14 Obama Macri RGB

La Argentina se sumará como miembro observador a la Alianza del Pacífico, el monstruo sagrado del neoliberalismo regional que padecen los pueblos de México, Perú, Colombia y Chile. El presidente argentino irá a la cumbre de ese bloque el 1º de julio en el país trasandino, que para Macri es un modelo en muchos sentidos.

Chile es, para la derecha continental, todo un ejemplo, en varios sentidos. Los gobiernos pasan, las gestiones cambian, e incluso se definen con distintos signos políticos, pero hay algo inamovible, profundo, que tiene que ver con el peso de los poderes fácticos y la desigual distribución de la riqueza. Chile significó, a nivel mundial, el primer ensayo neoliberal, a partir de la dictadura genocida de Pinochet, en 1973, bastante antes de que el neoliberalismo se impusiera en la EE.UU. e Inglaterra, con Ronald Reagan y Margaret Thatcher, respectivamente.

Y hoy Chile sigue siendo un ejemplo para la derecha que se dio el gusto de producir la restauración conservadora en la región, con el triunfo de Mauricio Macri en la Argentina, el golpe en Brasil, y el acoso al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

Chile marca el camino: menos integración regional, menos Mercosur, menos trabas comerciales, y más libre comercio, sin impuestos aduaneros, sin limitaciones de ningún tipo. Es decir esa idea de libre competencia que destruye los mercados internos, el trabajo, la industria local, y transfiere enormes recursos a las corporaciones multinacionales.

Argentina se acerca a la Alianza del Pacífico que integran México, Perú, Colombia y Chile. Ya es miembro observador y gracias a eso podrá asistir a la cumbre de ese bloque el 1º de julio en Puerto Varas, Chile. Es una forma elegante de atacar y cambiarle el sentido al Mercosur. “El Mercosur debe adquirir una mayor dinámica de integración y debe estar abierto a trabajar con otros bloques regionales como lo es el de la Alianza del Pacífico. Creemos que América debe ser una gran zona de paz e integración”, indicó Macri tras su encuentro del 15 de junio pasado con el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos.

Macri está pidiendo que se “flexibilice” el Mercosur, con la idea de eliminar la cláusula que exige el acuerdo de todos los miembros para que un país firme un tratado de libre comercio por fuera del agrupamiento. Ese es su objetivo y por él viene militando.

“El crecimiento que tuvo Colombia fue fundamental para disminuir la pobreza y esa es una experiencia que debemos aprovechar. Es muy importante el componente técnico que posee la dirigencia de este país, y eso se nota en el desarrollo que tuvo en los últimos años una ciudad como Bogotá”, señaló Macri en Colombia.

Como ya es costumbre, las declaraciones del presidente argentino se independizan, se liberan, mejor dicho, del pesado lastre de la realidad. Las palabras y las cosas están enemistadas en el discurso neoliberal, es la verdadera grieta. La dura realidad de las economías regionales, los campesinos, las pymes y los medianos comerciantes colombianos desmienten a Macri.

En todos los países donde funciona la Alianza del Pacífico el pueblo está de pie, sosteniendo planes de lucha que denuncian que esa agrupación es letal para los trabajadores y trabajadoras. Sólo beneficia a las grandes corporaciones multinacionales.

Chile es el gran paradigma. Libre comercio para todas y todos, en todo su esplendor dogmático y sin importar las consecuencias. El país trasandino firmó tratados bilaterales de libre comercio con EE.UU., Canadá, China, México, Perú, Corea del Sur, Noruega, Suiza, Brunei, Nueva Zelanda, Singapur, Panamá, Colombia, Japón, Australia, Malasia, Turquía y Liechtenstein.

El peligro para la economía de la región es real y concreto. En la nota de José Natanson titulada “Integración a lo Macri”, publicada en la edición de junio de Le Monde Diplomatique, el autor detalla cuáles son las consecuencias de estos instrumentos neoliberales para profundizar el proceso de concentración de las riquezas. “Bajo un acuerdo de libre comercio, los bienes y servicios producidos por uno de los socios del bloque puede venderse libremente en los demás, es decir que se eliminan las barreras comerciales internas”, señala Natanson.

El autor marca claramente las diferencias entre, por un lado, una unión aduanera, que posee un arancel externo común, que complementa la libertad intra-bloque, con los tratados de libre comercio, por el otro, que apuntan a crear mercados ampliados. O sea: más globalización, menos barreras. Los peces grandes (las economías más industrializadas y dinámicas) se devoran a los peces chicos (economías primarizadas y dependientes) sin siquiera tomarse el trabajo de masticarlos.

Además de la economía chilena, y más allá de la Alianza del Pacífico, en el continente americano hay dos tratados que funcionan como deseados paradigmas en el imaginario neoliberal. Uno es el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica, NAFTA por su sigla en inglés (North America Free Trade Agreement), formado por Canadá, México y EE.UU.

El otro es el Tratado de Asociación Transpacífico, también conocido como Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, o TTP (por su denominación en inglés “Transpacific Partnership”). Este último está integrado por doce países: EE.UU., Australia, Brunei, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

Los efectos de estos tratados sobre los países de la región han sido devastadores, al menos para los sectores productivos de esos países. Las multinacionales, sin patria ni bandera, se lo llevan todo. Millones de puestos de trabajo resultan destruidos. Decenas de miles de fábricas cierran. El proceso de deslocalización de industrias ha hechos desastres, incluso, en EE.UU. donde decenas de miles de obreros se quedaron sin trabajo cuando sus empresas se mudaron, por ejemplo, a Vietnam, donde los salarios son más bajos.

Es el dogma neoliberal en su estado más puro. “Los salarios son un gasto, y hay que reducir gastos”, rezó Macri. La integración regional es el gran enemigo del neoliberalismo. Se habla de “desideologizar” y “flexibilizar” el Mercosur, lo que en la falaz jerga neoliberal significa destruirlo, convertirlo en un instrumento más de la concentración de cada vez más recursos en cada vez menos manos. En medio de la restauración conservadora, la gestión Macri pretende llevar a la Argentina hacia el “paraíso neoliberal” de los tratados de libre comercio. El proceso ya está en marcha.

Fuente: El Eslabón

Más notas relacionadas
Más por Pablo Bilsky
  • Alto guiso

    Yo no sé, no. Casi todos esa semana de abril teníamos puesta la cabeza en cómo formar el e
  • Humo y tempestad

    Milei intenta saldar a sangre y fuego el empate histórico entre Nación y colonia, el peron
  • La escuela, como un McDonald’s

    Cuando Mauricio Macri era jefe de gobierno porteño, una vez al mes se reunía a desayunar c
Más en Columnistas

Dejá un comentario

Sugerencia

“El gobierno plantea rebaja salarial, presentismo y reforma jubilatoria”

Los gremios docentes volvieron a sentarse este jueves con representantes del gobierno prov