Foto: Sitio Andino/Silvana Colombo.
Foto: Sitio Andino/Silvana Colombo.

Macri provoca todo el tiempo. Su participación en “el acto de inicio del ciclo lectivo” en la Facultad de Derecho de la UNR se inscribe en ese contexto de provocación permanente. Macri está en las antípodas de la educación pública y de todo lo que ella representa. Es un enemigo declarado de todo lo público, como buen neoliberal. Su presencia en la universidad es un insulto que no se puede dejar pasar. Es intolerable. Macri go home.

Macri es un feroz enemigo de la educación y de la cultura. Como empleado de los poderes fácticos y las corporaciones, Macri viene a destruir la educación pública y todas las manifestaciones culturales nacionales y populares. Ya lo hizo en la ciudad de Buenos Aires. Y a los pocos días de asumir como presidente una murga barrial fue reprimida con balas de plomo. Todo un símbolo.

Quienes profesan el neoliberalismo, esa ideología de la desigualdad repudiada por los pueblos de todo el mundo, desprecian lo público.

Quienes ejercen y ponen en práctica el dogma neoliberal con fanatismo fundamentalista, como es el caso de Macri, suelen hablar del “Estado y de lo estatal”, como si fueran malas palabras. En realidad, Macri hizo y sigue haciendo fortuna gracias al Estado, como buen neoliberal. Le roba al Estado, como buen neoliberal.

La típica retórica neoliberal contra el Estado oculta un ataque a todo “lo público”, concepto mucho más amplio que el de “Estado”.

El gobierno de Macri destruye lo público en beneficio de los intereses privados. En beneficio de las corporaciones. Por eso su presencia en la UNR es un insulto que no se puede dejar pasar. Es intolerable.
Macri y sus funcionarios mienten y fingen todo el tiempo, con un cinismo pocas veces visto. Todas y cada una de las declaraciones de los funcionarios del gobierno nacional son actos de violencia, burla y desprecio a quienes tienen la desgracia de escucharlas.

Son provocaciones lisas y llanas.

Los funcionarios del macrismo pueden decir cualquier cosa. Literalmente cualquier cosa, con todas impunidad. Cuentan con la complicidad de los grandes conglomerados de medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos.

Que digan lo que quieran, con total libertad, claro. Pero hay que darles una respuesta acorde a la falta de respeto y la provocación que implica decir cualquier cosa, mentir en forma descarada y burlarse de la gente.

Por ejemplo, el diputado provincial del PRO, Roy López Molina, llegó a decir que «las primeras medidas de Macri son realmente nacionales y populares». Y lo dijo «en serio».

Estos tipos están cebados. No tienen límites.

La presencia de Macri en la UNR es una nueva provocación. Y remite, además, al servilismo rastrero del decano de la Facultad de Derecho, Marcelo Vedrovnik, y oros tres o cuatro decanos que, de acuerdo a lo que trascendió en los medios, también están dispuestos arrastrarse en el hediondo fango de la genuflexión.

Las grandes mayorías están sufriendo el embate brutal del típico ajuste neoliberal que Macri está imponiendo por decreto y con la complicidad de traidores y vendidos de distintas pertenencias partidarias.

El ajuste es tan brutal como típico: endeudamiento externo, despidos, inflación galopante, cierre de fábricas y negocios, sueldos que no alcanzan, represión y criminalización de la protesta social. O sea: una transferencia de recursos descarada a los sectores más concentrados de la economía en detrimento de las grandes mayorías, a cualquier costo.

Cuando esto ocurre, cuando las trabajadoras y los trabajadores sufren, la corrección política se parece mucho a la cobardía.

Escuchar a los macrista da asco. Indigna. Escuchar las delicadezas de ciertos dirigentes de la oposición también. Si son tan delicados y pacientes, que abran una coqueto negocio de delicatessen y se pongan a vender foie gras, caviar y Leberwurst.

Pero para frenar el autoritarismo, la provocación y las formas de violencia (simbólica y física) con las que nos viene prepoteando el macrismo, se necesita otra cosa.

En estos tiempos de corrección política y delicadeza queda muy bonito decir: “Bueno, el decano tiene derecho a invitar a quien quiera. Macri es el presidente electo por la mayoría, por otra parte. Quienes deseen ir a manifestarse, a favor o en contra, que lo hagan. Es válido en el marco de la democracia”.

Sí, claro, además de fino, el razonamiento anterior es obvio. Nadie se opone a esa forma de encarar la visita, por supuesto. Pero ese razonamiento queda incompleto si no se lo complementa con un rechazo total, y una denuncia de lo que la visita implica. Macri ganó a través de la voluntad popular, pero su gobierno es autoritario.

Su presencia en la UNR es una provocación más. Una más, y van….

Macri podría visitar, por ejemplo, la Universidad Austral, la del Opus Dei, que tantos cuadros políticos le aportó a Cambiemos. O cualquier otra universidad privada, alguna de las tantas que crecieron como hongos durante el menemismo, y en las que la educación es una mercancía más. Podría darse una vuelta, además, por la Fundación Libertad, y respirar el hedor acre que impregna ese sitio, por donde pasaron tantos funcionarios de las dictaduras genocidas que asolaron la región. Pero no: Macri viene a la UNR, porque la idea es provocar.

Los dirigentes de Cambiemos instaron a recibir al presidente “con banderas argentina”. Claro, los que le vendieron el país a los fondos buitre, los que vinieron a destruir la soberanía, los entregadores quieren banderas argentinas. No quieren banderas de partidos políticos, ni de agrupaciones estudiantiles, ni sindicales, ni de movimientos sociales. Eso no. Eso es “grasa militante” y no representa a la Argentina.

Hagámosle sentir que no es bienvenido. Hagámosle saber que quienes defendemos la educación pública sabemos bien que está en la vereda de enfrente. No nos puede engañar un tilingo balbuciente. Un cipayo. Basta de burlas y de insultos. Basta de provocaciones. El que busca, encuentra.

Macri no. Macri go home. Así, en inglés, como se les dice a los imperialistas yanquis. Fuera. No pongas tus sucias garras neoliberales sobre una universidad pública. Fuera cipayo.

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Un comentario

  1. Maria Laura

    13/03/2016 en 12:19

    Realmente la visita de MM es una provocación y hasta una forma de medir la fuerza q tiene. Mm go home!

    Responder

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