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Los recicladores informales se niegan a la entrega de sus equinos reclamada por el municipio en el marco del Programa Andando, que pretende erradicar en 8 meses la tracción animal. La opinión de organizaciones socioambientales, animalistas y de cartoneros. 

Desde que la Municipalidad lanzó el programa Andando, cuyo propósito es eliminar la tracción animal -ofreciendo a cada cartonero una bicicleta a cambio del equino- se reavivó una polémica de larga data que casualmente se vuelve a instalar en el fragor de un año electoral. Además de ser resistida por la totalidad de los trabajadores informales de la ciudad, la iniciativa oficial es duramente criticada por organizaciones ecologistas que destacan el rol fundamental que juegan los carreros en el recupero de residuos reciclables. También una organización animalista que contempla lo social, expresó la necesidad de frenar el programa al no estar precisado con transparencia el destino de los caballos, ni el futuro laboral de los carreros.

El problema es complejo y viene de lejos. Por un lado, la defensa superlativa de los animales, los prejuicios y la estigmatización de la pobreza, y la estrategia electoral del oficialismo local para conjugar esos tres aspectos, siempre atentos al voto conservador. Por el otro, el trabajo informal del que viven más de 3 mil familias, y que cumplen un rol fundamental en el acopio y reciclaje de residuos, del que la Municipalidad poco se ocupa. Desde el anuncio de Fein hasta la semana pasada, hubo mesas de diálogo en el Concejo, protestas organizadas y movilizaciones espontáneas.

En todos los casos los carreros obtuvieron la misma respuesta negativa a revertir, modificar o suspender el programa, por parte de todas las áreas involucradas: Medio Ambiente, la Subsecretaría de Economía Solidaria y la Secretaría de Control y Convivencia Ciudadana. En el apuro de implementar en ocho meses un programa que tenía previsto llevarse a cabo en cuatro años, la gestión socialista se enreda una vez más entre el discurso propagandístico (Rosario más linda, Rosario más limpia), y la práctica de políticas antipopulares y excluyentes.

“Cuando nos cansemos se va a sentir el dolor del carrero”

“Esto es un juego político, ¡vayan a los archivos! porque cada vez que vienen épocas de elecciones se saca el tema del carro y el caballo, pero no se saca el tema de la pobreza, de los pibes que están mangueando en los semáforos”, protestó Mónica Crespo de la Cooperativa de Trabajo Cartoneros Unidos, que nuclea a unas 400 familias de Empalme Graneros, Rucci, Nuevo Alberdi, La Antenita, Quinta Luciani y Ludueña, entre otros barrios de la ciudad.

“Siempre ponen al animalito y sacan al ser humano. Tenemos que dejar de ser hipócritas y la sociedad tiene que preguntarse qué está pasando y por qué hay tanta pobreza. Nosotros no queremos chocar con la sociedad pero queremos que se reconozca el trabajo del cartonero y que se reconozca que estamos ayudando al municipio al reciclar tanta cantidad de basura y que reconozcan también cuánta plata se ahorran”, sentenció Mónica en diálogo.

“La Municipalidad tiene que ayudar al cartonero para que haya lugares de acopio y trabajos dignos, y que se les reconozca la actividad que ejercen”, reclamó la cooperativista.

Al ser consultada por el destino de los caballos en el caso de que se implemente el programa, Mónica fue contundente: “No van a poder hacer nada porque al caballo no lo va a entregar nadie. Ellos quieren ser bondadosos con el bolsillo del pobre, dicen que se van a donar los caballos a instituciones, pero ¡que donen ellos a las instituciones y que no le saquen al carrero lo único que tiene! Estamos hablando de más de 3 mil familias que viven de esto”, repuso.

Sobre el cuidado de los animales, Mónica contó que es uno de los puntos en los que acuerdan con Control Urbano y la Municipalidad y es “que el animal esté en condiciones y no sea maltratado. Las reglas del juego como propusieron ellos, se cumplen. Como cooperativa hacemos nosotros los controles y cuando la Municipalidad nos pidió hace unos meses que llevemos al menos 10 caballos para hacer un control, nosotros mandamos 25 al Bosque de los Constituyentes, de los cuales todos estaban en perfecto estado”, ejemplificó la carrera.

“Maltrato hay, como en todos los trabajos, porque siempre hay personas que no se comportan, y por supuesto que estamos en contra; pero no se puede meter a todos en la misma bolsa”, protestó.

“Dicen que somos los violentos, los negros de mierda, pero sólo somos el eslabón más pobre de la cadena. Nosotros estamos en alerta y en asamblea permanente. Somos pacíficos y apostamos a la charla, pero cuando nos cansemos se va a sentir el dolor del carrero. Si ellos quieren eso, lo van a conseguir”.

