VIAJANDO edit

El cantante y compositor Sergio Provenzano, de la Orquesta Informal de Rosario reveló el carácter nómade de la agrupación y dió detalles de la grabación de Viajando, el disco que ostenta como nueva carta de presentación.

La Orquesta Informal de Rosario (OIR) surgió en 2009, a través de composiciones creadas con “papel, lápiz, y partituras”. Y con el tiempo, el rodaje, y las idas y venidas de sus integrantes, el elenco encabezado por Sergio Provenzano se convirtió en una “banda-orquesta”, a fuerza de construcciones colectivas y espontáneas.

En el marco del lanzamiento de Viajando, el registro más importante hasta el momento, la orquesta presentará en vivo sus canciones este sábado 9 de julio a partir de las 22.30, en la Asociación Japonesa de Rosario (Iriondo 1035).

La OIR reúne músicos de Rosario, Capitán Bermúdez y Pérez, y fusiona rumba, música latina, balcánica, swing y otros géneros como el reggae y el ska. Por eso se conciben como representantes de la “world music”.

Provenzano, guitarrista, vocalista y arreglador al frente del proyecto desde sus inicios, contó pormenores del trabajo discográfico que editaron gracias al apoyo que recibieron del Instituto Nacional de la Música (Inamu).

—¿Se agitaron los tiempos y los procesos de producción de este disco desde que accedieron al fomento que les brindó el instituto?
—La grabación del disco estaba planificada. Nosotros teníamos un puñado de canciones que estábamos trabajando. Yo hace mucho tiempo empecé a armar un estudio casero, con elementos que me fui comprando, a lo largo de los años. Y para este disco concretamente tratamos de dejar las mejores tomas de grabaciones posibles. No quedó como en Circo Beat (habla del ex estudio de Fito Páez, el actual estudio Ramaphonic) pero tiene un sonido estándar profesional. El estudio lo fui armando con ayuda de Ariel Data, que fue un maestro mío de la facultad, una eminencia de la acústica y el audio. Cursando con él hice un clic y me monté un estudio en casa. El disco lo mezclamos junto a Andrés Riba, el bajista y contrabajista de la banda. Y cuando lo terminamos lo llevamos al estudio de Eduardo Vignoli, para la mezcla final y el mastering. Eduardo es otro músico muy conocido del under y es el trompetista de Una Cimarrona, que como dicen los Onda Vaga: es la primer y mejor banda de música balcánica de la Argentina.
—Se notan los aires a música de Europa del Este en temas como Sueño Gitano…
—Hay mucha influencia de los gitanos, porque lo balcánico nos gusta mucho. Franco Dolci (violín y voz) le pone mucho de eso porque le gusta, y por esto el disco se llama Viajando, porque es como un puñado de canciones que va recorriendo el mundo. En realidad, hasta las canciones que quedaron afuera pueden entrar en estilos como world music (música del mundo). Hay temas en francés, a lo Gogol Bordello, bien gipsy, que van a quedar en el próximo disco. Siempre hacemos canciones en francés o en italiano.
—¿De dónde viene esto de cantar algunas canciones en otros idiomas?
—Viví en Francia con unos pibes, así que el idioma lo manejo más o menos; y el inglés también. Me gusta mucho viajar. El 12 de julio me voy de gira como tres meses con otra banda, Supercumbia y la Liga de la alegría, son unos personajes de Rosario que viven en Barcelona. Los contrataron para trabajar de sesionistas y allá voy.
—Volviendo al disco, el fomento del Instituto Nacional de la Música les permitió la replicación de los cds, un subsidio estatal para la música independiente que difícilmente aporten los privados, ¿es así?
—Fue un golazo, a muchos músicos nos dio una mano gigante. Es bueno que te den pelota en un país donde se le da demasiada pelota a lo que nos mandan de afuera, lo comercial, y nadie es profeta en su tierra, como dice el refrán. Hay muy buenos músicos en Argentina y es bienvenido que alguien se dé cuenta de eso y fomente la producción de acá.
—Por detallar una particularidad instrumental, ¿por qué hay un bandoneón en lugar de un acordeón?
