Tres patas

Cualquiera sea el resultado de las elecciones generales en la provincia, Santa Fe tendrá un nuevo polígono de fuerzas. ¿Cuánto de novedoso tendrá el mapa partidario así configurado? ¿Cuántas piezas moverán los dos millones y medio de votantes con su decisión? Si la foto es la del jueves, último día de campaña, y contando los vectores mayoritarios, la figura geométrica será un triángulo donde a partir del lunes, el Frente Progresista Cívico y Social, el Frente Justicialista para la Victoria y el PRO, tratarán de compartir, construir y equilibrar la estructura política santafesina. Además, ¿en cuánto de esa ingeniería participará la izquierda que llega con expectativas en alza?

Polarización y alianzas fueron palabras muy escuchadas, sin olvidar, obvio, el caballo del comisario con el que todos llegaron a la contienda: la promesa de encarnar el cambio. Entre los conceptos más escamoteados se podrían anotar: fundamento ideológico y construcción de poder, ya que las propuestas electorales fueron presentadas más en sintonía con el deseo.

A esto hay que agregar el zigzagueo y la reconfiguración de identidades partidarias, algunas de alto voltaje. Más aún, hasta último momento hubo candidaturas sacrificadas para volcar votos y evitar el triunfo de un opositor, lo que se dice, un cuchillo entre los dientes.
Mientras transcurra el día de las elecciones, con su aire de día familiar y acting de democracia, todos esos elementos irán fraguando. Irán precipitando en la configuración del mapa político santafesino para los próximos cuatro años, que a nivel nacional no es el primero en formarse, pero sí uno de los más observados.

El eslabón indagó el tema junto a Juan José Giani, docente de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) y director del Centro de Estudio de Pensamiento Argentino, y con la licenciada en Ciencias Políticas y también profesora de la UNR. Alicia Acquarone. Ambos coinciden en la emergencia de un voto de centro derecha que colecta voluntades afines alojadas en los amplios pliegues de los partidos mayoritarios.

Tres que son cuatro

Para Giani, aparece una nueva realidad política en la provincia, con “tres coaliciones con cuatro fuerzas diferentes” que alojan a peronistas kirchneristas, socialistas, radicales y al PRO. “En mi opinión el nuevo mapa ya alumbró en el 2011 cuando el PRO recoge el voto conservador tradicional y el de los peronistas que no aceptaban a Agustín Rossi; esto en un punto fue lo inesperado, ahí ya había un mapa diferente que se cristalizó, no sabemos con qué final, pero más allá de quien gane, en términos de diseño electoral quedarán integradas tres coaliciones con cuatro fuerzas”, explicó.

¿Cómo será el interior de estas coaliciones? Según Giani, el Frente Justicialista para la Victoria se aprecia “mucho más kirchnerizado, sin los sectores más reticentes; y el frente socialista radical con algunos interrogantes sobre su devenir”, especuló. En cuanto al PRO, la tensión pasará por demostrar que puede superar la categoría de “expectativa” con la que seduce al electorado.

Claro que esta configuración no nació de un soplo en el vidrio, porque la política es un tanto más compleja que hacer botellas, aunque a veces da la sensación de que hay ensayos de probeta.

“Si uno ve en perspectiva histórica, Santa Fe tuvo dos modificaciones sustanciales en su geografía electoral, por una parte la irrupción del socialismo en el 2007, con una construcción que se consolidó proyectando su fuerza local, en Rosario, hacia Santa Fe”, explicó. Y anotó un dato a observar, el socialismo, columna vertebral del Frente que integra, es un partido nacional que gobierna una provincia. “Es un caso único en el país”, aseguró.

“La segunda novedad se da en el 2011, con la elección de Miguel Del Sel, con varias fuentes de alimentación. En la provincia siempre fue muy importante el Partido Demócrata Progresista (PDP), un voto liberal de centro derecha y el otro componente fue el peronismo antikirchnerista”, comentó. Y aquí también anotó un dato relevante, un peronismo que es crítico del kirchnerismo pero que no apareció ejerciendo esa función durante el menemismo. ¿Y cómo y qué habrán generado esos anticuerpos en los años 90? Es la pregunta que queda flotando.

Ambos antecedentes, 2007 y 2011, paridos en el desgajamiento de fuerzas tradicionales y en el emerger de expectativas, fueron prefigurando, para Giani, lo que hoy aparece como una nueva realidad política.

