07 griecco
Macri bajó líneas generales sobre el rumbo económico del país que, aunque sin certezas, permiten intuir un giro rotundo. El equipo de economistas liberales, banqueros y empresarios es un indicio.

En la primera conferencia que dio como presidente electo de la Argentina, Mauricio Macri mostró apenas algunas cartas, que de todos modos permiten intuir hacia dónde marchará la economía después del 10 de diciembre, sobre todo a partir del perfil del equipo que conducirá el área, integrado por economistas liberales y empresarios. Las vaguedades neblinosas y sus contradicciones igual confirman tópicos adelantados en la campaña, que sorprenden poco si se tiene en cuenta la matriz ideológica del futuro mandatario y de quienes lo rodean.

¿Se termina lo que la oposición llama cepo al dólar el día después de asumir la presidencia de la Nación? ¿Habrá un mercado de cambios unificado? ¿Qué rol cumplirá el gabinete económico con seis ministros? ¿Qué rol tendrá el Estado en la economía? ¿El perfil económico del país seguirá siendo productivo o volverá a ser financiero? ¿Ajuste o estímulo a la demanda interna? Si bien todavía no hay definiciones claras y concretas, la lógica económica del gobierno que viene habilita de entrada a imaginar un giro de 180 grados en la política económica.

Lo que sí es evidente es la estrategia comunicacional del frente Cambiemos, acompañada por los grandes medios, de instalar que la economía está “desordenada” y que “la herencia” que deja el kirchnerismo “es mala”, para de esa forma legitimar el ajuste anunciado de antemano echando culpas al gobierno saliente de Cristina Fernández. Que quedan deudas pendientes no se discute, la cuestión pasa por las herramientas de política económica que se eligen para abordarlas. Por los resultados del balotaje, hay una mitad de la población que en el legado kirchnerista ve avances sustanciales en materia de reindustrialización, empleo, inversión social, distribución del ingreso.

Otra cuestión explícita de la nueva alianza que gobernará el país es haber echado a rodar las semanas previas al balotaje la expectativa de megadevaluación, adelantada de manera irresponsable por los economistas macristas y el propio líder del PRO. Esto viene generando en el mes de noviembre aumentos de precios “por las dudas”, sobre todo en el rubro alimentos, impacto inflacionario que perjudica de manera directa al bolsillo del asalariado y el jubilado.

Los supermercados respetan el plan Precios Cuidados pero hay faltantes. También genera un freno en ciertos sectores de la economía –compraventa de inmuebles, por ejemplo– “hasta que se aclare panorama”, y en otros casos apura decisiones de compra “antes de que asuma Macri” (esto es “antes de la devaluación”).

Con cierta llaneza pese a machacar con sus “equipos técnicos”, Macri detalló que los seis ministerios que conformarán su “gabinete económico” serán Hacienda y Finanzas (actual Economía), Transporte, Producción, Energía, Trabajo y Agricultura. Más allá de los nuevos títulos, los economistas que ocuparán las respectivas carteras del área son viejas caras conocidas, hay poco de novedoso, nada de “cambio” en este sentido. Incluso, algunos de ellos son discípulos de Domingo Cavallo, como Alfonso Prat Gay y Federico Sturzenegger, que suena como reemplazante de Alejandro Vanoli en el Banco Central.

En la Alianza de Fernando De la Rúa se intentó algo parecido, poblar ministerios de economistas, y la experiencia fue traumática. El objetivo del “gabinete económico” que Macri pondrá a funcionar es quitarle peso a la figura del ministro de Economía. No obstante, el rol destacado será el del ministro de Hacienda, Alfonso Prat Gay, de la Coalición Cívica, un ex directivo de la JP Morgan, ex presidente del Banco Central, administrador de la fortuna de Amalita Fortabat y uno de los denunciados por las cuentas en Suiza sin declarar.

El “newman boy” será el encargado de diseñar la vuelta al mercado de deuda en el exterior, afrontar el pleito con los fondos buitre y retomar relaciones con el FMI. Prat Gay estará al frente del ministerio más importante del gabinete económico de Macri.

El ex presidente de Boca Juniors aseguró que su administración se enfocará a “poner el país en marcha, porque hace cuatro años que la economía no crece y tampoco genera nuevos empleos”. Es cierto que el país ya no crece a tasas chinas, pero este año, pese al complejo contexto de crisis internacional y regional, la economía doméstica crecerá alrededor del 2 por ciento motorizada por el mercado interno. También es cierto que el ritmo de generación de puestos laborales formales ha mermado, pero durante el kirchnerismo se crearon alrededor de seis millones de nuevos empleos y la tasa de desocupación está en 5,9 por ciento, la más baja en los últimos 28 años.

