Durán Barba, asesor todo terreno del PRO.
Durán Barba, asesor todo terreno del PRO.

El gobierno macrista busca construir su relato. No es tarea fácil. Una cosa fue la retórica sencilla de la campaña electoral. Otra, muy distinta, es generar un discurso creíble, que sirva de sostén a una gestión que perjudica a muchos de los que votaron a Mauricio Macri. El producto a vender es otro.

La realidad es, entre otras cosas, un relato. Las relaciones entre relato y realidad son inasibles, pero existen. Resultan complejas, promiscuas, y muchas veces ambas partes terminan transformadas por el encuentro.

Siempre hay relato. Durante los doce años de gobiernos kirchneristas los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos demonizaron este término. Se lo presentó como sinónimo de “mentira” y “simulación” o, en el mejor de los casos, como “planteo ideológico alejado de la realidad de la gente”.

Pero la campaña ya pasó. Y una cosa es la retórica de campaña y otra, muy diferente, la estrategia de comunicación de un gobierno.

Ya están en el poder, los globos amarillos no resultan suficientes ahora. Inmersos en la compleja realidad de gobernar, el macrismo necesita ahora un relato adecuado a esa circunstancia. Las exigencias son otras. Por eso el gobierno nacional está haciendo grandes esfuerzos por construirlo.

Mauricio Macri accedió a la Presidencia, en buena medida, gracias a un relato. Fue un relato sencillo, falaz, manipulador. Pero tuvo una ayuda inestimable que lo hizo creíble. Jugó con el caballo del comisario. Contó con la letra, el apoyo, la protección y el caldo de cultivo, bien preparado y sazonado durante una década, de uno de los conglomerados mediáticos concentrados más grandes del mundo.

Macri utilizó estrategias de marketing para llegar al poder. Por eso resulta pertinente pensar el afán del gobierno nacional en construir un nuevo relato en términos de marketing.

Pero necesita hacer ajustes. Barajar y dar de nuevo. Una cosa es vender un candidato con la ayuda de una maquinaria mediática capaz de crear una realidad paralela, más creíble que la propia experiencia personal.

Y otra cosa, bien distinta, es vender una gestión de gobierno que perjudica a muchos de sus propios votantes. Son productos distintos, uno hecho de promesas, el otro de realidades dolorosas.

Durante la campaña, las instrucciones de Jaime Durán Barba fueron apenas un ingrediente más, burdo, tosco, brutal, de un tóxico guiso manipulador bien añejado. Sus consejitos de gurú estafador fueron, de algúnmodo, el resultado de un arduo trabajo mediático previo, de 24 horas al día, los 365 días del año.

Por eso las instrucciones de Durán Barba, básicas hasta la exasperación, pudieron funcionar en forma eficaz, porque el terreno ya estaba bien sembrado. Mentir, decir cualquier cosa, decir para no decir, con el objetivo de ganar, como sea. De eso se trató. Y después de ganar, “hacer lo que se tiene que hacer”, esto es aplicar las recetas neoliberales.

Así de simple y perverso. Tal como lo confesó Federico Sturzenegger en un video que le hubiera producido más de un orgasmo a Paul Joseph Goebbels. Sin embargo, esa cínica confesión nada le costó al confesor. Nadie lo condujo a la picota. No lo rozó el ludibrio público. Hoy es presidente del Banco Central.

El macrismo tiene un relato que le es consustancial. Pero no lo nombra. Lo aplica, con fanatismo dogmático, con fervor ideológico, pero oculta su nombre.

A la hora de construir un relato acorde a las nuevas circunstancias, esa negación es un problema. La falta de nombre es la falta del ser, es una cuestión existencial. El neoliberalismo es el gran relato oculto del macrismo. Pero su existencia se niega con pasión militante.

Negar el neoliberalismo deja un hueco. Y ese vacío que deja el relato negado tiene que llenarse, cubrirse de algún modo. Por eso el macrismo gobernante debe construir ahora, sin demora, un relato que le permita mantenerse en el poder y poder “hacer lo que tiene que hacer” en favor de los sectores concentrados y en detrimento de las grandes mayorías.

El macrismo insiste por estos días con la carga de la herencia K, y hasta ahora la estrategia le funciona. Pero sabe, y teme, que no va a funcionar cuatro años. Se necesita otra estrategia de marketing.
Parido por la cópula entre un relato y un conjunto de prejuicios y miedos de un sector resentido de la población, el gobierno nacional teme quedarse sin relato propio. Es hijo de un relato, y por eso teme, acomplejado, que ese vacío existencial lo arrastre y produzca el derrumbe de toda su gestión.

