Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

Sub director de Página|12 y columnista de la TV Pública, Bruschtein estuvo en el aniversario de Rosario|12 y aprovechó para hablar sobre historia, política y periodismo, de cara a lo que se puede venir después de las elecciones.

Su primer encuentro con el periodismo fue repartiendo el diario de la CGT de los argentinos, en cuya contratapa Rodolfo Walsh publicaba por entregas ¿Quién mató a Rosendo? Poco después Luis Bruschtein se transformó en un laburante de prensa. “Luego de trabajar en la revista Gente supe que no se me caían los anillos, todos los periodistas de izquierda o militantes que trabajábamos en los grandes medios buscábamos la manera de escribir en otras publicaciones alternativas”, recordó. Más tarde vino Prensa Latina y el exilio durante la dictadura cívico militar, que asesinó a sus tres hermanos, por aquel entonces militantes del ERP.

Con la vuelta de la democracia vino la reconciliación con el oficio y la política: Jacobo Timerman, director de La Razón, lo designó jefe de la sección dedicada a la cobertura del juicio a la junta militar. Desde hace 28 años escribe en Página|12, y en el aniversario del suplemento local Rosario|12 visitó la ciudad en calidad de sub director del matutino porteño. Después de la charla en el centro cultural Fontanarrosa, el también columnista de la TV Pública en Visión 7 y 678 se tomó unos minutos para hablar con El Eslabón acerca del compromiso político y con los derechos humanos y del trabajo periodístico. “En mi generación, la militancia se convertía en un proyecto de vida”, contó. También opinó sobre el sistema de medios en la Argentina y analizó la nueva etapa política que se viene: “Si Scioli va a mantener su propuesta económica hay que ver cómo trabaja el tema de las presiones”. Sobre los que desconfían de la figura del ex piloto de lanchas, esgrimió: “No hay derecho de admisión ni purismo cuando la disputa es con la derecha. Tenemos que defender la democracia y los consensos”.

Cuando tenía 16 años repartía el diario de la CGT de los argentinos. “Yo me lo leía todo, me encantaba. Escribían periodistas como García Lupo, Rodolfo Walsh, todos tipos grosos. Era un producto periodístico bueno, muy sólido, con mucha información y al mismo tiempo con fuerza política. ¡Me impactó!”.

El primer informe periodístico lo escribió a mano para Primera Plana. “Yo no sabía escribir a máquina, había entrevistado a todo el mundo, era un mamotreto”, recordó Bruschtein.
Al salir de la colimba, a los 23 años, decidió que el periodismo era un trabajo. “No creí que fuera mi vocación, ni lo que más me gustaba, pero no se contraponía con mi militancia”. Trabajó en una house organ (publicación interna de empresas) para escribir comunicados y después se incorporó a la editorial Atlántida.

“Era un trabajo profesional, más serio, pero fue fatal. Yo era militante y trabajaba en la revista Gente, que era lo peor”, recuerda el cronista, y aclara: “Tenía un acuerdo con Chiquita Constela, y con Marcelo Capurro, que era el jefe de redacción: que yo no hacía notas de política porque ellos sabían lo que yo pensaba. En ese momento el periodismo era mucho más acotado con las dictaduras militares, entonces era normal que muchos periodistas de izquierda o que militaban trabajaran profesionalmente en medios grandes. Y después cada quien se la rebuscaba en medios alternativos”.

“En Gente trabajé dos años que fue lo que aguanté”. Después, reabrió Prensa Latina, periódico cubano fundado por el propio Walsh. “El periodismo y la militancia iban confluyendo, pero después de la experiencia en Gente dije «a mí no se me caen los anillos», soy un laburante de los medios de prensa y si tengo que conseguir trabajo, voy a hacerlo en cualquier lado. No trabajaré en política, trabajaré en deportes o en notas de color, como hacía en la revista Gente, pero primero soy un laburante. En todo caso, me propuse trabajar en lugares que no me generen contradicción con lo que yo pienso. Tuve la suerte de ir consiguiendolo, aun cuando estuve exiliado, en La Jornada de México, donde también escribía Ernesto Tiffenberg (periodista argentino, con quien actualmente Bruschtein dirige Página|12 )”.

Exilio, periodismo y peronismo

Con la recuperación de la democracia, Luis volvió de su exilio en México con la idea de incorporarse nuevamente a la militancia política, en el peronismo, “sabiendo que todo iba a empezar de cero”. Pero en lo profesional, la expectativas eran pocas. “Pensé que estaba muy quemado por mi militancia y por mi historia familiar. Pero me pasó todo lo contrario”, contó con el asombro que aún conserva de aquellos años.
En cuanto a la militancia, rememoró: “No entendía los nuevos parámetros y además no me interesaba hacer carrera política”.

Sobre el periodismo en aquel momento dijo que se encontró con espacios vacíos que había dejado el compromiso político antes de que la dictadura asolara al país.
Ahí apareció La Razón, dirigido por Jacobo Timerman, quien lo convocó para ser el secretario de Política, y después jefe de la cobertura de los juicios a los militares, con Martín Granovsky y Sergio Ciancaglini como cronistas. “Para mí fue una gratitud hacia mi profesión; me dio ese lugar como jefe de la cobertura más importante que se hacía a nivel de medios y además, yo tenía muchas cuentas pendientes con la dictadura”.

