18 tortu
Foto: Franco Trovato Fuoco

La editorial rosarina Iván Rosado publicó un libro que compila el intercambio epistolar entre los escritores rioplatenses Mario Levrero y Francisco Gandolfo.

Francisco Gandolfo nació en 1921 en la localidad cordobesa de Hernando, y es uno de los secretos mejor guardados de la poesía argentina; residió en Rosario desde 1948 hasta 2008, año en que murió. Produjo toda su obra en esta ciudad, donde también editó la mítica revista El Lagrimal Trifurca junto a su hijo Elvio, también escritor. Gandolfo no sólo publicó sus libros bajo su propio sello –homónimo de la revista –, si no que los diseñó y materializó en su imprenta. Mientras que Mario Levrero,  –seudónimo de Jorge Mario Varlotta Levrero–, montevideano nacido en 1940 y fallecido en 2004, conjugó de manera singular al surrealismo y la ciencia ficción con sus vivencias a través de la prosa. Además, fue guionista de historietas, creador de juegos de ingenio y crucigramas, humorista y estudioso de parapsicología.

Los escritores se conocieron en 1969 cuando Levrero pasó unos meses en Rosario y se hospedó en la casa de Gandolfo, y aunque después se encontraron ocasionalmente en Piriápolis, Montevideo, Colonia y Buenos Aires, su amistad tuvo lugar sobre todo a través de los libros que escribieron, las lecturas compartidas y la correspondencia que sostuvieron durante quince años. Así lo relata Osvaldo Aguirre en el prólogo del libro que contó con su edición, Mario Levrero – Francisco Gandolfo. Correspondencia, recientemente publicado por la editorial local Iván Rosado, que compila cartas que intercambiaron los escritores desde 1970 a 1986.

Aguirre, periodista y novelista, ya se había desempeñado como editor en Correspondencia a secas, libro publicado en 2011 por Ediciones en danza, el cual reúne una selección de centenas de cartas que Gandolfo intercambió a lo largo de su vida con diversos interlocutores. Aquella edición hoy inhallable incluye una selección de 17 correspondencias con Levrero.

Los textos que componen al libro provienen del archivo de ambos autores, en particular de Gandolfo, quien también reprodujo cartas enviadas y subsanó pasajes ilegibles. “Un escritor no guarda todos sus papeles, y el hecho de preservar algunos de ellos y tomar recaudos para que otros los reciban y puedan leerlos convierte a esos manuscritos en un legado”, enuncia Aguirre en el prefacio de M.L -F. G. Correspondencia, para dejar en claro que no se trata de material privado devenido público, si no de una frontera lábil entre ambos. La flamante pieza editorial también contiene fotografías que datan de los escasos encuentros cara a cara entre los autores y algunos textos complementarios, entre ellos, entrevistas, reseñas y ensayos breves.

Clínica de obra
Las cartas no dan cuenta solamente de la relación fraternal entre los autores, si no de lo críticos e influyentes que han sido recíprocamente en sus obras.

“El Secreto de la luz (o el El Soldado) está pidiendo a gritos dos cosas: desarrollo y primera persona. Así, lo veo como un laberinto verbal  –donde el lenguaje de poeta es más escollo que vehículo–. Hay como un escamoteo de lo más importante, un juego de superficie que busca más que nada ocultar. No es la anécdota vacía que se cuenta sin ganas para llenar carillas; al contrario, la acumulación de anécdotas del protagonista muestra una riqueza que no puede tener raíces más que en la mismísima realidad, es algo vivido pero no transmitido; es una novela, es el autor contando el esquema de su novela. Yo dejaría correr la pluma sin pensar en armar cada frase”, escribía Levrero a Gandolfo en 1970. A lo que este responde: “Lo que vos me decís de Secreto de la Luz (que ahora se titula El Soldado), que está pidiendo a gritos desarrollo y primera persona, te diré que en más de un cuento mientras lo iba escribiendo sentí un ímpetu con dimensión de novela, pero nunca pasó de cuento. Eso llegará más adelante o nunca. Tené en cuenta que recién empiezo concretamente con la prosa y nunca tengo la seguridad de seguir escribiendo ni que voy a escribir. En cuanto a la tercera persona, la veo más clara y desprendida que la primera, o sea que más yo que yo mismo”.

Influencias
A lo largo de la publicación  –comprendida por 216 páginas – , aparecen numerosas referencias a diversos personajes de la historia de la cultura, como también a colegas latinoamericanos, lo cual funciona como guiño para enriquecer la lectura de la obra de ambos. Entre los personajes citados figuran Bertrand Russell, Pablo Neruda, Macedonio Fernández, Dante Alighieri, Ingmar Bergman, Woody Allen, Johann Sebastian Bach, Roberto Arlt, Roland Barthes, César Vallejo, Jean-Paul Sartre, Carl Gustav Jung, Sigmund Freud, Franz Kafka, Jorge Luis Borges, James Joyce y Friedrich Nietzsche. Este último, un recurrente en las epístolas. “«La poesía es la mayor tarea metafísica de los hombres».

“Pensar que el loco escribía estas genialidades en el manicomio, aunque esa línea continua así: «Pero nuestra pasión poética nos vela el concreto hecho de que apenas nos hemos apartado del tigre y el gorila, la angelical hembra se acerca de tal forma a los mejores animales de la jungla, que dudo si alguna vez la raza humana llegará a ser humana, y mucho menos superhumana»”, reza el primer párrafo de una carta enviada por Gandolfo en 1980. A la que Levrero contesta: “En cuanto a Nietzsche, lo que más me molesta es la dificultad de asumirse como poeta surrealista y ese afán paranóico por racionalizarlo todo y decir cosas muy inteligentes sobre problemas que a nadie le interesan. Más me molesta cuando pienso que esto que digo se me puede aplicar perfectamente”.

Correspondencia es funcional tanto para los asiduos lectores de Gandolfo y Levrero, quienes encontrarán en sus páginas datos de color hasta aspectos formales claves de sus legados. Mientras quienes aún no se hayan adentrado en la obra de los literatos rioplatenses, estos podrán no solamente disfrutar de una singular amistad de dos esgrimistas de la palabra, si no hacerse de una guía de lectura transversal y divertida para abordar sus obras.

Publicado en la edición 227 de el periódico El Eslabón.

Más notas relacionadas
Más por Aníbal Pérez
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

Un viaje en el tiempo al viejo Abasto de Rosario

Este sábado a las 10, se realizará un recorrido guiado desde la plaza Libertad (Mitre e It