sol

Nacida en 2006 con un subsidio estatal al combustible, la empresa aerocomercial de la familia Angeli obtuvo beneficios oficiales durante una década. Sin embargo, la rescisión de la última ayuda gubernamental selló su suerte, luego de sanciones por sobreprecios y un accidente que dejó 22 muertos.

“ARTICULO 1º. Apruébase en todos sus términos el Convenio de Colaboración suscripto entre el Gobierno de la Provincia de Santa Fe y SOL S.A. LÍNEAS AÉREAS, el día 29 de julio de 2005, con motivo de la implementación de un servicio de transporte aerocomercial y el otorgamiento de un subsidio no reintegrable destinado al pago del combustible efectivamente consumido por la línea aérea”. Así nacía, ligada a la colaboración de un Estado-surtidor, la experiencia aerocomercial rosarina de la familia Angeli que, diez años después, entraría en una peligrosa zona de turbulencias con la rescisión de otro convenio que la vinculaba a la administración pública, pero en esta ocasión la nacional y en manos de hombres y mujeres que conciben un Estado-jíbaro.

La ley provincial 12.513, publicada en el boletín oficial de Santa Fe el 6 de enero de 2006 y aprobada por la Legislatura el Día de los Inocentes del año anterior, formalizó el convenio por el cual el Estado provincial se hacía cargo de pagar el combustible de la aerolínea mediante “un subsidio no reintegrable”.

Los aviones –Saab 340 turbo hélices- los compraban los Angeli, propietarios de la sociedad de bolsa y casa de cambio Trasatlántica, también conocidos por la empresa de turismo del mismo nombre y por la operadora turística mayorista Ola, entre otros emprendimientos.

En total, el gobierno de Santa Fe desembolsó unos 9 millones de pesos a lo largo de los tres años en los que tuvo validez el convenio de colaboración, firmado por el entonces gobernador Jorge Obeid, fallecido en 2014. El acuerdo, que estuvo sujeto a que durante 30 días se presentara una propuesta similar de otro operador interesado en que le bancaran el combustible del avión, suponía tres desembolsos: el primero de 3.523.283 pesos correspondiente al ciento por ciento del combustible utilizado; el segundo por 2.838.303 pesos equivalente a un 80 por ciento del combustible; el tercero cubría un 70 por ciento y trepaba 5.528.223 pesos anuales.

El artículo segundo de la misma ley autorizaba al Poder Ejecutivo provincial “a suscribir convenios de similares características (…) con el objeto de brindar el apoyo del sector público a la promoción de rutas aéreas de cabotaje que incluyan las localidades de Reconquista y Venado Tuerto”. Pero los aviones de Sol Líneas Aéreas nunca llegaron a esas ciudades del norte y sudoeste santafesino.
El convenio de colaboración buscaba, según su propia redacción, cubrir las necesidades aerocomerciales de Santa Fe, que con Aerolíneas Argentinas aún en manos privada no era tenida en cuenta para vuelos de cabotaje a Aeroparque, y mucho menos interprovinciales que no pasaran por Capital Federal.

Los considerandos del acuerdo señalan que “la concentración de la oferta de asientos impacta negativamente en el público usuario y por ende en el interés general, no solo en cuanto tiende a elevar el precio promedio, provocado por la falta de servicios en competencia, sino que además conspira contra la posibilidad de disponer de una mayor cantidad de rutas aéreas de cabotaje”.

También se lee allí una declaración de principios sobre el rol del Estado que hoy chocaría de frente con la concepción empresaria de lo público que alienta el gobierno central: “Corresponde al Estado orientar la actividad de los particulares y dirigir sus esfuerzos para evitar situaciones en las que la concentración del transporte aéreo, la posición dominante o la ausencia de una competencia adecuada, puedan derivar en situaciones perjudiciales para los usuarios”. ¡Vade retro, Estado intervencionista!

Carreteo

Con ese primer empujón oficial comenzó a volar Sol en agosto de 2006, entonces orientada por el jefe de la familia Angeli, Don Giussepe, un italiano nacido en 1931 en Orsogna que emigró a la Argentina en 1950, donde se casó con Lidia Sartoris y echó raíces.

Giuseppe, o José Angeli, fue varias veces diputado italiano por el extranjero, como representante de América del Sur.