Los horizontes posibles

Según Giani, si gana el PRO, se mueven todas las piezas, siempre una novedad política produce ese efecto. “¿Cómo se centrifuga ese escenario? Se dará una política de captación de peronistas y de radicales. Habría que ver si la alianza socialista y radical en la provincia no queda averiada”. Pero si los vientos le son adversos y pierde como en el 2011, “el PRO no tendrá un panorama claro porque deberá superar el desafío de haber crecido a partir de anunciar expectativas. No es un partido histórico, esto no quiere decir que se desinfle de manera instantánea”, describió.

¿Qué sucedería en su visión si el ganador resultara Miguel Lisfchitz? “La alianza con el radicalismo continuaría por supervivencia”. ¿Y si el ganador resulta Omar Perotti? “Mucho del peronismo oportunista que apoya a Del Sel, volvería al redil”, especuló Giani. Y dijo que el resultado de las elecciones, con tres fuerzas directrices configurando el mapa político, puede poner énfasis “que no son irrelevantes”.

Hablando de relevancias, una circunstancia elocuente es que el Frente Progresista Cívico y Social va a la elección nacional con boleta corta, no lleva candidatos a presidente. Para el director del Centro de Estudio de Pensamiento Argentino, esto se lee como una estrategia para preservar dicha alianza a nivel provincial. Pero este iceberg tiene fondo: “si uno lo mira en términos finos, es una debilidad política una fuerza provincial que no puede llevar un candidato a presidente, habrán especulado que en este momento, eso sería el mal menor”, consideró.

Cambiar de rango

Para Giani, el hecho de que el PRO mantiene una expectativa presidenciable, generaría un polo de atracción en el nuevo mapa y el radicalismo va a estar en primera línea. Claro que si no llegara a concretarse, tanto a nivel nacional como provincial, deberá demostrar que puede crecer en base a algo más que enunciar expectativas y de los factores de poder. “Ganando es más fácil demostrar esto”, dijo Giani y marcó una diferencia profunda con los partidos políticos históricos, capaces de sobreponerse a las derrotas. “Una fuerza nueva no se sobrepone fácil, un ejemplo es el Frepaso que no sobrevivió al debacle de la Alianza”, recordó.

“Las fuerzas políticas se configuran a través de la historia, tradiciones, culturas, no es un producto de probeta, eso no quiere decir que no se puedan crear cosas nuevas, de ahí a que perduren no hay muchos casos en la Argentina, la única novedad que perduró fue el peronismo, en 1946, como fenómeno de masas, algo muy potente”, argumentó. Y a modo de ejemplo, citó el emerger de la Unión de Centro Democrático (UCEDE) en 1982, que se diluyó capturado por el menemismo.
La colectora

“Podemos vislumbrar un hecho nuevo en la política, es la aparición de un partido conservador, que si tiene fuerza para mantenerse más allá de lo electoral, con representación nacional, hará que los partidos mayoritarios se desprendan de su ala de derecha”, acunó la profesora Alicia Acquarone. Y fundamentó la envergadura que tendría ese hecho: una posibilidad para que partidos policlasistas como peronismo y radicalismo, puedan redefinirse y disputarse el espacio del progresismo. “Que vuelvan a sus orígenes”, sintetizó.

Pero la depuración también beneficiaría a la izquierda. “Le permitiría articularse y ser más concreta a la hora de pensar no sólo en el largo plazo, como siempre lo hacen, sino en el mediano y en la coyuntura”, señaló Acquarone.
En su opinión, en estas elecciones generales, en Santa Fe “las agrupaciones de izquierda pueden dar un salto, ojalá suceda por lo menos en los cuerpos colegiados, así podrían demostrar que también pueden ser eficaces en la creación de políticas concretas”, explicó. Aunque le asignó una tarea pendiente que también incluye al resto del arco ideológico.

“Hay prácticas de la vieja política que también la izquierda tiene que abandonar, que también sufre los egos de los candidatos eternos, tienen que dejar pasar a las nuevas generaciones que vienen con otras cabezas, con prácticas políticas diferentes”, enfatizó. Y como botón de muestra y un vuelo anticipatorio, dijo que “Carlos del Frade (Frente Social y Popular) puede llegar y sería un aporte sustantivo en la Cámara Baja, porque si bien un solo diputado de izquierda no puede hacer mucho, puede informar, abrir esa caja de Pandora que es el Legislativo provincial, del que nunca se sabe nada”.

Para que toda la situación descripta suceda, deberá consolidarse su concepto de colectora de los votos de centro derecha. ¿En qué consiste? “Hasta los años 80, la derecha no necesitó constituirse como partido porque manejaba los dos partidos mayoritarios y además, en el caso de que se les fueran de la mano, estaban los golpes de Estado”, arrancó Acquarone. Y dijo que hoy, las fuerzas conservadoras, a las que se cuidó mucho de diferenciar del liberalismo, están en condiciones de articular un partido al que confluirían los votos de quienes compartan la ideología. En su opinión, la madre de las novedades.

