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Una gran multitud acompañó el reclamo contra los femicidios y la violencia de género. En Rosario, convergieron organizaciones con vasta trayectoria y nuevos –y nuevas– actores, sumados a la lucha por la igualdad y resignificación de los discursos dominantes.

Principales títulos del semanario El Eslabón

Charla de Caccopardo y Wainfeld
Oficio terrestre y desafiado
Cómo revalorizar los testimonios y ponerse a resguardo tanto de la mala onda constante como de la “banalidad del bien”, fueron cuestiones abordadas en una jornada de reflexión por el Día del Periodista.

Registros del alma futbolera
Relatos son amores
Desde Sonidos de Rosario, Adolfo el Corcho Corts convocó a quien quiera a grabar su propia versión de goles especiales, alojados entre los mejores recuerdos, logrando un variado abanico de emociones.

Uniforme de campaña
El llegada de Gendarmería a las principales ciudades de la provincia de Santa Fe, un pedido de buena parte de la dirigencia política, no le está resultando a costo cero al socialismo.

Saturno swing
Aguas Tónicas, la banda local de psicodelia pesada, acaba de publicar su cuarto material de estudio por Discos del Saladillo, editorial que autogestionan desde hace más de cuatro años.

El Mono Pepe
Roberto Retamoso presenta su flamante novela “Las Aguas Cárdenas”, que se presenta como un doble homenaje a la juventud de los setenta y a la actual, a partir de José, un personaje de aquellos agitados años.

Editorial de El Eslabón 197
Las malas palabras
Venimos a las puteadas. La semana pasada estampamos en la tapa un sonoro “pelotudo”, palabra ya reivindicada debidamente por un verdadero grande como el Negro Roberto Fontanarrosa. Ahora, en el afán por enfatizar, por convocar la atención en medio de tanto bombardeo de mensajes, vamos con otra “mala palabra” en letra de molde.

Tras mucho más que cien años de soledad, el repudio a la violencia contra la mujer y los femicidios –por lo que pelearon decenas de organizaciones defensoras de la igualdad de género–, se volvió masivo. Se instaló como nunca en la agenda ciudadana y, ahora, se propone sacudir hasta los cimientos la estructura cultural de nuestra sociedad patriarcal. Por eso, una gran emoción embargó el pasado miércoles a referentes históricas de esta lucha. El impacto se puede dimensionar si se recuerda, por ejemplo, la escasa convocatoria que tuvo cuatro años atrás en Rosario la denominada Marcha de las Putas, una convocatoria internacional que nació en Canadá, cuando un policía dijo en una conferencia que las mujeres deberían evitar “vestirse como putas” si no querían ser víctimas de violencia sexual. Esa es la resignificación de la palabra “putas” que reivindicamos para esta portada de El Eslabón, no sólo para hacer el merecido reconocimiento a ese pequeño grupo de mujeres que pusieron el cuerpo en aquella concentración -cuando ni famosos ni medios de comunicación masivos se habían sumado a exigir ni una menos-, sino para también homenajear a todas las que persistieron en el reclamo y jamás bajaron los brazos en esa batalla. Y porque creemos que esta pelea, como todas las que libra el pueblo argentino, tiene una historia detrás que la explica. Y vaya si sabe este pueblo de resignificaciones, si supo transmutar el sentido de palabras como chusma, cabecita negra o subversivo.

El femicidio de Chiara Páez en Rufino fue una gota que rebalsó el vaso. Un hecho conmovedor que provocó la indignación popular sobre el cual se proyectó una largamente esperada discusión sobre la violencia contra la mujer. El femicidio aparece como el producto final de una sociedad que –con los importantes avances conquistados en los últimos tiempos– está lejos de remover su estructura patriarcal, una relación de poder que algunos se niegan a reconocer. Tal es el espíritu de la ONG Red de Familias, que aparece como el extremo de una lógica reaccionaria que late en buena parte de los argentinos.

Pero en términos simbólicos, y mal que le pese a muchos ultraconservadores, toda la discusión desatada a raíz de la convocatoria a la marcha “Ni una menos” es un avance, aunque la tarea requiera mucho por delante. Bienvenido entonces el debate en ruedas de café, rondas de amigos, instituciones, recintos legislativos, mesas domingueras, medios de comunicación y redes sociales. Se trata de otra lucha sin tregua por la igualdad de derechos.

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