Miss Bolivia en acción. Foto: Federico Tartufoli
Miss Bolivia en acción. Foto: Federico Tartufoli

La psicóloga Paz Ferreyra dejó todo para ser Miss Bolivia, donde aborda, desprejuiciada, estética y política barrial, rapeando a base de cumbia, hip hop y electrónica. “Puedo mover el culo pero la consigna es que tiene que haber mensaje”, asegura.

Tan distintos, Loca, Alta Yama, Bien warrior y Rap para las Madres, son parte de la artillería de Miss Bolivia; la solista que combina la cultura popular, la diversidad, el compromiso político y los sonidos virtuales.

Hace nueve años que Paz Ferreyra, que hoy pisa los cuarenta, va al frente con su música. Según confiesa, dejó de lado su trabajo de psicóloga y sus clases en la UBA y, más atrás, su trabajo de productora de TV.

Tomate el palo, el tema que grabó junto a Leo García se metió en la alta rotación de las radios, la TV y las redes sociales, y hasta la colaron de prepo en la campaña del PRO en la provincia de Córdoba, sin pedir permiso, algo que hizo calentar a la cantante (ver recuadro).

En diálogo con el eslabón y antes de presentarse en Rosario en la Fiesta Plop, este sábado en el Teatro Vorterix, Miss Bolivia admite estar ante una vorágine de contrataciones y shows: “Si no toco no se come ni se paga la renta”, admite.

Aún así quiere meter un freno de mano que le permita seguir haciendo temas. «Tengo poquititito más de espalda y necesito descansar. En agosto me voy de vacaciones a México, algo que nunca hice. Siempre voy de gira y ahora me propuse descansar, hacer un parate, necesito meterme para adentro para seguir componiendo. Me cuesta componer y estar al palo todo a la vez, es muy demandante”, afirma.

—Pero si te invitan a cantar en el medio de tus vacaciones en México, ¿subís a un escenario o no?
—Sí, sí, voy a hacer alguna fecha por allá pero también tengo que parar un poco porque es una adicción tocar. Hay que aprender a aguantar, quiero volver a lugares a conocerlos, necesito el ejercicio de no hacer.

—¿Desde cuándo hacés música y rapeás, porque también sos psicóloga?
—En realidad lo de cantar y rapear es lo más nuevo en mi vida, con la música vengo de años de tocar la batería. Yo no tengo información melódica ni sé las notas, pero tengo una formación rítmica, entonces lo único que pude hacer cuando empecé con esto fue cantar como tocando la batería, con palabras; por eso salió la estética del rap con más facilidad. También estudié letras y después hice psicología y me recibí. Laburé muchos años como psicóloga y docente en la Universidad de Buenos Aires y hace cinco años dejé el ejercicio profesional porque con la música iba bien y me empezó a demandar tiempo y memoria ram.  Y bueno, me jugué por esto que me genera tanta pasión. Y desde hace un año a esta parte estoy haciendo la carrera de sommelier, estoy a full con los vinos y también con el mezcal en México por eso viajo para allá a las mezcalerías. Y lo nuevo es que saqué el vino Miss Bolivia… ¡Sí!, una edición limitada de sesenta botellas de cabernet franc que se acabaron. Así que estoy visibilizando de a poquito esta línea humilde de vinos. Van de la mano la música y el vino. Y yo estoy siempre mutando, viste. Me aburro re fácil.

—¿Cómo es el proceso de composición de Miss Bolivia?
—En general empiezo con bases que me interesan, o al revés: se impone un texto y decido darle forma musical. Generalmente lo hago en la soledad absoluta. Soy bastante fóbica con la composición. Con el único que me entiendo es con mi productor, Guillermo Beresñak, es como un marido musical, no tengo freno ni barrera con él. Después, ese material se socializa con los músicos cuando el tema está listo para su reinterpretación en el vivo. Antes no, es un laburo personal, individualista, egoísta; es el tormento del creador y autor y se hace en el placer de la soledad.

—En tu último disco Miau compartiste temas con otros músicos, ¿cómo fue esa experiencia?
—Sentí el aguante y la generosidad de músicos consagrados para con un artista emergente como yo. Que artistas de la envergadura de Leo Garcia, Mimi Maura y Pocho la Pantera acepten flexibilizar sus barreras estilísticas y generacionales y darle curso a las colaboraciones me dio mucha fuerza, espiritual y musicalmente, y le dió mucho potencia al material.

—¿Cómo evolucionó tu relación con el público, teniendo en cuenta la mixtura de tu propuesta?
—Yo me siento como miembro de una generación de músicos que impulsamos la fusión, hacemos cumbia, folclore y propuestas electrónicas que no tenían esa base. Hubo que ir metiendo el machete, alejando al purista y flexibilizando al escucha. Es algo que por un lado es un decantado de muchos públicos, el de la cumbia y del tecno, por ejemplo; además de eso hay un público que vas forjando, esa gente que no tiene tanta performance mental, sin tanta mochila estilística. Fue como entrarle a la manteca.