En 1966 fundó la empresa de turismo Trasatlántica, que con los años se convertirá bajo la misma denominación en sociedad de bolsa y casa de cambio.

El Grupo Trasatlántica creció hasta convertirse en uno de los más fuertes de su rubro en el interior del país. Actualmente posee Trasatlántica viajes y Turismo; Ola mayorista de turismo; Ellecktra imagen global (agencia de comunicación); TSA bursátil; TSA cambio; los hoteles Costa Ushuaia y Puerto Norte; Trasatlántica Servicios y THM, que brinda servicios en managment hotelero.
Quien está al frente de los negocios del grupo es Horacio Gabriel Angeli, hijo de Don Giuseppe.

La Asamblea General Ordinaria de agosto de 2013 lo ubica como presidente del directorio de Sol SA Líneas Aéreas, cuyo vice es Juan Alberto Nyffenegger, quien entre 2003 y 2010 fue titular del Ente Turístico de Rosario. Luego ingresó a Sol, donde poseía al menos hasta mediados de 2014 acciones por 258 mil pesos.

También forman parte de la conducción de la ahora fallida compañía Horacio Rubén Darre y Gustavo Claudio Cebreiro (un ex gerente de Aerolíneas Argentinas) como directores titulares.

Inyección

En noviembre de 2007, cuando Sol aún contaba con el subsidio del combustible otorgado por el Estado santafesino, una asamblea de la sociedad anónima aprobó aumentar el capital social en 5,4 millones de pesos, llevándolo entonces a 7.570.000.

Horacio Angeli aportó esos 5.4 millones de esa inyección. El capital social quedó integrado de la siguiente forma: Angeli 6.969.500 pesos; Nyffenegger 258 mil; Cebreiro 235 mil y Darre 107.500 pesos.
En enero de 2009 la empresa recibió una sanción de la Secretaría de Transporte de la Nación por superar las bandas tarifarias fijadas por el gobierno.

Aquella resolución oficial señaló que en “un vuelo Buenos Aires-Gesell-Buenos Aires, al valor de la tarifa de 374 pesos se le adiciona un monto de 318,36 pesos en concepto de tasa, incluyéndose en el mismo un índice denominado de «Service Fee» por un valor de 254,32 pesos, el cual no se encuentra contemplado en las normativas en vigencia”.

Por esa razón la Secretaría de Transporte decidió sancionar a la empresa aerocomercial Sol por superar las bandas tarifarias fijadas por el gobierno. El documento sostenía que la firma “estaría violando la resolución 315 de fecha 16 de Mayo de 2008, habida cuenta que de los informes obrantes se determina que la empresa ha superado ampliamente las bandas tarifarías establecidas en todos los servicios por ella prestados”.

Ese mismo año, la empresa de la familia Angeli recibió un nuevo aporte del Estado santafesino. En julio el gobierno provincial entonces en mano del Frente Progresista financió la construcción de un hangar para Sol que demandó una inversión superior a los 2,5 millones de pesos.

El nuevo hangar “permite la reparación de los aviones, en este caso de la empresa Sol”, dijo el entonces gobernador Hermes Binner aquella jornada. “Son aviones grandes y necesitan un espacio más amplio para poder llevar adelante estas tareas”, explicó.

Siniestro

El 18 de mayo de 2011 alrededor de las 21 uno de los Saab 340 de Sol cayó en Los Menucos, provincia de Río Negro. La firma había conseguida esa ruta sureña para volar. El vuelo 5428 había partido de Córdoba y hecho escala Neuquén. Trasladaba a 22 personas -19 pasajeros y tres tripulantes- y debía arribar a Comodoro Rivadavia. La nave se estrelló y se incendió. Ninguno de los tripulantes sobrevivió al siniestro aéreo.

Un diálogo del piloto de la aeronave, Juan Raffo, producido un rato antes de la caída y registrado en la investigación revela la queja del empleado: “¿Por qué te creés que se cae tanto este avión? No sirve este avión para esta ruta, pero no lo quieren entender. Después, cuando puedas, pasame la carta de la zona esta”.

