Las mellizas que conforman la dupla que representará a la Argentina en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en la especialidad nado sincronizado, le contaron a este medio cómo es compartir sus vidas dentro y fuera de la pileta.

Los Juegos ya están a la vuelta de la esquina y Rosario vuelve a marcar presencia. A menos de cien días para el puntapié inicial, las mellizas Etel y Sofía Sánchez salen de la piscina del Club Gimnasia y Esgrima (GER) después de una larga jornada de entrenamientos, para conversar con el eslabón sobre sus inicios en esta disciplina que les permitió recorrer el mundo y disputar los torneos más importantes del planeta. Ya con la clasificación asegurada, palpitan lo que será su segunda experiencia olímpica.

Juntas a la par

El vientre de su madre y la fecha de nacimiento no es lo único que unió a estas hermanas, también fue la pasión por las aguas. “Desde chiquitas hicimos natación porque la idea de mi mamá era que no le tengamos miedo al agua, por el verano y las vacaciones”, toma la posta Sofía, y continúa: “Pero a los 8 años fue como que nos aburrimos un poco, y acá en GER en el andarivel de al lado hacían nado sincronizado y nos pasamos enseguida. Hacíamos las dos cosas a la vez, pero después nos quedamos con nado”.

Etel se suma a la charla aportando que en los inicios en este deporte, que combina natación, gimnasia y danza, “arrancás jugando un poco, escuchando la música, poniéndote malla con brillo, gelatina en la cabeza, y es como un mundo nuevo para una nena”. Y cuenta: “Después tenes dos caminos: seguir por el club o en el alto rendimiento. Nosotras elegimos el camino de estar en una selección, de competir representando al país y llegar al alto rendimiento”. En este sentido, explica que “cuando representás al club en torneos nacionales, no se entrena todos los días en doble turno como sí sucede en la selección”.

La trayectoria de las hermanas siempre estuvo ligada a la albiceleste, y desde 2005 son parte de la máxima categoría. Para alcanzar ese nivel, Sofía cuenta que “la entrenadora cita a un selectivo, que es abierto y pueden venir todas las nenas que quieran; luego se hace una preselección y terminan eligiendo a las mejores diez”.

“En la modalidad de dueto, que es la especialidad nuestra, siempre estuvimos juntas porque cuando se hacía la preselección éramos las primeras”, dice Etel, quien en una sola oportunidad salió a pista sin su hermana: “Fue rara la experiencia, porque con ella siempre estuvimos juntas. A la otra chica no la conocía, pero era re predispuesta y por suerte salió todo bastante bien. Fue en un torneo internacional, nos separamos porque me operé de la cadera y hubo que seguir haciendo el dúo igual”, acota Sofía.

A dos aguas

Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.

La coincidencia en sus aspectos y en las habilidades acuáticas que exhiben dentro de la pileta, también se evidencia a la hora de elegir el certamen más destacado de sus trayectorias. Las mellizas responden al mismo tiempo, sin dudarlo: el Mundial de Deportes Acuáticos que se disputó en 2013 en Barcelona. “Fue uno de los torneos que nos marcó porque lo disfrutamos mucho, estábamos muy bien anímicamente y el rendimiento también fue muy bueno”, opina Etel, a lo que su colega agrega: “Veníamos de los Juegos Olímpicos de Londres, donde habíamos estado muy nerviosas porque peleamos mucho por entrar. Después de eso nos relajamos un poco y nos sentíamos muy seguras y confiadas porque Argentina ya tenía un puesto internacional. Estábamos contentas de estar ahí porque lo hicimos muy relajadas, y por eso lo disfrutamos mucho”.

Otro de los aspectos destacados por las rosarinas son los lugares del planeta que conocieron gracias a este deporte. “Viajamos por todo el mundo, por lugares que no imaginás. Ucrania, Rusia, China, por varios lugares de Europa, por América también”, enumeran.

Respecto de aquella experiencia en los Juegos que se desarrollaron en la capital inglesa, las hermanas Sánchez volvieron a coincidir. “Aunque teníamos experiencia, nos superó un poco la situación. Tendríamos que haber ido un poco más preparadas psicológicamente pero no nos dábamos cuenta porque disfrutábamos tanto de estar cumpliendo ese sueño”, señaló Etel, y Sofía corroboró: “Los Juegos son una cosa increíble, que no se compara ni con un Mundial, ni con nada. Es una mezcla de disfrutar al máximo de la Villa Olímpica de deportistas, de estar en el edificio de Argentina y que todo el tiempo te estén diciendo que todo va a salir bien, que somos todos amigos. Es increíble la magia que se vive ahí adentro”. Y cerraron, entre sonrisas, contando que durante la estadía en tierras londinenses “nos cruzamos con Emanuel Ginóbili y pudimos comer con él en la misma mesa, lo mismo con Nocioni y todo el equipo de básquet”, que “también lo vimos a (el basquetbolista yanqui) Kobe Bryant”, y “estuvimos con (los tenistas) Pico Mónaco, David Nalbandian, Gisela Dulko.

Río bravo

Tras admitir que el nivel de las rusas es, por lejos el mejor en la especialidad, las deportistas rosarinas proyectaron las expectativas de cara a la nueva edición de los Juegos Olímpicos que, del 5 al 21 de agosto próximos, se desarrollarán en territorio brasileño.

“Ahora tratamos de disfrutar al máximo los entrenamientos –se zambulle en la conversación Etel– para llegar lo mejor posible y poder disfrutar también allá. Obviamente la idea es lograr nuestros objetivos técnicos para mantener los diferentes puestos que queremos alcanzar”. Sofía, por su parte, destaca que “aunque siempre entrenamos de la misma manera, en verano es un poco más porque hay mayor disponibilidad de las piletas”, y agrega: “No hacemos distinción según el torneo que debamos afrontar, sino que siempre entrenamos 6 horas por día, y entrenar más que eso ya sería demasiado. La idea es disfrutar, porque venimos con una carga psicológica bastante dura ya que viajamos y entrenamos mucho. Esta es una disciplina muy perfeccionista y si no estás bien psicológicamente te boicoteas a vos misma. Nosotras siempre decimos que en este deporte el peor enemigo sos vos. Así que después de un mes de vacaciones, arrancamos a full”.

Su hermana, Sofía, concluye: “Nosotras actualmente estamos 19 en el mundo y ahora queremos conseguir un puesto 18. En este deporte es muy difícil subir, a nosotras nos costó varios años. En Londres estábamos 22 y ahora queremos llegar a 18, prácticamente es avanzar un puesto por año, que en nado sincronizado es muchísimo.

No hay dos sin tres

Ante la consulta sobre si había otros casos de mellizas que hayan compartido duetos de nado sincronizado y hayan alcanzado popularidad, las locales admiten que “si bien no es tan frecuente, ya hubo unas chinas y unas brasileñas. Pero ahora estamos nosotras y una dupla de Kazajistán, a nivel mundial, no pasa de la mística que puede tener un dúo de mellizas”, y señalan: “Acá en Rosario tenemos dos nenas y ya pensamos que pueden ser las próximas Sánchez, porque son muy parecidas a nosotras”.

A modo de despedida, y después de haber hablado extensamente de lo que significa salir el mismo día de la misma panza y compartir una carrera deportiva, las hermanas aclara: “En realidad somos trillizos, el otro es varón y hace waterpolo. Nos llevamos muy bien entre todos, tenemos el mismo grupo de amigas y amigos y nos vemos casi siempre, pero vivimos separadas, y eso es lo más saludable”.

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