad en la que lo llevan a la UP3. Las dos veces lo detienen en el trabajo. Los testimonios de los testigos sobrevivientes que declararon, coincidieron en varios puntos, sobre todo en que en determinado momento se encontraron en la UP3.

Estalle declaró que en los interrogatorios les preguntaban por sacerdotes, profesores y ex estudiantes del Don Bosco, y recordó por la apertura que había tenido el colegio a determinadas corrientes de pensamiento asociadas a la “opción por los pobres” de la Iglesia, aunque también mencionó a algunos sectores del mismo colegio que se encontraban en las antípodas y sobre los que dejó planteadas sus sospechas sobre su relación con los militares.

Estalle recordó que comenzó su militancia en el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y que después se pasó a la Juventud Trabajadora Peronista (JTP).

La familia Cámpora

Entre los más duros testimonios que se brindaron ese jueves, se ubican los de la familia Cámpora de San Nicolás. De cinco hermanos, en un momento la única que no estaba en manos del terrorismo de Estado era Edith, de 13 años. La familia fue prácticamente diezmada por la dictadura: Luis asesinado por los militares, Gerardo desaparecido, Ana María detenida, al igual que Alicia, quien apenas tenía 16.

Edith y Alicia declararon el jueves. El testimonio de Alicia estuvo en línea con el de los otros dos ex presos políticos, y en diferentes pasajes tuvo puntos de contacto con estos.

El relato de la testigo –quien en la actualidad es docente en Rosario y delegada gremial en el sindicato Amsafé– fue seguido con atención por los presentes en la sala de audiencias.

Alicia declaró cómo fue su detención, el 21 de junio. Contó que a los pocos días de su secuestro se entera de la versión que había hecho circular el Ejército sobre su hermano Gerardo, de que “habría desertado de la colimba”.

Alicia estuvo un año y medio presa. Fue llevada a la comisaría de Junín y luego a la UP3 de San Nicolás. Allí, hizo un alto en su relato para describir la inmensa soledad que sintió con esa edad, asilada, en una celda.

La testigo refirió que, entre otras personas detenidas, estuvo con Marisa Corelli, con quien fue luego trasladada a Devoto. De allí, Alicia salió a fines de 1978.

Entre los testimonios de la familia Cámpora también se escuchó el de Edith, la más chica de los hermanos, que si bien –a diferencia de Alicia y Ana María– no estuvo detenida, con sus apenas 13 años fue testigo de la tragedia vivida en su casa, y de la búsqueda desesperada iniciada por su madre Alicia y su padre Luis.

Edith aportó varios datos del contexto en el que ocurrieron los hechos, recordó cómo fue impactando cada detención de sus hermanas, cada dato de sus hermanos –Gerardo desaparecido y luego Luis asesinado junto a su mujer Noemí Ponce en junio del ‘78–.La testigo, también recordó cómo su casa sirvió como espacio de encuentro, convocado por su madre, para que familiares de otros detenidos se reúnan y compartan datos de sus búsquedas, de las presentaciones judiciales.

En esa misma dirección declaró Jorge Montaldo, uno de los primos de los Cámpora, quien también aportó su relato para reconstruir ese contexto que vivieron las familias de los detenidos desaparecidos.

De la causa

En el juicio oral del proceso denominado “Saint Amant II” convergen 15 expedientes con casos de lesa humanidad de las localidades de San Nicolás, Baradero, San Pedro y Pergamino.

El principal imputado es el ex jefe del Área Militar 132, teniente coronel (re) Manuel Fernando Saint Amant, quien ya fue condenado a prisión perpetua en 2012, también por violación a los derechos humanos durante la última dictadura.

Además, están acusados Edgardo Mastrandrea, Juan Antonio Benvenutto, Antonio Bossié, Daniel Quintana, Julio Almada, Luis Alberto Sinigaglia, Juan Alberto González, Miguel Ángel Lucero y Roberto Guerrina.

La nómina de los imputados se completa con Norberto Ferrero, Clementino Rojas, Carlos Rocca, Guillermo Adrover y Arnaldo Nasiff Bolmeni.

En el proceso se investigan los delitos de privación ilegítima de la libertad, amenazas, tormentos y homicidio. La semana que viene, el juicio continuará con más testimonios del expediente “Martínez”, en el que se investigan las detenciones ilegales y desapariciones de alumnos del Colegio Don Bosco de San Nicolás, enrolados entonces en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES).

Artículo publicado este sábado en el Diario de los juicios Rosario, suplemento del semanario El Eslabón.

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Un comentario

  1. ANA LIA

    28/02/2015 en 20:39

    Gracias Cholo!!! Fuerzas!!! Tu entereza, tu convicción y tu paciencia ( la de muchos más obvio) nos acerca a la JUSTICIA.

    Responder

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