Hamlet

De Shakespeare a Lacan, pasando por Pappo, el problema del ser define la existencia humana y, sobre todo, su laberíntico misterio. Pero quizás no sea necesario bucear en esas profundidades para evitar que a uno le vendan gato por libre a la hora de votar. Es suficiente con no comerse el amague.

Hamlet, que acuñó para siempre la imagen de la duda existencial que define el misterio de lo humano, se preguntaba, entre otros muchos interrogantes, si ser o no ser. Más de tres siglos después, Pappo afirmó que el ser está más allá de lo exterior, la cáscara y las apariencias.

Pero se necesita mucha menos sabiduría para no dejarse engañar y tener una idea, al menos una guía, a la hora de votar.

En el caso específico del PRO, se puede pensar en una hipotética guía básica para el votante que, cual Hamlet ante la calavera, duda si elegir o no a los candidatos del partido de Mauricio Macri y Miguel del Sel.

La guía debería contener unos pocos ítems, sencillos pero decisivos.

Por ejemplo, debería describir quién es quién dentro del PRO, quiénes componen sus famosos equipos técnicos. Y de dónde vienen. Son datos indispensables para poder imaginar, al menos, hacia dónde van, más allá de donde ellos dicen que van, claro.

Otros ítems de esa imaginaria guía para el votante deberían definir con claridad, por ejemplo, el valor de la moneda argentina con relación al dólar (¿devaluar o no devaluar?, esa es la cuestión, se preguntaría Hamlet), el lugar y la concepción del Estado en la sociedad y la economía (y al servicio de qué sectores e intereses va a actuar), el reparto de la riqueza (¿seguís acaso planteando, bellacos, la infame teoría del derrame?, preguntaría el personaje de Shakespeare), y el lugar de la Argentina en el mundo (¿relaciones carnales?, ¿con o sin forro, eh?, se preguntaría un Hamlet ya más entonado).

La modesta guía imaginaria puede parecer una simplificación que se niega a ver los matices. Es cierto. No hay nada más hermoso, más estimulante y más luminoso que los matices, los infinitos y sutiles matices de la existencia humana.

No hay nada más bello que la sutileza. Nada más inteligente, a la hora del análisis, que la mirada crítica que sospecha de toda generalización automática, de todo mecanicismo, y duda, y matiza, e indaga, sin descanso, en busca de la belleza y la profundidad del análisis. Lo cierto y lo bello están indisolublemente unidos, enseñaron los antiguos griegos.

En este sentido, el laberinto es uno de los mitos más representativos de la vida: la existencia es un misterio, una lucha por la verdad del ser, por la plenitud del ser, por su esencia inasible. La existencia es la búsqueda de un sentido que siempre nos resulta esquivo. Sobre todo, esquivo a la simbolización, al lenguaje, como bien enseñó Jacques Lacan: lo real se le escapa siempre al lenguaje.

Pero los que gustan transitar, cual Teseo en busca del Minotauro, los entresijos más sutiles matizados y bellos del pensamiento que simboliza el laberinto, se encontrarán por estos días con un problema.

Hay malas noticias para ellos. En la Argentina y en el mundo.

La situación social y política actual, la correlación de fuerzas realmente existente, deja poco o ningún espacio para las sutilezas, al menos a la hora de votar, y sobre todo para las grandes mayorías.

Por más que nos gusten, no hay sutilezas analíticas al alcance que resulten operativas. Muy especialmente para analizar al PRO, su ideología, su verdadera cara, con relación a los intereses concretos de los sectores menos favorecidos, socialmente más débiles y más expuestos a las consecuencias del esquema de distribución de la riqueza que defienden los poderes fácticos: los asalariados, los jubilados y pensionados, los marginados, los excluidos, las pymes, las cooperativas, y buena parte de los sectores medios. La lista es desordenada e incompleta, y sólo pretende ser un ejemplo.

Lo que se necesita saber es para quiénes va a gobernar el PRO, al servicio de qué intereses van a actuar sus muy sobados equipos técnicos.

No hay nada más tosco, burdo y ramplón que las dicotomías. Qué cosa más fea. Pero hay momentos en la historia en que las cosas se ponen así de fuleras. Muchas veces, por un entendible apego a la belleza sutil, el análisis político inventa complejidades donde no las hay, para huir de la fealdad y la necedad.

Es comprensible, entre otras cosas, porque hace que el trabajo del analista sea más estimulante, menos árido, más enriquecedor. Pero, otra vez, sobre este punto también tenemos malas noticias: no siempre se puede.

En el caso del PRO, no es necesario dilucidar la esencia inmutable de su ser, ni su esencia. Ni describir cada uno de las moléculas que lo componen. Es suficiente con hacer memoria, y desoír los cantos de sirena. Es suficiente con no comerse el amague. Y distinguir, por un lado, la autoimagen que el PRO proyecta a la sociedad, lo que dice que es, de lo que es en verdad, a partir de su historia, de su gestión, de sus integrantes y su ideología, por el otro.

Es suficiente con distinguir la máscara publicitaria, la autopercepción propagandística del PRO, con lo que el PRO significa en términos concretos, políticos e ideológicos. No es necesario matar al Minotauro para conocer al neoliberalismo.

No es necesario acudir al hilo de Ariadna para encontrar la verdad oculta tras los eslóganes engañosos. No hay que ser sabio para desactivar los burdos eufemismos de la propaganda política. En la historia argentina se han dado golpes de Estado en nombre de la democracia y la libertad, por sólo mencionar un doloroso ejemplo. En la Argentina se prometió una “revolución productiva” para luego hacer exactamente lo contrario. La distancia entre las palabras y las cosas está clara desde hace rato.

Yo que soy un hombre desprolijo,

no tengo conflictos con mi ser,

porque en la apariencia no me fijo,

piensan que así no puedo ser.

La canción de Pappo Sucio y desprolijo pone las cosas en claro. Pappo no tenía conflictos con su ser. El PRO sí los tiene. El PRO niega su ser. Lo esconde tras las apariencias.

Nota publicada en la edición 195 del periódico el eslabón

Más notas relacionadas
Más por Pablo Bilsky
  • ¿De qué se cansó “la gente”?

    En medio de una hecatombe social, Malena Galmarini lanzó una piedra en aguas peronistas de
  • Frentes y Franjas, pujas y alianzas

    Tras la nueva disputa electoral con resultados similares a los de años anteriores, en el m
  • La vergüenza

    Vergüenza es robar y no llevar nada a la casa. A los 9 años tenía una amiga. Yo la amaba,
Más en Columnistas

Un comentario

  1. Carlos Daniel Garcia

    25/05/2015 en 12:53

    Excelente el artículo, y me gustaría comentar lo que mi padre siempre decia: «el oro y el poder no te transforman:te delatan» por lo que ese ser que esconden tras las apariencias cuando posean algunos de estos componentes saldrán a la luz, sino puden disfrutar de este video de un programa de Anita Martinez donde se cuestionaba en el, las aberrantes declaraciones de Del Sel sobre la asignación Universal por hijo.
    https://www.youtube.com/watch?v=LyzUD-x0owg
    Y luego parece que una promesa de poder la hizo candidata del PRO
    Desde ya Muchas Gracias

    Responder

Dejá un comentario

Sugerencia

En Diputados no hubo quorum para tratar el presupuesto de las universidades

Unión por la Patria había pedido una sesión especial para tratar el tema junto con la rest