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“Repensar el proyecto desde una lógica artiguista”, propone  el uruguayo Alberto Umpierrez, experto en temas latinoamericanos, quien sostiene que se está cerrando un ciclo de 135 años en Argentina en donde Sudamérica se vuelca hacia el océano Pacífico. Incluso ve allí una de las razones de la derrota del kirchnerismo.

“En algún momento dije que el kirchnerismo le estaba abriendo una puerta al artiguismo, pero que no es el artiguismo. Del mismo modo que el peronismo le abrió una puerta al desarrollo de las provincias, pero desde una postura rigurosamente centralista. Quizás no es el partido en sí el que puede avanzar en ese sentido, sino los espacios que se crean dentro de su enorme diversidad de líneas”, advierte Alberto Umpierrez, investigador y analista uruguayo especializado en temas regionales.

Y agrega: “No veo esa salida como una cuestión de voluntarismos político partidario, sino como la resultante de las fuerzas económicas y geopolíticas que le dan forma al mundo. Fuerzas que, obviamente, están muy lejos del control de ningún partido”.

El miembro del equipo de Integración Transfronteriza del Congreso de Intendentes del Uruguay, explica: “Creo que esas fuerzas están determinando que la Argentina que configuró Roca está llegando a su fin. Se está cerrando un ciclo de 135 años en la historia Argentina”.

“El problema principal es que en el momento en que Roca implementa la capitalización de Buenos Aires, el comercio mundial pasaba fundamentalmente por el océano Atlántico y el río de la Plata, con sus 12 metros de máxima profundidad natural permitía la navegación de los buques más grandes, con algún dragado a nivel de la entrada a los puertos principales. Pero, hoy en día el eje comercial del mundo es el océano Pacífico y el río de la Plata se ha quedado obsoleto, para lo que son los grandes buques graneleros y portacontenedores”, resalta.

La salida al Pacífico

“Esto significa que toda Sudamérica se vuelca hacia el océano Pacífico, y en nuestro caso particular, hacia los puertos de Chile. Ya en tiempos de Menem se había visto que el puerto de Buenos Aires quedaba chico para la economía de la integración volcada hacia el Pacífico que se venía a pasos agigantados. Por eso se proyectó el puente Colonia-Buenos Aires”.

“Paralelamente, –agrega Umpierrez– en los últimos años del gobierno de Menem se empezó la liquidación de la Administración General de Puertos, del gobierno federal, que sólo administra al Puerto de Buenos Aires, por ser el único puerto federal de toda la Argentina”.

Y continúa: “Ese proceso de liquidación se estancó durante el gobierno de De la Rúa, y se archivó durante el gobierno de Duhalde. Cuando asume Kirchner procura darle nueva vida al puerto de Buenos Aires, como fuente de ingresos fiscales para el gobierno federal y como forma de controlar rigurosamente los ingresos aduaneros”.

“Luego se revitaliza también el viejo sistema logístico de los ferrocarriles, a través de la renacionalización de la empresa Belgrano cargas y logística, que trabaja para el puerto de Buenos Aires. Es decir, el kirchnerismo intentó revitalizar al puerto de Buenos Aires como la esencia de un gobierno fuerte”.

Esta situación determinó –explica–, “muchos de los conflictos que se dieron durante el kirchnerismo, en particular con las provincias de Córdoba y Santa Fe”.

Razones geopolíticas

Y sostiene Umpierrez: “A lo que voy, es a que la derrota electoral tiene razones mucho más profundas que culpar a Cristina o a Scioli, o a Carta Abierta o a los traidores que votaron a Macri. Las razones son de fondo, históricas y geopolíticas”.

“Lo que estoy planteando apunta a una autocrítica del campo nacional y popular, que no se dio cuenta de la existencia de estas nuevas fuerzas que determinan la necesidad de una nueva configuración de la Argentina. Hubo un proyecto de integración política de los gobiernos progresistas latinoamericanos, pero no hubo ningún proyecto de integración económica y comercial, porque se optó por desarrollar economías cerradas. Y eso, ya en 1955 se demostró que era inviable. La implosión de la URSS lo volvió a demostrar en 1989. La apertura de China lo volvió a demostrar. Y nosotros no lo quisimos ver y no elaboramos ninguna estrategia de integración adecuada a la nueva situación mundial”, resalta.

En ese sentido, nombra al poderío económico que ya tienen algunas provincias. “Vuelven a resurgir con mucha fuerza Córdoba y Santa Fe como puntas de lanza de un nuevo federalismo, más interesado en un desarrollo integrado con Chile, por los puertos oceánicos, que en el desarrollo autárquico de la propia Argentina cerrada sobre sí misma”.

“Por otra parte, –agrega– la provincia de Entre Ríos ya pidió la profundización del dragado del río Uruguay porque quiere tener sus propios puertos de ultramar, y Santa Fe hará lo mismo más temprano que tarde. Esto se relaciona estrechamente con el planteo del gobernador entrerriano Bordet sobre la soberanía portuaria de su provincia. Por eso pienso que la autocrítica debe ser profunda, incluyendo una nueva interpretación de nuestra historia con un criterio más científico, no meramente como la elaboración de un contra-relato más o menos creíble”.

Puerto de porteños

Umpierrez sostiene que “cuando digo que la Argentina de Roca se terminó, es porque se terminó la importancia del puerto de Buenos Aires. No depende del voluntarismo político, sino de la realidad batimétrica del río de la Plata”.

Y recuerda: “El puerto de Buenos Aires tiene un pasado que ningún otro tiene: todas las luchas en torno al monopolio y al control del puerto de Buenos Aires. Eso no ocurrió en ningún otro lugar del mundo, creo que eso está en la esencia de la configuración de la Argentina misma”.

Además,  señala que “la caída de los precios internacionales de los alimentos también le agrega un toque de urgencia a todo este cambio de los ejes portuarios, porque en la medida que se reducen los márgenes de ganancia, también urge reducir los costos, especialmente los costos logísticos. El flete por barco es mucho más barato que cualquier otro medio de transporte, y cuanto más grande sea el barco que se utilice, tanto más barato resulta. Por lo tanto, será requerida una mayor profundidad de dragado de los ríos, mejores instalaciones portuarias, y, fundamentalmente, una salida rápida a los puertos de Chile que aseguran una mayor profundidad”.

“Cuando Roca concreta la federalización del puerto y la ciudad de Buenos Aires, el objetivo que se buscaba era consolidar un gobierno fuerte, que pudiera por sí solo imponerse a cualquier  provincia o grupo de provincias. Creo que se impone repensar el proyecto, ya no en una lógica roquista que se agotó históricamente, sino en una lógica artiguista”, advierte.

“En esta lógica, –admite– la integración de la región platense tiene que ser la esencia del nuevo proyecto nacional y popular. Hay que pensar desde la soberanía particular de los pueblos, la igualdad de las provincias, la confederación por el pacto recíproco. Sólo desde el artiguismo se podrá superar el casi seguro desmantelamiento del Estado Nacional que vendrá, endulzado por cataratas de dólares prestados por el FMI, el BID y otras fuentes de financiamiento de las obras de infraestructura”.

Y afirma: “La conexión real con América latina supone una complementación industrial, que tal vez ocurra algún día. Mientras seamos todos exportadores de productos agropecuarios y mineros, estamos casi condenados al aislamiento”.

Fuente: El Eslabón.

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