Edwars y Piñera. Ilovechile.
Edwars y Piñera. Ilovechile.

El diario El Mercurio de Chile no sólo colaboró con el derrocamiento del presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973, tal como hicieron los medios hegemónicos de todo el continente con relación a todos los golpes de Estado que se perpetraron en la región y las dictaduras genocidas que instalaron. No. El diario El Mercurio de Chile, propiedad de Agustín Edwards, hizo mucho, pero mucho más que eso.

Ese medio, aún hoy, sigue defendiendo la derecha más retrógrada, y continúa reivindicando el pinochetismo y la política económica que impuso a sangre y fuego, que en buena medida sigue vigente en Chile. Pero su historia con el golpismo y las conspiraciones antipopulares y antiobreras es mucho más larga.

El caso El Mercurio, sobre el cual existe una copiosa bibliografía –libros, informes, investigaciones periodísticas y académicas y archivos desclasificados por la CIA–, es paradigmático con relación a la pata civil, empresarial, y más específicamente mediática, que fue fundamental en todos los golpe de Estado perpetrados en el continente durante los siglos XX y XXI.

Edwards no sólo preparó el clima y apoyó el golpe urdido entre el ejército, la CIA, y empresarios tanto chilenos como estadounidenses. Edwards viajó a Estados Unidos antes de que Salvador Allende asumiera. Edwards estaba más apurado que la propia CIA para dar el golpe. Y antes que eso, intentó impedir el triunfo de Allende, y luego intentó que no asumiera la presidencia tras su triunfo en las urnas.

El documental “El diario de Agustín”, realizado por estudiantes de la Universidad de Chile, es esclarecedor sobre la conspiración que encabezó ese diario contra la democracia.

Por eso, la decisión del Tribunal de Ética y Disciplina del Regional Metropolitano del Colegio de Periodistas (TRED) de expulsar a Edwards es un histórico acto de justicia por el que vienen luchando organismos de derechos humanos y ex presos políticos y familiares de víctimas de la feroz dictadura pinochetista que se instaló en 1973 y asoló el país trasandino hasta 1990.

Según informó Télam, el propietario y ex director del diario santiaguino El Mercurio, Agustín Edwards, fue expulsado del Colegio de Periodistas de Chile a partir de un juicio iniciado en noviembre de 2014 por su rol de colaborador de la CIA, agencia estadounidense de la que recibió fondos y con la que impulsó acciones de prensa para derrocar al presidente Salvador Allende en 1973.

“El Tribunal de Ética y Disciplina del Regional Metropolitano del Colegio de Periodistas (TRED) informa a la ciudadanía su decisión de sancionar con la expulsión de la Orden al colegiado Agustín Edwards Eastman, al término del juicio en que fue hallado culpable de vulnerar disposiciones del Código de Ética Periodística”, dice la resolución de la entidad, citada por el portal El Mostrador, que titula la nota «El fin de un intocable», informó Télam.

El proceso contra Edwards comenzó el 15 de noviembre de 2014 por una denuncia presentada por el Consejo Nacional del Colegio de Periodistas de Chile, sustentada en documentos secretos desclasificados en Estados Unidos, en los que aparece colaborando en operaciones de la CIA y obteniendo fondos de la administración del presidente Richard Nixon para «contribuir a socavar la democracia (y) facilitar el golpe de Estado contra Allende».

Durante el proceso también «fueron entrevistados víctimas de la represión por parte de organismos del Estado, quienes coincidieron en sus testimonios reprobando el rol que tuvo el acusado».

La decisión fue calificada de «histórica» por la presidenta del gremio profesional, Javiera Olivares, una de las personas patrocinantes de la medida. Hasta ahora, El Mercurio no emitió comentarios sobre la resolución.

La denuncia que dio origen a esta decisión se funda, entre otros testimonios, en los antecedentes que reveló un informe del Senado de Estados Unidos, el célebre informe Church, así como los libros del historiador Peter Kornbluh, que sitúan a Edwards como uno de los impulsores del golpe de Estado, así como un actor favorecido por la CIA, que habría apoyado con casi dos millones de dólares a El Mercurio durante el gobierno de Allende.