El informe preliminar efectuado por la Junta de Investigación de Accidentes de la ANAC señala como una de las causas del accidente el “engelamiento severo de la aeronave” por acumulación de hielo, debido a la bajas temperaturas. También apuntó a una posible falla humana del piloto: “De acuerdo con el análisis de la desgrabación del registro de voces de cabina, surge que durante las condiciones de engelamiento severo, la decisión operacional del piloto de la aeronave consistió solamente en un descenso que agravó la situación”.

Según publicó el diario La Nación en septiembre de ese mismo año, también se grabó una conversación en la que el copiloto de la nave, Adriano Bolatti, le dijo a Raffo: “Nos tendríamos que haber quedado, Juan. Hoy era para que se rompa el avión, te quedás cuando está lloviendo, frío…”.
Diez minutos más tarde, decía Raffo: “Estos no saben lo que es volar en esta zona con estos aviones, te estoy hablando de estos aviones”.

Los familiares de las víctimas denunciaron presuntas irregularidades en la investigación del juez federal de Bariloche, Leónidas Moldes. Entre otras, que permitió que se enterraran restos de la nave y restos humanos en una fosa cercana al lugar del siniestro, cuando ese perímetro debía ser resguardado.

También la familia de la azafata, la rosarina Jésica Fontán, fallecida en el accidente, señaló que la empleada había advertido sobre el estado del avión. “Tengo una carpeta con sesenta planillas de denuncias en las que Jésica Fontán informaba fallas en las aeronaves de Sol”, dijo a el eslabón el abogado Pablo Mattar, que representa a los familiares de las víctimas.

Plata y garrapata

Ya sin subsidio estatal al combustible, en 2013 Sol Líneas Aéreas consiguió otro aporte oficial: un crédito del Bicentenario otorgado por la Nación de 21 millones de pesos.

En una nota publicada en Página/12 en diciembre de 2014 por 18 despidos ocurridos en la empresa de los Angeli, el especialista del sector aerocomercial Diego Dominelli decía: “Sol es una empresa muy chica. Han recibido créditos del Bicentenario para incorporar aviones que no compraron y subsidios provinciales para mantener frecuencias y cantidad de aviones operativos y nada de eso se produjo”.

Y agregaba: “No tenían todas las garantías técnicas para que sus aviones estén en el aire. Pese al accidente que todavía está pendiente de resolución judicial, la empresa Sol insiste en mantener algunas irregularidades que no le hacen bien a la industria, al trabajador ni al usuario. En este tiempo han tenido la posibilidad de recuperar terreno, pero no han ido por ese camino”.

Las asambleas societarias del 24 de junio de 2013 y del 12 de diciembre del mismo año resolvieron “por unanimidad aumentar el capital social en la suma de $93.950.000 emitiendo al efecto 939.500 acciones ordinarias nominativas no endosables de $100 valor nominal cada una y con derecho a un voto por acción”, señalan los registros de Sol.

El aumento de capital fue suscripto así: Horacio Angeli aportó 70.462.500 pesos; Fideicomiso Acciones Sol 23.487.500 pesos. Parecía una aerolínea en expansión.

De acuerdo al registro oficial, la nueva inyección de aportes al capital social “sumado al capital emitido anteriormente de $7.570.000 eleva el mismo a la suma de $101.520.000 excediendo el quíntuplo de su original”.

El año pasado Angeli trabó un acuerdo con la línea área española Air Nostrum, por la cual la firma ibérica ingresaba con el 40 por ciento del paquete accionario de Sol y renovaba la flota con seis nuevas aeronaves Bombardier CRJ 200. Tres se incorporaron en octubre y las restantes debían sumarse este año.

La rescisión la semana pasada de un acuerdo firmado entre Sol y Aerolíneas Argentinas en agosto pasado –para vuelos de código compartido que suponía un ingreso financiero para la línea rosarina- puso en jaque el sueño aéreo de los Angeli.

El titular de la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (Apla), Pablo Biró, calificó a la aerolínea Sol como “garrapata” de fondos estatales, que se caracterizó por “usar a los trabajadores” para obtener beneficios e incumplir con acuerdos.

“Como compañía ha sido una incumplidora serial de todos los acuerdos habido y por haber, y ha tenido una política de usar a los trabajadores para conseguir beneficios”, dijo Biró, cuando Sol ya se había eclipsado.

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Fuente: El Eslabón

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