Le está costando construirlo. Porque no hay relato sin ideología, en principio, y los macristas dicen que no la tienen. Otro problema es que todo relato, aunque no sea veraz, debe ser, al menos, verosímil, como la buena ficción. Y a los macristas, hasta ahora, ya en el gobierno, no les da ni para construir una ficción. Por eso pugnan por mejorar en este sentido. Es cuestión de subsistencia, de gobernabilidad.

Las mentiras del gobierno son tan burdas que sólo las creen, por ahora, los sectores resentidos, racistas, aplaudidores del autoritarismo que caracteriza esta gestión.

Pero constituyen un recurso débil, limitado, cada vez más acosado por la realidad. Como contraparte, el gobierno cuenta con un blindaje mediático gigantesco, lo que significa una ventaja importante y le permite ganar algo más de tiempo, ocultar la realidad y crear otra, paralela, a la medida de sus necesidades.

El gobierno cuenta, además, con el apoyo de los que gozan vengándose de los laburantes, los militantes, los “negros” y los “grasas”. Sus mentiras funcionan bien entre estos sectores, representantes del “mentime que me gusta” y el “mentime que así confirmo mis prejuicios racistas”. Hasta cuándo va a funcionar esta patología social, nadie puede saberlo.

El relato macrista contó siempre con la ayuda de sus receptores, muchos de ellos seriamente afectados por la manipulación mediática. El receptor nunca es pasivo ni inocente. Lejos de serlo, es coautor del mensaje. Pero una cosa es la campaña y otra mantenerse en el gobierno cuatro años.

El globo amarillo se desinfló y se convirtió en símbolo: el profiláctico que, una vez usado, se descarta sin más. El packaging marketinero deja ver ahora un contenido bien distinto, nada feliz.
Para la campaña fue más que suficiente el planteo de origen religioso. La promesa de un cambio, de algo mejor, está en la base de todas las creencias. Siempre hay un más allá, un trasmundo mejor. En este caso fue “la revolución de la alegría”, presentada como algo superador de la demoníaca realidad kirchnerista.

Pero ahora la realidad, devoradora, salaz e insaciable, exige otro tipo de relación con el discurso, más compleja, más sofisticada.

El macrismo sabe que no tiene mucho tiempo para construir un relato que le sirva de sostén. Los poderes fácticos que le prestaron el poder político para que haga los deberes no le van a tener mucha paciencia. El pueblo tampoco. No se puede escribir un relato en un helicóptero. Ya sería tarde. Y difícil. Se mueven mucho esos aparatos. Y más cuando se los usa para escapar.

Fuente: El Eslabón

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5 Lectores

  1. Ana Raquel Rosso

    22/02/2016 en 14:15

    Sensacional esta nota de hoy, Pablo! Termino de escuchar » la conferencia de prensa» de 5 minutos del presidente de algunos argentinos… se repite el relato, es una colección de frases y enunciados que habla de un estado de felicidad y de vida ideal, que debemos lograr entre todos juntos (????) porque » no debemos dejarlo sólo » en esta tarea. Eso, y absolutamente NADA MÁS dijo…y quedó resonando en mi loca cabeza, otra frase, más o menos parecida y que tenía la misma intención…esa que decía «síganme…» Y un escalofrío de muerte, me vuelve a recorrer la vida, a pesar de los 33 de calor y sin aire (para no abusar de esas sensaciones mortales, que producen también la llegada de las nuevas boletas macristas de impuestos y servicios)

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  2. IGor

    25/02/2016 en 11:09

    Es interesante la nota. Se trata basicamente, del contrarelato. Una nota que no dice nada pero usa muchas palabras. Una cosa es cierta: 90 dias de gobierno, y pretendemos corregir el desfalco que organizó un grupo de incompetentes que apenas le da la cabeza para robar. 12 años donde se busco continuar la politica desindustrialista implantanda por los milicos, los mismos de los cuales se llenaron la boca atacandolos, pero hasta donde pude ver, no hicieron nada distinto. Se dedicaron a tirar al rio en bolsas de nylon a los que opinaban distinto (de maneras mas «democraticas»), sosteniendo la bestialidad en que todo es culpa de Clarin. Yo robo, pero Clarin es el malo. Y nos olvidamos q si los gobernantes roban, muren niños inocentes. Soy profundamente Frondisista. Ni kisnerópodo ni macrista, pero aun es temprano para putearlo. Neoliberalismo? seguimos con el mismo panfleto barato? ESTAMOS EN EL SIGLO 21 joder!!! CAPITALISMO, somos capitalistas. Necesitamos consumir. Lo que si puedo ver, es que eran tan ignorantes, tan ocupados en robar, q ni se dieron cuenta que otro partido les iba a ganar. Tan incompentes que nisiquiera se dieron cuenta que los iban a bolear en el culo. Y hoy, siguen haciendo campaña, para recuperar lo perdido (de poder, porque guita para afanar no dejaron!!!)

