arsat 2

Yo no sé, no. Después del conteo de los pozos, en la cancha de cilindro, nos pareció que estos se habían multiplicado. Decidimos ir a la de El Trébol, al lado, que es más chiquita pero pareja. Y a la hora de contar los que éramos, rebalsaba la cancha.

En el segundo puente de la Vía Honda, abajo, había un lugar de lo mejor para el encuentro amoroso. Arriba pasaba el tren a Buenos Aires –entre los de pasajeros y los de carga–, con bastante frecuencia. Pedro me contó que una vez, después del silbato, empezó el conteo segundo a segundo, para que cuando pasara el tren, ahí abajo entrara en acción encajándole un beso a la misma que, años atrás, compartiera con él un escondite mientras que en la columna el Pato contaba hasta 50, para luego decir: “No cuento ni para uno ni para dos”.

“Desde la última parada contá cuatro cuadras y doblá, luego seguí cuatro más”, le dijeron a Jorge, para que llegue hasta esa humilde casita de aquel Funes de los setenta, donde se reunían para leer Actualización política y doctrinaria.

En el barrio contábamos a unas hermanas y la más linda era la séptima. Nos preguntamos hasta el día de hoy: “¿En qué se convierte en esas noches de raras lunas?”.

De pronto, en las crónicas aparecieron los conteos de los balazos. A fines de septiembre o principios de octubre, Tico, Tingo y Acosta, según el noticiero, más de treinta recibieron de parte de las Tres A. A esa altura la cuenta regresiva ya estaba en marcha para el trágico 76.

Ahora en la pantalla de la tele se ven diferentes cuentas regresivas. Una, para cuando llega el verano. Otra: ¿cuánto falta para las elecciones? Los gurúes de la derecha, a veces implícita y otras explícitamente, se mandan una hacia la “maxidevaluación” o el “maxiajuste”.

Mientras corría el conteo del Arsat II, Pedro me advirtió: “Viste, contamos para atrás para llegar a un punto hacia el futuro”. “La verdad –me dijo, y ya a esa altura el cohete ni se veía–, sabés lo que deseo: que cuando estén en funcionamiento los dos satélites, nos manden imágenes de un futuro en el que estemos yendo para adelante; contando los jugadores para jugar en las mejores canchas; contando las cuadras para ir a reunirnos a discutir nuevos documentos, nuevas actualizaciones; o que nos agarren con un nueva cuenta regresiva para subir a más y más gente a ese tren lleno de sueños colectivos. Mientras que abajo de ese puentecito, siempre esté aquel lugar para avanzar con el beso, como si fuera el primer beso.

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Un comentario

  1. Guillermo

    10/10/2015 en 10:05

    Lo tuyo es «cajeteo» puro… Muy bueno!

    Responder

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