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Los cerca de 200 mil sufragios que no fueron contabilizados en el escrutinio provisorio de las Paso santafesinas impiden, una semana después de las elecciones, conocer con exactitud cuál fue la fuerza más votada y los candidatos individuales con mayor acompañamiento electoral. De todos modos, los 103 mil votos en blanco, los 58 mil anulados y los correspondientes a las fuerzas que no superaron el piso legal del 1,5 por ciento del padrón para participar en los comicios generales del 14 de junio, más los de aquellos precandidatos que perdieron sus internas, constituyen un atractivo paquete de 446 mil votantes que los postulantes con mayores chances buscarán atraer en los próximos 60 días para alzarse con un triunfo en junio.

La indefinición del resultado de las Paso –de la que se da cuenta en otra página– y el medio millón de votos sin dueño perfilan un final abierto para las elecciones generales del 14 de junio, cuando en Santa Fe se elija gobernador, senadores, diputados, intendentes, concejales y juntas comunales.

Mucho más aún cuando las diferencias que arroja el escrutinio provisorio son tan exiguas entre fuerzas políticas y candidatos individuales.

De hecho, el escrutinio definitivo –que es el que posee valor legal a los fines de oficializar las candidaturas para las elecciones generales– puede ofrecer un resultado distinto al que la población conoció el domingo o el lunes a la madrugada a través de los medios de comunicación y de la web oficial de las elecciones. De ser así, titánica será la tarea para convencer a la opinión pública de que lo que se instaló como idea definitiva el domingo no representa la realidad, sino un espejismo producto de la desprolijidad del conteo de votos.

Provisorio

Según el escrutinio provisorio, en la categoría gobernador el precandidato del PRO, Miguel Del Sel, consiguió 481.278. En segundo lugar quedó el postulante del Frente Progresista, Miguel Lifschitz, con 335.808 sufragios a favor, y en el tercero el del Frente Justicialista para la Victoria, Omar Perotti, quien cosechó en las urnas 327.126 adhesiones.

Analizado por partido, el Frente Progresista –que además postuló al radical Mario Barletta y consiguió 139.977 votos– también obtuvo el segundo lugar, pero quedó sólo a 5 mil sufragios de diferencia del PRO. Dato que, cuando se conozca el resultado del escrutinio definitivo, podría modificarse atento a que falta contabilizar más de 200 mil votos de 807 mesas que no fueron incorporadas al conteo provisorio.

Lo mismo ocurre si se analiza el desempeño de los candidatos de forma individual. El segundo lugar de Lifschitz con los mencionados 335.808 votos podría trocar a un tercer puesto, atento a que Perotti obtuvo apenas 8 mil sufragios menos que el socialista.

Sin propietarios

Independientemente del resultado que el escrutinio definitivo arroje de las primarias abiertas, los tres candidatos más votados para la gobernación provincial tienen el desafío de conquistar una parte de los casi 500 mil votos que tras las Paso quedaron huérfanos.

Por la experiencia que dejaron anteriores elecciones primarias, los únicos votos que tienen dueño son los que cada postulante consiguió per se. Y tal vez ni esos. Los demás, aun los de otros precandidatos de sus propias fuerzas, son como las hojas para el Flaco Spinetta: del viento. Que el dios Eolo sople en dirección a casa es el cometido que deben procurar los candidatos y sus equipos de campaña.

El radical Mario Barletta planteó con claridad esa cuestión. Afirmó que no sabe “qué va a hacer” su electorado en las generales de junio porque “no soy el dueño de los votos”. Mucho menos, claro, de la escurridiza voluntad de los votantes.

De todos modos, envió un mensaje decepcionante a su contendiente Miguel Lifschitz: “Ni siquiera con el ciento por ciento de los sufragios que sumaron los dos candidatos del Frente Progresista alcanza para ganar”.

Un somero repaso de los números que dejaron las Paso permite advertir la existencia de 446 mil votos sin propietarios. Los sufragios en blanco treparon a 103 mil, mientras que los anulados fueron –en números redondos- 58 mil.

Además, existen 13 mil votos que fueron a la precandidatura del ex piquetero Raúl Castells, 23 mil a la de Alejandro Cacho Parlante (Frente Social y Popular) y 25 mil que eligieron al Negro Omar Palma (Frente de la Cultura, la Educación y el Trabajo) como opción en las Paso, pero en ningún caso superaron el piso del 1,5 por ciento del padrón necesario para quedar habilitados a participar de las elecciones generales.

Los 35 mil votos que obtuvo el precandidato a gobernador del Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT), Octavio Crivaro, quedan en suspenso hasta que se conozca el resultado del escrutinio definitivo. Ese monto le resulta insuficiente para acceder a las elecciones generales, pero en el conteo definitivo tal vez pueda superar la barrera de los 40 mil.

Entre las voluntades electorales sobre las que los candidatos deberán dirigir sus esfuerzos también hay que contar la de los 139 mil votantes de Barletta, quien ya aclaró que no es propietario de los sufragios, por lo cual no podrá inclinarlos en la dirección que desee, si es que desea alguna.