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    • Pablo

      25/02/2016 en 14:12

      Agradezco mucho tu comentario. Y te pido disculpas si utilicé muchas palabras para no decir nada. De todos modos, uno puede dejar de leer cuando le plazca ¿no? Pero prometo esmerarme y mejorar. Me equivoqué de maestros de retórica, evidentemente. Prometo prestar más atención, por ejemplo, a los discursos de Macri, que usa pocas palabras, pero rebosantes de contenido (si uno se acostumbra a su fonética, claro). Me llama la atención lo que decís del neoliberalismo. En todas las universidades del mundo se lo estudia y analiza, sí en el siglo XXI y no se lo considera planfeto sino el sistema económico hegemónico(¡Joder!). Veo que estás muy preocupado por los gobernantes que roban, seguramente creés que Macri y sus ministros son honestos ¡Joder! En cuanto al frondizismo, tengo buenas noticias, no vas a extrañar el Plan CONINTES. Una pena que tanta gente, despedidos muchos de ellos, no le quieran conceder más tiempo al honestísimo Macri. Lo hacen porque son ñoquis, seguro. Hay una oración de tu comentario que me dejó estupefacto: «Se dedicaron a tirar al rio en bolsas de nylon a los que opinaban distinto (de maneras mas “democraticas”), sosteniendo la bestialidad en que todo es culpa de Clarin». Pero no la entiendo, es obvio, por mi incapacidad panfletaria del siglo XIX. Mis disculpas, prometo mejorar. Otra vez usé muchas palabras para decir nada. ¿ O será que te parecen nada porque no estás de acuerdo?

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    • Emilia López

      25/02/2016 en 16:49

      Igor: Cuando un gobierno censura ningùn medio de comunicación se anima a criticarlo. No sé si sos joven o maduro, yo soy una señora mayor y te aseguro que es así. Cuando un gobierno persigue a los que piensan distinto, los medios y los ciudadanos, por miedo, dicen que todo está bien, o hablan de otros temas y no denuncian la corrupción. Coincido en muchas de las cosas que decís en tu comentario. Creo que los gobiernos K fueron corruptos. Pero decir que no hubo libertad de prensa es faltar a la verdad y faltarle el respeto a los lectores. No sólo hubo libertad de prensa sino libertinaje. No sólo se insultó a la presidenta, a los ministros, que en muchos casos se lo merecían, sino que se insultó y denigró a los ciudadanos que los votaron y eso es antidemocrático. ¿Dónde estuvo la censura? ¿A quién se atacó por pensar distinto? ¿A Majul, a Lanata, a Morales Solá se los tiró al río? ¿No dijeron todo lo que tuvieron ganas de decir, como corresponde, como debe ser? !Cómo podés decir lo contrario! No se puede decir cualquier cosa. Está bien criticar lo que estuvo mal, que fue mucho. Pero si mentís, estás cometiendo un acto de deshonestidad, o sea estás haciendo lo mismo que criticás. Te pido, con todo respeto, y desde la experiencia de una mujer muy mayor, que reflexiones y que tengas la honestidad de retractarte.

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  3. Carlos Garcia

    25/02/2016 en 23:24

    Estimado Igor, Mirá si yo te juzgaría por portación de nombre, lo asociaría a un mayordomo de villanos, Cavallo, Melconian, Sturzenegger, Prat Gay, esta gente dejó el país en default (2001), estos personajes que hoy retornan, te y nos hicieron daño,no son noventa dias de gestión, son noventa dias que extienden al 2001, nose cual es tu edad pero de esas bolsas que vos hablás la mayoria de los muertos fueron peronistas (o grasas como dijo Prat Gay), y si sos tan capitalista te digo que sale más barato subsidiar que reprimir, el subsidio mueve un mercado interno en cambio la represión es daño y pérdidas, para el liberalismo libertad es un témino sólo aplicable a la economía y no al hombre y sus derechos,no me enojo porque atacas a los «K», que alguna vez me digan cuales fueron de forma fehaciente esos actos de corrupción que tanto menciónan, me enojo porque desvalorizás a Pablo Bilsky,un periodista, escritor y docente con compomiso, te ha respondido correctamente, el que tiene que mejorar sos vos.

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