Foro internacional

La dialéctica entre adentro y el afuera, entre la sala y la plaza, caracterizó los tres días de debates. Y la síntesis fue la calle. Toda una definición ideológica, pero además performativa, con el cuerpo, y más allá de las palabras.

La derecha miente, simplifica, elude el debate. Apela siempre al engaño. Su herramienta principal es la manipulación a través de los medios que controla. Y esto implica una clara caracterización de la ciudadanía, una definición ideológica siempre oculta: el desprecio y la subestimación, que son programáticos. Sin debate de ideas no hay política, ni democracia. Es el cuchillo destituyente agazapado bajo el poncho

Los tres días de intensos debates en el marco del Foro Internacional por la Emancipación y la Igualdad organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación dejaron mucho más que palabras, definiciones, relatos y manifiestos.

El mayor aporte fue el debate mismo. La centralidad de la política. La recuperación de la palabra como fundamento, como argumentación que respeta al otro, que lo llama, lo interpela sin despreciarlo y lo invita a participar.

El foro mostró la necesidad de profundizar la práctica del debate como acción. La palabra-acción fue la protagonista. El aspecto preformativo de la palabra fue el gran fundamento de todos los fundamentos.

La recuperación de una retórica transparente, que no enmascara desde qué lugar se dice lo que se dice, y que se erige en práctica social significante y constituyente, fue otro de los aportes de los debates.

La dialéctica entre el teatro y la plaza, entre el adentro y el afuera, caracterizó el encuentro que cerró este sábado en Buenos Aires. Y la síntesis fue el afuera, la plaza, el ágora, la calle. Allí está, más allá de las palabras y definiciones del “Manifiesto de Buenos Aires por la Emancipación y la Igualdad” que se dio a conocer en el cierre, allí está la gran definición programática de las fuerzas nacionales y populares que confluyeron durante tres días en un encuentro con pocos antecedentes en el país.

El hecho mismo de debatir ideas con fundamento fue un aporte contra los embates de la derecha golpista en la región. Por eso los medios al servicio del neoliberalismo intentaron ocultar la existencia del foro, ningunearlo, negarlo. Pero sucedió y las actividades se pueden ver en el sitio www.cultura.gob.ar.

Los aportes que se ofrecieron en el marco del foro funcionan, entre otras cosas, como un eficaz antídoto contra el bla-blá sin fundamentos de los medios al servicio de los poderes fácticos. A través de los debates que se dieron en el foro, la ciudadanía tiene la posibilidad de reflexionar, sopesar, comparar, contrastar ideas y fundamentos. Con vistas a las elecciones, es una actividad indispensable.

Por ejemplo, la ciudadanía puede poner en la balanza, por un lado, los fundamentos que ofrecen Jorge Lanata, Joaquín Morales Solá, Nelson Castro y Carlos Pagni; y por otro lado, en el otro platillo de la balanza, los fundamentos que ofrecieron Piedad Córdoba, Álvaro García Linera o Noam Chomsky, por sólo nombrar algunos de los participantes del foro que cerró este sábado.

La ciudadanía puede así comparar, confrontar, reflexionar y luego decidir, con libertad, sin presiones, más allá del miedo y el aturdimiento que caracterizan las maniobras de manipulación. Esto es una necesidad.

Es enorme la cantidad de gente que está ávida de escuchar palabras y argumentaciones con fundamentos. Quedó demostrado con el discurso de casi cuatro horas de la presidenta Cristina Fernández ante la Asamblea Legislativa, seguido por miles de personas. Y volvió a quedar demostrado durante el Foro por la Emancipación y la Igualdad, que ofreció decenas de horas de exposiciones que fueron seguidas por miles de personas en actitud de debate, de escucha activa, comprometida y participante.

Hay una relación dialéctica significante entre plaza y palacio, teatro y calle, el adentro y el afuera. El neoliberalismo levanta barreras entre estos dos espacios, alimenta el hiato, excluye. Los pueblos y los gobiernos populares, en cambio, tienden puentes, relacionan, construyen vínculos, incluyen.

“Damos la lucha hoy y siempre por esas dos palabras que le dan nombre: emancipación e igualdad. Estamos hoy y estaremos siempre con las democracias y pueblos de América latina”, dijo en el acto de cierre, que tuvo lugar en la calle, en un escenario montado sobre avenida Córdoba, el secretario de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional del Ministerio de Cultura de la Nación, Ricardo Forster. Y lo dijo a los gritos. A esa altura estaba claro que el entusiasmo militante, los gritos y la calle se sobrepusieron a las formalidades y los límites de las cuatro paredes del coqueto teatro Cervantes.

Los lugares, los espacios, son siempre significantes y portan una aguda carga ideológica. El foro se desbordó a sí mismo y esto también puede pensarse como parte del “Manifiesto de Buenos Aires por la Emancipación y la Igualdad”.

La manifestación y el manifiesto

El “Manifiesto de Buenos Aires por la Emancipación y la Igualdad” dejó sentado por escrito el “compromiso público y mundial con las luchas sociales y políticas que en este momento anida la humanidad en aras de construir un destino mejor para nuestros pueblos”.

“Estamos viviendo una época histórica en la que se cruzan experiencias políticas que iniciaron en los últimos años una profunda revisión crítica de la hegemonía neoliberal”, señala el documento que hace referencia además al “aire fresco de renovación, aquí y allá, que intenta recuperar las tradiciones emancipatorias e igualitaristas, abriendo líneas de diálogo entre las dos márgenes del Atlántico”.

En el manifiesto se afirma la reivindicación de la política y los partidos políticos, sindicatos, poderes comunales y otras organizaciones populares, sociales y ciudadanas de cada país y de cada región, como el ámbito y los canales primordiales que fundan una democracia participativa universal, única garantía para la expresión cabal y representativa de los derechos y la voluntad de miles de millones de ciudadanos anónimos.

El texto incluye asimismo un enérgico repudio de los intentos destituyentes por parte de los países poderosos, asociados a empresas multinacionales y a grandes medios de comunicación, que cotidianamente horadan la legitimidad tanto de los gobiernos populares y progresistas de América latina como de los nuevos movimientos políticos y gobiernos transformadores que proponen el cambio social en Europa.

Y propone establecer límites eficaces frente al poder infinito del capital financiero, los fondos buitres y las instituciones de crédito dominadas por las grandes potencias, a través de mecanismos multilaterales de negociación que respeten las soberanías nacionales, expresen la igualdad de posibilidades de los pueblos y garanticen tratos justos, igualitarios y sustentables que no provoquen el ahogo presupuestario y la consecuente exclusión social de millones de personas.

La frase final del texto señala “Teatro Nacional Cervantes, Buenos Aires, 14 de marzo de 2015”. Pero bien podría decir: Teatro Nacional Cervantes, plaza Lavalle, avenida Córdoba, la calle, Buenos Aires, 14 de marzo de 2015”.

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