Y, por último, también quedan en juego para el 14 de junio los 52 votos de la magra cosecha que levantó el sembrador de la semilla del cambio, Eduardo Buzzi. Su bajo rinde en las urnas lo relegó ante el otro precandidato del Frente Renovador, Oscar Cachi Martínez, quien será el postulante del massismo en las generales.

Hilando fino

Que los que votaron el blanco pueden volver a hacerlo es un planteo aceptable, mas no una verdad inmodificable. En las Paso del domingo 19 el guarismo fue del 6 por ciento, mientras que en las generales de 2011 el voto en blanco sólo alcanzó al 2,30 por ciento. No es lo mismo seleccionar los precandidatos de cada fuerza entre una turbamulta de ofertas que elegir a quien va a gobernar la provincia por los próximos cuatro años.

En cuanto a los votos de las fuerzas que no alcanzaron atravesar el umbral que permite participar de las generales, se pueden tejer algunas especulaciones.
Los 25 mil votantes del Negro Palma, que fue precandidato de la fuerza política urdida por el secretario general del sindicato de Recolectores de Residuos, Marcelo Pipi Andrada, pueden catalogarse como “peronistas”, de perfil ortodoxo. Perotti y Del Sel tienen trabajo que hacer allí.

Los sufragios conseguidos por Cacho Parlante, uno de los precandidatos de la izquierda, pueden tener un cariz progresista pero gorila. Tarea para Lifschitz.
Los votantes de Buzzi buscarán ser retenidos, en primer lugar, por su contrincante en la interna, Cachi Martínez. Si bien compartieron el espacio político liderado por Sergio Massa, no parece ser el mismo electorado el que se volcó por uno o por otro.

Buzzi ganó en los departamentos chacareros del sur provincial y se impuso por escaso margen en Rosario. Martínez se quedó con la victoria en los departamentos del centro-norte y obtuvo la diferencia que lo convirtió en el ganador de la interna en la ciudad de Santa Fe, de donde es oriundo.

El perfil de voto antiK del electorado de Buzzi puede encontrar en la ola amarilla del ex Midachi un techo donde guarecerse con cierta comodidad, aunque también puede desgranarse algún sufragio al Frente Progresista. Menos probable es que sea Perotti el destinatario del apoyo de ese electorado.

Los más apetecibles sufragios que consiguió Barletta, 139 mil, abren una incógnita. En teoría esos electores serían seguidores del Frente Progresista, donde abreva la UCR en calidad de socio menor. Pero el sector radical que encabeza Barletta confronta, desde hace cuatro años, con la fracción mayoritaria de la coalición liderada por el socialismo y seguida por otros radicales. Esas diferencias entre los dirigentes, ¿se trasladarán a los votantes?

Barletta, además, envió a los convencionales que le responde a la reunión partidaria de Gualeguaychú en la que la conducción nacional resolvió aliarse con el PRO con miras a las elecciones presidenciales. Sin embargo, la clara distinción que aparece en el electorado entre los comicios locales en relación con los nacionales hace difícil pensar en una transferencia masiva de votos hacia Del Sel, que igual lo intentará.

También Perotti buscará la atracción del electorado barlettiano mediante una polarización con el PRO. La cercanía de las elecciones generales de junio con las presidenciales puede colaborar en la construcción de ese escenario, favorable al candidato del Frente Justicialista para la Victoria.

Dos o tres

Un dato clave en la resolución de las elecciones generales será si la campaña mantiene una cierta paridad de tres tercios o se polariza entre dos opciones.

Al ser el más votado en las primarias, el ex Midachi constituye uno de esos polos. Que el electorado se parte en tres no es una alternativa desdeñable para él, teniendo en cuenta que primerió en las primarias. Pero tampoco le asegura nada. Del Sel mejoró la perfomance que tuvo en las Paso de 2011 –cuando se presentó por primera vez a elecciones–. En aquella oportunidad cosechó 235 mil adhesiones, pero en las generales recibió buena parte de los votos que en las primarias habían ido a los justicialistas Perotti y Rafael Bielsa, que entonces perdieron la interna con Agustín Rossi. Sin embargo, el candidato del PRO obtuvo el domingo 19 de abril 135 mil votos menos que los que alcanzó en las generales de 2011, cuando perdió por un pelito contra Bonfatti.

Para Lifschitz y Perotti, en cambio, el negocio electoral parece pasar, justamente, por lograr una confrontación de dos con el candidato del PRO, que no tiene la ruta limpia de escollos hacia la Casa Gris. De cada diez votos Del Sel consiguió tres en las Paso, lo cual no le garantiza un escenario apacible de cara a junio.
En las primarias del domingo pasado Perotti recibió 327 mil adhesiones, que constituyen 120 mil votos más que los que tuvo en las Paso de 2011 cuando contendió con Rossi y Bielsa. Una base que le permite al rafaelino encarar las elecciones generales de junio mejor posicionado.

Sin el resultado del escrutinio definitivo, los candidatos tienen, igualmente, las cartas echadas. Y cuentan con sesenta días para afinar sus campañas con el objetivo de convencer a los descreídos y arrimar a sus propuestas a quienes se inclinaron por opciones que quedaron el camino.

Fuente: El Eslabón.

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