En reconocimiento a la efectividad y aceptación de las iniciativas, desde el entorno de Macri confirmaron la continuidad de Precios Cuidados y el plan Ahora 12, pese a las críticas contra estas medidas alentadoras del consumo con las que se despachó el PRO antes y durante la campaña. Parece que el apretado resultado del balotaje, la mayoría kirchnerista en el Congreso y un buen número de provincias gobernadas por el PJ hizo que Cambiemos no vaya al choque con la gestión que se va, por lo menos en el arranque.

Durante la campaña electoral, el líder de Cambiemos había prometido que si ganaba las elecciones y asumía como presidente sacaría las restricciones y los impuestos sobre la exportación de trigo y maíz, y recortaría el tributo a las ventas externas de soja en cinco puntos, aunque desde la Sociedad Rural, aliada a Macri, le reclamaron la suspensión de las retenciones a la oleaginosa. El mandatario electo aclaró que su gobierno no suspenderá en diciembre las retenciones a las exportaciones de soja, al menos por 90 días, para generar ingreso de dólares al Banco Central.

Igual los grandes productores pueden estar tranquilos con el radical Ricardo Buryaile como ministro de Agricultura. El actual diputado nacional y ex vicepresidente de CRA fue uno de los dirigentes más combativos contra la resolución 125 en 2008. El ganadero formoseño hasta llegó a decir en aquel momento que “si no se discuten las retenciones, deberíamos disolver el Congreso”. El representante de las corporaciones agropecuarias tendrá que lidiar con sus pares para que vendan la cosecha retenida a la espera de una devaluación. No lo hará perder plata, ya que sus amigos contarán con información privilegiada.

Macri confirmó que subirá el mínimo no imponible del impuesto a las Ganancias, tal como había prometido durante la campaña, pero sin dar demasiados detalles. Con la medida buscará atender un reclamo de un sector de los trabajadores, el mejor pago, pero por otro sus preanuncios devaluatorios generan tensión inflacionaria con la consiguiente rebaja del poder adquisitivo del salario, tal como pretende el establishment empresarial.

La embestida contra el presidente del Banco Central Alejandro Vanoli empezó durante la campaña. La oposición lo denunció por vender dólares a futuro en el mercado a término “por debajo del precio de mercado”, según consta en la causa que, oh casualidad, quedó en manos del juez servilletero Claudio Bonadio, que tuvo su propia campaña proselitista. Vanoli dijo que era una maniobra política en su contra.

Desde la misma noche de los festejos, el PRO y sus aliados piden que Vanoli renuncie y que deje su lugar a Sturzenegger, uno de los impulsores del megacanje en 2001 junto a Cavallo durante el gobierno de la Alianza, estafa por la cual fue procesado. Macri dijo que quiere un Banco Central “independiente”. Toda una definición.

En un documento titulado “Cambio de gobierno, ¿cambio de prioridades?”, el economista Alejandro Robba, de la agrupación La Gran Makro, consideró que Macri “tiene la obligación de gobernar para los 40 millones de argentinos” y que con “el correr de los días se verá cómo administran sus primeras medidas y a quiénes benefician o perjudican”. Robba recordó que durante la campaña los economistas relacionados con el espacio de Macri hablaron de “una devaluación abrupta”, apertura de la economía y bajas de impuestos.

El economista de La Gran Makro interpretó que Macri deberá responder a las expectativas de millones de argentinos que votaron por “la agenda del desarrollo y por los derechos conquistados en los últimos doce años”. El documento planteó que, para la mitad del electorado nacional que se inclinó por la continuidad del proyecto político iniciado en 2003, el límite son las “típicas medidas del neoliberalismo” que en el país ya provocaron un cambio… para peor.

Nota publicada en El Eslabón Nº 223.

Más notas relacionadas
  • Esperando el milagro

    Los paliativos anunciados por Massa, como el refuerzo para trabajadores informales, se dan
  • El plan no cierra

    Milei, motosierra en mano, propone podar el gasto público en perjuicio de grandes mayorías
  • Sergio Tomás Medidas

    Para morigerar el golpe de la inflación, que tras la devaluación llegó a dos dígitos, el m
Más por Guillermo Griecco
  • Alto guiso

    Yo no sé, no. Casi todos esa semana de abril teníamos puesta la cabeza en cómo formar el e
  • Humo y tempestad

    Milei intenta saldar a sangre y fuego el empate histórico entre Nación y colonia, el peron
  • La escuela, como un McDonald’s

    Cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno porteño, una vez al mes se reunía a desayunar c
Más en Columnistas

Un comentario

  1. adhemarprincipiano

    01/12/2015 en 17:05

    No hay cambios, el sistema instalado no lo permite, para esto esta la «DEMOCRACIA». la economia es finanaciera. si, no comprendo, porque, el gobierno «popular» se adelanta y anuncia la aplicacion del quite de retenciones, porque, no lo dejo, que lo ejecute el proximo «cambio». Puede haber convivencia entre el «LOBO Y EL HOMBRE»?

    Responder

Dejá un comentario

Sugerencia

Para sembrar la semilla de la memoria

El Museo municipal de Córdoba y Moreno cuenta con un nuevo espacio destinado a las infanci