Mirada socioambiental: Una gestión de residuos que integre a los cartoneros

El 90 por ciento del presupuesto destinado a la higiene urbana se destina a las tres empresas de recolección de residuos domiciliarios, de las cuales dos son privadas, Limpar y Lime, y la restante (Sumar) que es del Estado municipal. Según cifras aportadas por el coordinador del área de Residuos de la ONG Taller Ecologista, Mirko Moskat, las empresas privadas reciben 713 millones de pesos y Sumar percibe un subsidio de 120. Estas empresas, por día, hacen un acopio de 800 toneladas de residuos domiciliarios que son llevados al relleno sanitario de Ricardone. “Como parte de este sistema formal, hay modalidades de residuos diferenciados, o sea reciclables, como el programa Separe, pero sólo funciona como un servicio adicional y acopia cinco toneladas por día, lo cual es muy poco”, detalló Moskat, y cuestionó que la política del Estado municipal sea la de “recolectar, acumular y enterrar”, en lugar de articular con los recuperadores informales en un sistema de reciclaje de residuos: “Basta comparar los 8 millones de pesos que se destinó al programa Andando de los 1100 millones del presupuesto destinado al área”.

En este sentido, Mirko consideró que es necesario “construir otro modelo de gestión de residuos que integre a los cartoneros, que mejore sus condiciones de vida y que potencie la separación y recuperación de residuos”.

“Los recuperadores informales son el actor principal en el reciclaje de los residuos, y a la vez el eslabón más débil, porque hacen una gran tarea de acopio, pero ni siquiera está reconocida con números oficiales”, por eso, “es necesario incorporar a los cartoneros al sistema formal para potenciar el reciclaje”, insistió el integrante de la ONG socioambiental.

Mirada animalista: De la tracción animal a la tracción humana

En 2010, el Concejo Municipal aprobó la ordenanza 8.726 para la erradicación progresiva de la tracción a sangre y la misma contemplaba un plazo de cuatro años para su aplicación. Hasta fines de febrero de 2015, cuando la intendenta Mónica Fein anunció la implementación del programa Andando, no se hizo absolutamente nada.

“Aunque la ordenanza está bien planteada, sabemos que hay una realidad social que no es fácil de cambiar, porque también es cultural y hay una situación de pobreza muy fuerte y no se puede cambiar en un año, mucho menos en el plazo irrisorio que plantea la Municipalidad de acá a octubre”, comentó Muriel Pérez, integrante de Plataforma Animalista de Rosario (PAR)

“Las opciones que dan, y esto lo dicen los propios recicladores, es humillante. La entrega de una bicicleta no es una opción superadora”, acusó la activista, y añadió: “De este modo pensamos que estaríamos cambiando tracción a sangre animal por tracción a sangre humana, y no estamos para nada de acuerdo”, sentenció Muriel Pérez.

“En el censo de 2012 había 1800 equinos, la cantidad hoy seguramente es mayor, pero al día de hoy no hay una cifra segura, o sea que el municipio ni siquiera sabe sobre qué está trabajando”. En este sentido, Muriel Pérez señaló que “el programa no especifica a dónde van los caballos y eso para nosotros es sumamente importante. Hablamos con la Secretaría de Medio Ambiente y nos dijeron que la mitad van a ir a una granja provincial y otros al corralón municipal. Personalmente yo he estado ahí con la gente de Control Urbano y tiene una capacidad para 100 equinos.

Bajo ningún concepto van a poder estar en buenas condiciones los animales. Los caballos van a requerir muchos cuidados que son muy costosos y la Municipalidad se va a tener que ocupar de alimentarlos y mantenerlos, eso implicaría una inversión de millones”, conjeturó la activista, quien además puso como ejemplo la experiencia de una ONG de Córdoba que lleva adelante –con el apoyo de una fundación suiza– un santuario de equinos recuperados de tracción a sangre. “Sabemos de primera mano que cuesta mil dólares anuales por animal, si está sano.

Aritméticamente es imposible en un año ubicar a dos mil, tres mil caballos en lugares donde se garantice que vayan a estar bien”.

Otra preocupación que manifestaron desde la Plataforma Animalista es el mercado de carne de caballo. “Hay por lo menos tres grandes frigorificos de carne de caballo en el país, y muchos frigoríficos clandestinos en el interior de las provincias”.

Al respecto, la integrante de la ONG aseguró que “como animalistas, necesitamos frenar este programa porque si van a empezar a sacar caballos, no tenemos claro a dónde van a ir a parar. Desde la Municipalidad no tratan este tema con transparencia y nosotros tenemos mucho miedo sobre esto”, comentó la activista.

Por otra parte, la militante animalista consideró que “es entendible que hoy los caballos de los carreros no tengan, por ejemplo, una alimentación adecuada, porque los recicladores no tienen acceso a una calidad de vida que les permita darle a los caballos los cuidados necesarios”, evaluó. “He visto casos de caballos que se enferman o tienen accidentes en la calle, y los carreros que tienen estima y un vínculo con el animal se desesperan porque no pueden pagar un veterinario que es carisimo”, concluyó Muriel Pérez.

Fuente: El Eslabón.

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