Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

En el marco de la discusión sobre las alternativas de políticas públicas que reemplacen al paradigma prohibicionista al consumo de drogas, el eslabón dialogó con referentes del Programa Andrés de Rosario, la comunidad terapéutica que brinda asistencia a personas con “consumos problemáticos de sustancias” –de manera coordinada con los sistemas de salud pública de provincia y municipio–, sobre el abordaje terapéutico de la cuestión. En primer lugar destacaron que cambió la mirada de la relación del paciente con la sustancia, y aseguraron que hoy la prioridad es que el sujeto, en abstinencia o no, restablezca sus vínculos sociales y afectivos.

La asociación civil Programa Andrés Rosario es una comunidad terapéutica que trabaja con adultos jóvenes y chicos en situación de vulnerabilidad, con problemas de violencia barrial y que no cuentan con ningún apoyo externo, con quienes se trabaja la “autonomía progresiva” y la “des institucionalización” por un lado, y con pacientes con consumo problemático de sustancias, por el otro, desde la salud comunitaria. Anibal Angeletti es coordinador de la organización y en una entrevista con el eslabón, contó que el área de adicciones funciona en dos dispositivos: uno de ellos es el de abstinencia; y el otro, de prevención o reducción de daños.

“La reducción de daños de alguna forma se aplicaba al consumo de sustancias inyectables, por lo menos hasta finales de los 90, con el uso de la metadona. Hoy la reducción de daños está asociada a los daños sociales, de quiebre de vínculos y lazos sociales. El abordaje hoy consiste en determinar cuáles de esos daños se relaciona al consumo de sustancias. Es un desplazamiento que se hizo de la vieja reducción de daños europea, a una visión más social, es decir, que el consumo de sustancias no te deje afuera”.

Angeletti se refirió a los “dispositivos de abstinencia” que son los “tratamientos ambulatorios, es decir, de internación en centros de días y de noche”. Además, contó que los pacientes que hacen el tratamiento en el dispositivo de abstinencia, lo hacen por su propia voluntad. En caso de que la persona demande o sea su pedido. “Eso tiene que ver con parte de la población que ve el consumo como problemático, cuando otros no lo ven así. Y esto porque hay una apreciación social del consumo que, como en todos los órdenes de la vida, no siempre coincide con la apreciación subjetiva”, comentó el referente de la iniciativa.

En total, el programa incluye a 100 pacientes de los cuales 10 están internados, y el 90 por ciento restante tiene tratamientos ambulatorios, cuyo promedio de edad es de 30 años. El Programa Andrés cuenta con cuatro casas en Rosario. En una funciona el centro de noche, después está la casa sede donde funcionan los centros de día y los consultorios externos, y otras dos casas de alojamiento.

“El trabajo en el área de consumo problemático lo hacemos desde el enfoque de la salud pública, ya que el 90 por ciento de los pacientes no cuenta con cobertura social. En su mayoría trabajamos con casos complejos que son derivados de los centros de salud y hospitales municipales y provinciales. Cada paciente nuestro es paciente del hospital o del centro de salud y articulamos bastante bien el abordaje desde los centros municipales porque tienen una red de salud barrial más armada”, detalló el coordinador del Programa en Rosario.

De adicciones a consumo problemático

El programa Andrés funciona en la ciudad desde mediados de los 90. “Desde los inicios de la organización hasta hoy los métodos de abordaje fueron cambiando porque cambió la población y lo que hacemos hoy quizás no de respuestas mañana”, comentó Angeletti.

En este sentido, contó que “se empezó trabajando en comunidad terapéutica, es decir, trabajando en abstinencia y pensando el problema del consumo desde el sujeto, un problema que se podía arreglar haciendo terapia, y ese abordaje estaba orientado a que deje de consumir. Hoy se lo ve desde otro lugar. Lo que nosotros pudimos hacer con el tiempo es articular nuestra práctica con el saber de la medicina general que trabaja con salud pública y podemos salirnos del enfoque tradicional y trabajar en otros aspectos como la inserción laboral y la restablecimiento de vínculos familiares y sociales”.

Sobre la nueva mirada de la problemática, Angeletti aclaró: “Desde la organización no usamos el término adicciones, sino «uso problemático de sustancias», porque por adicción entendemos una enfermedad o un cuadro clínico que se usa en la psiquiatría, en la medicina o en la psicología como una problemática subjetiva, y sin embargo es mucho más complejo, desde lo social, porque el consumo es algo más que le pasa a una persona. Entonces que alguien sea un poco más o menos feliz después de una intervención nuestra, no necesariamente sea por dejar de consumir. El problema está en si no está inserto, si no tiene un lugar en la sociedad. Si hay otras cosas que se pueden cambiar y cosas que puede lograr aun sin dejar de consumir”.

Fuente: El Eslabón

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