Foto: Ferrari/Télam.
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Temblor. Explosión. Pánico. Derrumbe bursátil. Blue sin freno. Las definiciones catastróficas en letras de molde coparon las portadas de los diarios en los últimos días. La crisis internacional, los vaivenes de los mercados al compás de China y la efervescencia del proceso electoral, que suele abrir el apetito de billetes verdes, refuerzan las tensiones cambiarias. Por eso la cotización del dólar ilegal en las “cuevas” alcanzó su máximo histórico al rozar los 16 pesos. Hay una clara intención de economistas del establishment y de candidatos opositores de dibujar un panorama económico caótico y así instalar que la única salida es la devaluación del peso, que si bien beneficiaría a algunos sectores exportadores terminaría perjudicando a las mayorías.

Las maniobras especulativas de los obsesivos de la devaluación son muy obvias. Buscan presionar para que el próximo presidente pegue el volantazo y aplique un plan económico en base al ajuste y al endeudamiento. El reclamo a gritos para que se libere la compra de dólares sin restricciones, ensalzado por postulantes a la Presidencia, va en esa dirección. Se entusiasman a partir de que la mayoría de los países socios comerciales de la Argentina han devaluado su moneda. En rigor, Brasil ofrece un claro ejemplo de lo que sucedería si Argentina encara un brusco ajuste del tipo de cambio: recesión económica y aumento del desempleo.

El subibaja de las bolsas en China generó un efecto contagio. Lógico: el gigante de Asia es el principal comprador mundial. Argentina, por caso, le vende productos de primera necesidad, por lo tanto no se resentirá el volumen de venta pero sí el fisco local recaudará menos a partir de una baja generalizada de los precios internacionales de las materias primas. La debacle en naciones desarrolladas le pega a los mercados emergentes. Frente a esto, Argentina viene desplegando medidas a fin de paliar el impacto negativo.

Al pronunciar su discurso en el acto conmemorativo del 161 aniversario de la creación de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, la presidenta Cristina Fernández aseguró ante empresarios y financistas que “hay que sostener el mercado interno porque ha permitido mantener la fortaleza de nuestra economía ante la crisis internacional”. La mandataria destacó el incremento de la inversión pública para activar la demanda local. Señaló que “2015 viene siendo el año de crecimiento mundial más bajo desde que se desató la crisis en 2008” y criticó que “algunos creen que todo se soluciona con la devaluación”.

Cuando los devaluadores reclaman una suba del dólar anteponen los problemas de las economías regionales, que en parte pueden ser ciertos: son los sectores más afectados por la caída de los precios internacionales. El gobierno nacional no fija esos precios, por eso busca atajos para enfrentar la situación, como el esquema de devolución de retenciones a pequeños y medianos productores de granos o los subsidios a tamberos. También las medidas para facilitar a las pymes el acceso al crédito.

El menor crecimiento mundial genera un problema de falta de dólares, lo que se conoce como restricción externa. Hay un riesgo latente de entrar en un cuello de botella si se incrementa la demanda doméstica y la industria no puede producir más por esa falta de dólares para importar insumos. “Uno de los problemas del déficit fiscal es el déficit energético”, reconoció CFK, al tiempo que explicó que el gobierno importa combustible para “mantener competitiva la economía y al conjunto de la actividad”. En igual sentido, destacó la recuperación de YPF, sus planes de inversión y el aumento de producción de gas, petróleo y de puestos de trabajo en el sector.

Ahí aparece el desafío de incentivar la política de sustitución de importaciones para avanzar en el sendero de la reindustrialización y el desarrollo. En un guiño al candidato oficialista Daniel Scioli, presente en el acto, Cristina instó a continuar por el mismo camino y no por el túnel del tiempo que desemboca derechito en los 90.

En la Bolsa, irónica y picante, la presidenta indicó que las devaluaciones en Brasil y China no impactaron en las exportaciones, sino que por el contrario esos países tuvieron una baja en las ventas al exterior. “Hay que analizar los efectos y se darán cuenta que no hay una relación” entre devaluar y aumentar exportaciones, indicó CFK. En la misma sintonía, advirtió que muchos de los que quieren devaluar “tienen dólares en algún lado, no están preocupados por las exportaciones y las economías regionales”.