“Ojalá en Argentina hubiera existido un partido liberal, porque habríamos gozado de los beneficios del capitalismo, acá se construyó un capitalismo con una clase conservadora, que es más rentista que capitalista”, explicó.

En su opinión, si el PRO logra articular ese espacio a nivel nacional, será un beneficio tanto para las fuerzas progresistas como para las conservadoras, ya que no están dadas las condiciones para hacerlo de otro modo. “Hoy en día para generar un nuevo Carlos Menem hay que trabajar mucho, lo que sucedió con Sergio Massa es un ejemplo, las fuerzas fácticas que impulsan esta ideología son poderosas en lo económico, pero en lo político no existen”, consideró.

La colectora provincial

Para Acquarone, sin anestesia, la provincia de Santa Fe, salvo excepciones, “tuvo lo peor de cada uno de los partidos, lo menos representativo. Por ejemplo, el peronismo dejó mucho que desear a pesar de lo cual, sus sectores juveniles lo están refrescando, aunque con un pie sobre la cabeza, que les hace difícil discutir un partido distinto. Si se abre esa colectora, se sacan el pie de encima”, especuló.

También hubo evaluación para el radicalismo, “que está destruido; y esta colectora también lo liberaría de los distintos dirigentes y agrupamientos que se fueron del partido”. Siguiendo con el análisis, Acquarone consideró que el socialismo, que en las últimas tres décadas creció en la provincia, tiene una particularidad que le opera en contra desde adentro, “el juego cerrado que hoy justamente muestra, lo conflictivo que resultó manejarse de esa forma ya que un partido conservador, lo puede jaquear en las elecciones”, explicó. Y acotó que la conformación de un Frente, en su momento fue una salida inteligente, “pero hoy obtura la política en Santa Fe porque está en plena crisis”.

Según la docente de la UNR, a nivel provincial, el nuevo espacio incluiría refundar el radicalismo, abrir la mirada del socialismo y hacer resurgir de sus cenizas al justicialismo sin la pata más de derecha que siempre lo caracterizó en Santa Fe.

“Santa fe está más complicada que el nivel nacional, pero si se da lo que supongo, puede ayudar: esto es, la formación de un partido conservador que dispute hacia adentro del sistema democrático, que se comprometa con sus leyes y que juegue sus fichas, si logran la mayoría, habrá que aceptarlo”, analizó.

Según Acquarone, en la medida que avance la colectora, hay que redefinir espacios. “Ahí van a poder surgir nuevamente las discusiones ideológicas, las que presumieron hacer desaparecer haciendo creer que es posible una democracia sin partidos políticos”. Allí quizás se encuentre la clave. Por lo pronto, se podría abrir un nuevo capítulo para la reflexión. ¿Habrá conciencia plena de que al votar se está repartiendo y adjudicando poder? El nuevo mapa político lo dirá.

Guiños e ideas

Para el profesor de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Juan Giani, en las elecciones generales de la provincia, se expresan de modo tajante, dos modos de entenderla política. “Una dimensión racional y programática, como la que expresan Omar Perotti (Frente Justicialista para la Victoria) y Miguel Lifschitz (Frente Progresista Cívico y Social) y una modalidad simbólica afectiva, por parte de Miguel Del Sel (PRO).

El objetivo de máxima sería ensamblar ambas modalidades. “Un ejemplo de esto fue Perón, que tenía una dimensión racional y programática, un proyecto de país, un discurso que transmitía ideas, pero también la capacidad de interpelar el sentimiento popular con sus dichos y guiños”, comentó. Y dijo que no son muchos los ungidos con el óleo de Samuel, capaces de articular estas dos dimensiones como el líder del peronismo que fue figura central en la política del siglo XX.

“Un político tiene que trabajar los dos registros, el racional programático y el afectivo simbólico”, resumió. Y agregó que otro ejemplo fue Néstor Kirchner, que a pesar de un discurso con consignas y de sólo media hora, tenía una gran capacidad de llegada.

Un párrafo aparte, es la ventaja que tienen los cómicos a la hora de habilitar canales de llegada a la gente. “La comicidad tiene un vínculo privilegiado para interpelar la conciencia social, genera simpatía en forma natural más allá si es buen o mal cómico, porque desacartona los vínculos en forma inmediata. En Córdoba y por el kircherismo, también se postula un cómico, Cacho Buenaventura. Como se ve, no es sólo un recurso de la derecha”, acotó.

Fuente: El Eslabón.

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