Edwards, de 87 años, fue notificado del fallo condenatorio unánime por intermedio del abogado Miguel Schweitzer Walters, designado por él como su representante, y dispone de 10 días para recurrir ante el Tribunal Nacional de Ética y Disciplina del Colegio de Periodistas (Trined). Si rehusara apelar, la sentencia quedará a firme y será eliminado de los registros de la entidad.

Para el investigador estadounidense Kornbluh, Edwards fue «el colaborador más importante, según la CIA, para crear las condiciones para un golpe de estado en Chile». El académico dirige la sección Chile del National Security Archive y es autor de diversos libros en los que se reproducen documentos relativos al rol de Estados Unidos en el golpe de Estado chileno. En 2003, su investigación The Pinochet File fue elegido por Los Ángeles Times como el «libro del año». De acuerdo a dicho libro, inmediatamente después del estrecho triunfo de Allende, «Edwards comenzó a hacer lobby con los oficiales estadounidenses en Santiago, con el fin de que iniciaran una acción militar».

La SIP y su apoyo a todos los golpes genocidas del continente

La patronal Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) siempre se muestra muy crítica con los gobiernos posneoliberales que hoy se desarrollan en América latina. Lo hace en nombre de una supuesta “libertad de prensa” que en realidad no es más que una excusa para defender sus privilegios y la “libertad de empresa” que pregona el dogma neoliberal.

Esta institución patronal todavía sigue dando letra a la derecha argentina, y los diarios argentinos Clarín y La Nación presentan a esta institución como defensora de la libertad de expresión. La SIP también fue un actor fundamental para dar el golpe contra Allende y sostener la dictadura genocida de Pinochet.

Según investigaciones del Senado de Estados Unidos, el llamado Comité de los 40 (uno de los nódulos de la conspiración golpista) autorizó a la CIA a una operación secreta de propaganda el 14 de septiembre de 1970 con el fin de derrocar a Allende.
Menos de una semana después, la SIP emitió en Washington un comunicado que denunciaba las amenazas a la “libertad de prensa en Chile por los comunistas y sus aliados marxistas».

Edwards, por entonces dueño de El Mercurio y vicepresidente de la SIP, en 1970 llegó a reunirse con Richard Helms, director de la CIA. El periodista chileno Hernán Uribe señala que “la CIA manejó la gran prensa local y a los afiliados de la SIP. El Mercurio recibió millones de dólares para librar una campaña mediática de descrédito contra el gobierno de Allende”.

La SIP se fundó en 1950, en Nueva York. Jules Dubois y Joshua Powers, ambos agentes de la CIA, junto a Tom Wallace, agente del Departamento de Estado, son sus fundadores. La institución nace con una clara impronta macartista, antipopular, y antigremial, servil a los intereses imperiales y enemiga de todos los procesos de liberación de América latina.

Los documentos de la CIA desclasificados en 2009 en los que se ofrece un detallado informe del apoyo de la SIP a todos los golpes de Estado y las dictaduras genocidas que asolaron el continente.

Por ejemplo, los documentos de la CIA “Nº 135875, 12 November 1953 y Nº 913376, 16 February 1954” ofrecen detalles contundentes de la actuación de la SIP en el derrocamiento del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz, ocurrido en 1954, en el marco del plan de desinformación continental del imperio para sostener los golpes y las dictaduras que se sucedieron luego de esa fecha.

En 1955, la SIP apoyó el golpe de Estado contra Juan Perón, tras haber realizado una intensa campaña contra su gobierno. “Los congresos internacionales de editores no son otra cosa que reuniones ‘sui generis’ de directorio o de empleados que van a esas centrales a recibir instrucciones. El Pueblo les ha llamado con propiedad ‘la voz del amo’ o ‘los diarios encadenados’”, aseguró Perón en su libro Los vendepatrias. Pruebas de una traición, que escribió poco después del golpe de septiembre de 1955, y en el que denunció el papel jugado por la SIP.

Fuente: El Eslabón.

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