En clave geopolítica, agregó: “Hay caídas en las Bolsas, volatilidad de mercados y guerra de monedas”. Los socios comerciales de Argentina tienen doloresde cabeza por haber bajado la demanda. “La devaluación no sirve, lo que sirve es fortalecer el mercado interno”, insistió para deslizar que una devaluación en este contexto internacional dispararía la inflación (como ocurrió en enero del año pasado) y esto traería caída de la demanda y de los salarios.

La presidenta dijo que la dinámica del consumo está fuerte y que los hombres de negocios deben acompañar con más inversión, al tiempo que, ante el lugar común de los empresarios, sostuvo que la mayor seguridad jurídica del país es la política de desendeudamiento. Además, aprovechó la ocasión y defendió el proyecto oficial para impedir que se “extranjericen las compañías” en las que el Estado tiene participación accionaria, iniciativa que se debate en el Senado.

“El consumo es fundamental para alimentar la inversión. ¿Quién invierte si no puede vender? Sería bueno que nuestros empresarios, cuando ven políticas de sostén de la demanda, acompañen con inversión a partir de la rentabilidad que acumularon en todos estos años de crecimiento”, desafió CFK. Los resultados de la aplicación de políticas mercadointernistas, de sostén de la demanda local en un contexto mundial complejo, se vieron reflejados en la economía real.

En efecto y pese a los malos pronósticos, el nivel de actividad económica nacional en su conjunto registró en junio un crecimiento de 3,8 por ciento con relación a igual mes del año pasado, impulsado por el consumo interno gracias a las políticas de ingreso y de incentivo a comprar como Ahora 12; el sector agrícola por la cosecha récord y la construcción, donde se nota la mano visible del Estado con el plan Procrear y la obra pública. Fue la mejora más importante de los últimos veintiún meses. Son políticas concretas, anticíclicas, que se estrellan con la especulación financiera y electoral.

La industria se cae y se levanta

La producción fabril tuvo un leve crecimiento en julio de 0,3 por ciento con relación a igual mes de 2014, merced al buen desempeño del sector alimenticio, la producción de petróleo y la industria metalmecánica, según informó el Indec. El panorama es heterogéneo, ya que la producción automotriz volvió a bajar, esta vez un 7,7 por ciento interanual; el sector siderúrgico cayó 11,5 y la producción de aluminio retrocedió 4,8 por ciento.

El estimador mensual industrial registró también durante julio un alza del 0,3 por ciento en comparación a junio pasado. Esta mejora permitió recortar la caída acumulada del sector en lo que va del año al 1,1 por ciento. Ayudaron a marcar la suba interanual el alza del 0,7 por ciento de la industria metalmecánica excluida la automotriz; el avance del 4,9 por ciento en el procesamiento del petróleo y del 8,3 en el sector alimenticio. En este último caso de destacó la suba del 33 por ciento en la molienda de cereales y oleaginosas.

La mejora en el nivel de actividad industrial también fue verificada en el informe de junio pasado elaborado por el Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina (UIA). Según la entidad fabril, la industria presentó en junio un incremento interanual del 1,3 por ciento y quebró un período de quince meses consecutivos de caídas.

GM regula la marcha

La sostenida caída de ventas al mercado brasileño encendió una luz de alarma en la automotriz General Motors radicada en la vecina localidad de Alvear, que comenzará con suspensiones a trabajadores pero con sueldo completo garantizado.

Desde Smata, el gremio de los mecánicos, señalaron que la empresa que fabrica modelos de la marca Chevrolet “garantizará el pago a sus empleados del ciento por ciento del sueldo hasta fin de septiembre”.

Según Antonio Milici, secretario adjunto de Smata Rosario, la automotriz bajó su venta de autos a Brasil de 40 a 23 mil unidades en el inicio del segundo semestre del año y esto derivó en que la firma aplique suspensiones de dos días a trabajadores en agosto y cuatro días en septiembre.

“Garantizamos el pago total del sueldo de los trabajadores hasta septiembre y luego volveremos a negociar”, dijo Milici. Cabe recordar que directivos de la empresa de capitales estadounidenses ratificaron a principios de agosto que la compañía quiere “seguir apostando y produciendo en el país”, al tiempo que mostraron los avances del proyecto Fénix, el nuevo vehículo que se desarrolla en la planta de Alvear.

Fuente: El Eslabón

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