—Tu trayectoria periodística está íntimamente ligada a la política ¿Qué pensás sobre el denominado periodismo militante?
—Creo que la lógica de la información es muy diferente a la lógica de los partidos; vos podes hacer prensa partidaria porque es legítimo, y yo lo he hecho en la militancia, pero cuando querés intervenir en la disputa de poder y de sentido, la lógica de un partido político, la disciplina y el interés son muy diferentes a la lógica de la información.
Una cosa es la militancia dentro de una organización y otra cosa es asumirte como un periodista comprometido. Podes asumir tu compromiso con las luchas populares y contra las injusticias, que eso normalmente no aparece en los grandes medios, salvo de forma oportunista, para la famosa dos de cal y una de arena. Pero para mí la relación está ahí.

―¿Creés que la corporación político-mediática va a realizar alguna operación antes de la salida de Cristina de la presidencia?
―Sí, seguro va a haber maniobras y operaciones. Desde el punto de vista de los intereses que representan, son intereses minoritarios y para hacer política lo que necesitan son las operaciones. Nosotros tenemos que defender la democracia porque el fuerte nuestro está en los intereses que nosotros representamos que son los de las mayorías. Entonces, la posibilidad de la democracia y de hacer política en democracia, para nosotros es más importante que la opereta.

―¿Qué pensás de Daniel Scioli y qué lectura hacés sobre el próximo período?
―Lo que pienso es lo que voy viendo. La propuesta económica de él me parece interesante. En el aspecto social no ha puesto demasiado énfasis, y en el aspecto de derechos humanos tampoco; aunque en ambas cuestiones dijo que va a mantener las políticas y medidas que se vienen realizando. Yo pienso que si él mantiene esa política económica que ha planteado va a tener mucha oposición de las corporaciones. Entonces, hay que ver cómo va a trabajar el tema de las presiones.
―En algunos sectores del mismo kirchnerismo Scioli sigue siendo resistido…
―En democracia lo que hay que entender es que la disputa por el gobierno exige grandes consensos. Y en los grandes consensos vos podés tener gente pura y no, porque se mezcla todo. Tenés que ir generando construcción de ciudadanía, conciencia sobre las causas más importantes que tienen los procesos políticos, pero no podés poner un derecho de admisión cuando necesitás disputar el gobierno con la derecha, que sabés que va a tirar todo para atrás. Y al mismo tiempo, tenés que generar esos mismos consensos cada vez que vas a una medida de avance progresiva como hizo este gobierno, como anular las leyes de impunidad o nacionalizar YPF. Cada medida de esas necesita también una masa crítica que respalde, porque la reacción que genera eso es muy fuerte, se afectan intereses que tienen mucho poder en estas sociedades. Y la forma de resistirlo es generando estos consensos. Con purismo de pequeño grupo o de secta, no podés hacer nada con estas reglas del juego. Simplemente sos testimonial, sos alguien que expresa un pensamiento y que no le interesa cambiar la realidad. Al que le interesa cambiar la realidad, tiene que generar relaciones de fuerzas que favorezcan los cambios. Y eso se logra generando grandes consensos.

Rosagasario|12

El diario Rosario|12 cumplió, el 28 de septiembre pasado, 25 años de permanencia y lo celebró en el Centro Cultural Fontanarrosa con una muestra con las tapas más emblemáticas y con charlas a cargo de sus integrantes y directivos. Del panel principal, moderado por el periodista Leo Ricciardino, participaron Horacio Vargas, jefe de redacción, Pablo Feldman, director periodístico, y Luis Bruschtein, sub director de la edición porteña del matutino. “Cuando arrancamos no sabíamos cuánto podía durar y acá estamos”, dijo Vargas, visiblemente emocionado, después de un cuarto de siglo del suplemento local. Además, resaltó que “muestra cabalmente que se puede hacer periodismo desde la pasión”. “Fue una escuela de periodismo, en una redacción en entrañable. Algo hemos dejado, y lo seguimos haciendo”, sintetizó.
Por su parte, Pablo Feldman, aportó con humor: “Página es un diario del que se habla mucho, se lee poco y se compra menos”, bromeó, pero destacó: “Logramos sacar a (el diario) La Capital a la calle, a que dejaran de pegar cables, porque era eso: quiniela, deporte y cables”.

El cierre de la charla, Bruschtein, aseguró: “No hay antecedentes en la historia argentina de un proyecto de diario como Página|12 que haya durado tanto”, evaluó y resaltó la incidencia del diario en los grandes procesos políticos de las últimas décadas. “Asumió como ningún otro la voz de los movimientos sociales, y en especial el de uno, el de los organismos de derechos humanos; no sé cómo serían estos últimos 30 años de democracia sin Página|12”, dijo el sub director del diario.

“Es un acto de injusticia cuando se habla de Página|12 desde un sólo nombre. Es una injusticia para todos los compañeros, porque es el producto de un trabajo colectivo. Acá no hubo genios”, en alusión a uno de los fundadores del periódico, Jorge Lanata.

Fuente: El Eslabón

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