Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

El titular de la cartera laboral santafesina no coincidió con la lectura de los sindicatos, quienes llevaron el reclamo contra los despidos como bandera principal del acto del Día del Trabajador.

Con cierre de fábricas, suspensiones y despidos, caída del poder adquisitivo de los trabajadores y de la actividad comercial y retracción del mercado interno, la situación laboral según los sindicatos, tanto del sector privado o público, que fueron sondeados en los últimos meses por este medio, es entre “preocupante” y “alarmante”. La baja de las persianas de la petroquímica Ar Zinc, de Fray Luis Beltrán, o de Ricedal, en Chabás, la eliminación de turnos completos en Acindar de Villa Constitución y Rosario, las desvinculaciones en las empresas de línea blanca locales, las pérdidas de empleos en Firmat, el fin de los contratos de áreas claves del Estado nacional en el territorio santafesino, son algunos de los más resonantes conflictos que tienen a los gremios de la región en pie de lucha. Sin embargo, de acuerdo a la mirada del radical ministro de Trabajo y Seguridad Social de la provincia, Julio Genesini, “el escenario no es tan así”. Si bien el funcionario reconoció, en diálogo con El Eslabón, el “impacto negativo de las importaciones, la inflación, el incremento de tarifas energéticas y las altas tasas de interés”, consideró que aún hay que esperar para ver “cómo se proyectan esos elementos en el segundo trimestre del año”.

—Este primero de mayo está signado otra vez, como no ocurría hace años, por el reclamo principal de la convocatoria de las cinco centrales obreras en defensa del trabajo y contra los despidos. ¿Cómo está el panorama laboral en la provincia?

—En general, con los datos que tenemos en relación al primer trimestre, no tenemos una variación sustancial en cuanto a la cantidad de trabajadores registrados. Tomo este dato que se basa en las altas y las bajas de la Afip, de las denuncias que hacen los empleadores cuando dan de alta o de baja un trabajador.

—¿Pero qué indicó concretamente el índice de trabajo registrado en 2015 y qué indican los primeros de 2016?

—En 2015 el índice mejoró con respecto a 2014 y tuvo una tasa de crecimiento de 1,5 por ciento, cosa que se mantuvo hasta el 31 de enero, que son los datos finales que tenemos. El 31 de diciembre había un registro de 492.813 y el 31 de enero la cifra arrojó 492.600. Esto no nos da la pauta en general sobre todos los trabajadores informales, allí no tenemos encuestas en relación a cómo está la desocupación, pero sí hay que poner en evidencia que muchas situaciones de despidos que se dan en el sector informal vienen a formalizar en el Ministerio de Trabajo y allí, por los datos que tenemos, se mantiene en general con los mismos parámetros que en igual período de 2015. Obviamente hay situaciones puntuales, como el caso de Ar Zinc, que fue una decisión empresaria. Ricedal también estaba en esa situación, algunas de Firmat también. Pero en general, en lo que va del año, nosotros no tenemos una situación de destrucción de puestos de trabajo en el sentido de que signifique cuando hablamos de destrucción, que haya una disminución de la cantidad de trabajadores ocupados.

Lo que sí hay en general es una preocupación por una serie de cuestiones que empiezan a impactar en el funcionamiento de las empresas y abre interrogantes en relación al futuro del empleo.

—¿Como cuáles?

—Por un lado tenemos una retracción de la demanda de productos; también evidencian que hay un incremento de los costos, sobre todo de la energía; que en algunos rubros empiezan a aparecer productos importados; altas tasas de interés y dificultad de acceso al crédito y altas tasas de inflación que generan una situación de preocupación y que será decisivo según cómo vayan a ir evolucionando estos elementos en el segundo trimestre para ver las proyecciones definitivas del empleo durante el año. Por lo pronto, en el gobierno trabajamos permanentemente en esto, con la Mesa Multisectorial del Empleo y en el Consejo Económico y Social. El gobernador llevó preocupaciones que recogió de los sectores del trabajo y el mundo empresarial, planteando el tema de las importaciones y el alto costo de las tarifas.

Hay algunas notas distintivas, que hablamos en estos días incluso con los dirigentes de la Unión Obrera de la Construcción (Uocra), y es que en realidad del grueso de la situación de despidos que se dan a nivel nacional, en más del 70 por ciento, y según datos que publicaba un matutino, se trata de trabajadores justamente de la construcción, y esto es porque se han discontinuado una gran cantidad de obras a lo largo y ancho del país que estaban financiadas fundamentalmente por el Tesoro Nacional. La situación en Santa Fe es totalmente distinta en ese sentido.

—Con este panorama que usted plantea, los reclamos que se escuchan por parte de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), con desvinculaciones y suspensiones en Rosario en empresas de línea blanca o Acindar o de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE), o la propia Uocra, junto a otros gremios que denuncian despidos concretos, parecería que no fueran ciertos…

—No. No es así. Yo lo que le estoy diciendo es que respecto de esas cuestiones –de hecho con la UOM hemos estado reunidos con (Antonio) Caló– hemos tramitado varios procedimientos preventivos de crisis en el Ministerio. Se han buscado acuerdos, con un gran esfuerzo, tanto de sindicatos como de empleadores, en esta coyuntura de retracción de la demanda, de importaciones, de altas tasas de interés y dificultades para el funcionamiento económica. Se ha arribado a soluciones y se ha contenido a los trabajadores para sostener el empleo como en el caso de Vassalli, en Firmat, donde se trabajó en procedimiento de crisis, donde desde el gobierno provincial se articuló un fondo rotatorio para asistir a pymes. O en el caso de Sadesa, en Las Toscas, donde intervinieron distintos niveles del Estado y terminó siendo adquirida por Arlei y se mantuvieron los puestos de trabajo.

Pero debo aclarar que dentro de todas las dificultades que hemos hablado en Santa Fe, se ha mantenido la obra pública, incluso las de origen nacional, los despidos que se mencionan del Estado se dan en el orden del Estado nacional pero fundamentalmente en otras provincia o en municipios pero no en nuestra provincia. También debo destacar la fuerte presencia de institucionalidad y de diálogo social entre empleadores, Estado provincial y sindicatos.

―Ese tono de diálogo y manejo institucional de los conflictos parece que donde no se ha podido plasmar es en Las Rosas.

—Bueno, en Las Rosas hemos trabajado. El lunes pasado estuvimos trabajando casi siete horas. Ahí hay un conflicto laboral en función de una diferencia en relación a unos adicionales y una medida que tomó el intendente. Lo cierto es que el marco del diálogo para la solución del conflicto estaba, pero lamentablemente, este intendente municipal no aceptó los términos de la Conciliación Obligatoria, como para dar una impasse de negociación y el hecho de no haberse prestado a esa instancia ha complejizado el conflicto. Seguimos haciendo gestiones ante el intendente para acercar a las partes y contribuir a solucionar el problema.

Fuente: El Eslabón.

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