—Una música bailable donde el cuerpo es protagonista pero que tiene un mensaje político, ¿no es así?
—Sí, es como parte de la ética. Yo no tengo historia en menear y mover el culo, lo que sea, pero la consigna es que tiene que haber mensaje. Si no, no habría ningún valor agregado.

—¿Te lo planteás como una militancia o una simple expresión de las cosas que vivís?

—Son las dos cosas, dos patas grandes de mi obra: la autobiografía y la militancia. Sin tanto rollo yo puedo cantar una cancion de cumbia de una chica a otra chica, una canción de amor, es re divertido, pero ahi te estoy colando todo, una militancia de género. La idea es colar contenidos no de prepo pero sí a través de la autobiografía.

—Cómo ves a la mujer hoy en la Argentina?
—Yo creo que la mujer está tomando mucha potencia, su voz está tomando fuerza. La mujer es una instancia colectiva, ya no es tanto alguien desprotegido, desposeído; en muchas oportunidades se visibilizan casos que sí nos recuerdan que somos un género flagelado, que en realidad tiene que ver con una sociedad que está enferma. Nosotros somos claros síntomas, pero también estamos sanando y creo que poner la música y el arte de cada tiempo al servicio de la transformación social. Eso a mí me hace sentir que soy útil a la lucha.

—Semanas atrás, en la masiva marcha de Ni una menos en Rosario, no sólo la mujer fue protagonista, ¿cómo ves el rol del hombre en la actualidad?
—Hay muchos hombres que aplaudo que acompañan la lucha. Uno de los carteles que le vi a un hombre en la marcha en Buenos Aires me emocionó, decía perdón. Además celebro la emergencia de colectivos de lucha nuevo como los varones antipatriarcales y organizaciones de hombres que apoyan de manera activa y autoanalizan sus prácticas discursivas.

—Pudimos saber que de adolescente viviste en Estados Unidos y trabajabas en los shows de Grateful Dead, una banda emblemática de la psicodelia, que tenía un público muy seguidor, muy similar al fenómeno de los Redonditos acá.  
—Sí, estuve viviendo unos años e hice el secundario allá. Había una cultura como acá de los ricoteros, que seguían a la banda por todo el país en caravana. Yo era una adolescente y re flasheada porque venía de una escuela católica. De repente pude acceder al hipismo real y a la psicodelia.

—¿Cuáles son los deseos de Miss Bolivia de acá en más?
—No sé, quiero seguir tocando un tiempo más. Soy una persona que hago lo que me gusta, cuando no tenga más satisfacción tengo miles de kioscos posibles. Cuando hay real deseo la máquina comienza a funcionar para que las cosas se den. Yo viajaría un poco más, me gustaría ir al continente asiático con mi música, es un sueño que tengo. También estoy empezando a producir a otros artistas. Además, yo te toco en vivo a las tres de las mañana un año más para gente borracha (se ríe), es para bajar los horarios. Si te cabe Miss Bolivia caé temprano, es algo que empecé a hacer en Buenos Aires.

Por culo al PRO
Sin pelos en la lengua, Miss Bolivia manifestó su bronca el pasado lunes en su cuenta de facebook ya que uno de sus temas más populares por estos días fue parte de la música de campaña del espacio de Unión PRO en la provincia de Córdoba. “Hoy me levanté y vomité porque el PRO en Córdoba está usando Tomate el Palo como campaña. Ladrones, usurpadores. Les voy a hacer el orto y se van a acordar de mi cada vez que se quieran sentar”, escupió la cantante. Y no es la primera vez que la psicóloga y docente se enfrenta con los de amarillo. En el 2008, cuando Paz Ferreyra trabajaba como productora de contenidos en el Canal de la Ciudad –el ex Ciudad Abierta– fue despedida por el Gobierno de Mauricio Macri que, antes de asumir la Jefatura de la ciudad, había prometido cerrar esa señal, algo que finalmente y por la fuerza de la lucha de los trabajadores del canal no pudo cumplir.

Más notas relacionadas
Más por Juan Pablo de la Vega
  • Cholo bandoneón

    Rodolfo Montironi, leyenda viva del tango, repasa sus más de 80 años con el fuelle y asegu
  • Electropop resonante

    Lalalas publicó un puñado de canciones bajo el título de Ecos. Una nueva etapa en la banda
  • El sur ardiendo

    Hoy y el próximo sábado a las 20:30 se presentará en el Cine Público El Cairo (Santa Fe 11
Más en Cultura

Dejá un comentario

Sugerencia

Fuga en la Bolsa

El gobernador Pullaro pidió bajar retenciones al agro; recursos nacionales para infraestru