—(Se ríe) Y…encajaría más un acordeón si fuese una banda americana del norte, o de medio oriente, pero al ser argentina el bandoneón tiene un peso. Si vos escuchás el tema Insomnio, el bandoneón le pone un toque super tanguero que a mí me encanta. Es una de las cosas que más me gustó de los arreglos que hicimos en el disco. El bandoneón en este caso, imita al acordeón y le da otro toque.
—Y además hay dos versiones de canciones originalmente tangueras como Por una cabeza y Nostalgias
—Justamente lo que quisimos hacer es correr esos temas del tango, sacar la lírica y la melodía porque a mí me gusta mucho el tango y esos dos temas me marcaron muchísimo, por la letra que tienen, por la melodía y por la musicalidad. Dijimos: “No vamos a hacerlos tango, ya que muchas orquestas lo van a hacer mucho mejor que nosotros”. Entonces lo latinizamos. Por un cabeza lo hicimos un poco mambo, y a Nostalgias la hicimos rumba flamenca.
—¿Qué arreglos destacarías de este disco ?
—El trabajo de arreglo de este disco tiene que ver con una evolución: Inicialmente éramos una orquesta que se manejaba con arreglos hechos con papel y lápiz, y con partitura. Yo era más joven, me juntaba con amigos de la facultad de música y me ponía a hacer arreglos tipo laboratorio y hacíamos versiones de otros músicos, temas de Cirque du Soleil, por ejemplo. Y después, a la hora de componer nos pusimos a hacer temas más power. Yo empecé a hacer más swing, música gitana, rumba y latino, y a partir de allí empezó a generarse un cambio de rumbo. A medida que se fueron incorporando otros músicos, la banda cambió la forma desde adentro. Y cuando entró Franco, los chicos empezamos a componer y a arreglar todos juntos. Yo tiraba una canción y los chicos sumaban una melodía de trompeta y de violín, unas voces, un arreglo, por ejemplo. Ahora las canciones, en vez de componerlas uno solo, se componen por siete. Antes yo actuaba como director y llegaba al ensayo con las partituras súper arregladas, ahora los arreglos no son tan enroscados pero son más efectivos y espontáneos. Y son más democráticos y todo tiene el sabor de lo comunitario, todo se hace carne en la banda, y eso se nota mucho. Fuimos buscando la formación y ahora la banda va sola y encontró un rumbo.
—El público local está más curtido con la onda del mestizaje y los ritmos latinos, ¿tiene que ver con el clima tropical que fue creciendo en la región, o es una locura pensar esto?
—(Se ríe) Eso que decís es cierto. Hay muchos estudios y tesis que emparentan la música de los lugares con un clima determinado. Que la música rusa es más bien enroscada y melancólica; y la brasileña o la del caribe, más pepé pepé pepé. De todas maneras creo que el público rosarino es crítico. La música de la ciudad tiene un nivel altísimo y hay de todo: jazz, tango, swing, rumba. Hay grupos de salsa que uno los escucha y dice: “¡No puede ser!”. Hay grupos de cumbia colombiana como Los Peñaloza, que nos van a acompañar en la presentación del disco. Desde mi humilde experiencia, y teniendo en cuenta que tuve la oportunidad de viajar mucho, cuando va un músico argentino al exterior hace desastre. Me pasó de estar tocando en otros lados y la gente se vuelve loca. Acá estamos acostumbrados. Bandas como Cool Confusion son una bomba. Si los pibes fueran de Francia, de Brasil o Montevideo, les estarían dando una manija bárbara.

La orquesta te da sorpresas
Para la OIR, la música toma sentido en el movimiento. en el ida y vuelta, y en la inercia que los llevó a tomar los caminos del Uruguay años atrás, con el espíritu aventurero y siempre listos para subir a los escenarios, movilizar a los espectadores y llevarse algunas sorpresas.
“Somos bastante inquietos. Organizamos una gira nómade, media gitana, con un par de autos y con nuestras novias. Encaramos una movida que se fue transformando en algo más profesional”, cuenta Provenzano, que también integra la Rock and Rule Swing Banda y fue uno de los músicos que participó de la segunda gira europea que realizó Rosario Smowing años atrás. “En Uruguay empezamos a tocar en un parador, y en otro, y así nos iban llamando. Terminamos haciendo toda la costa: desde Montevideo a Punta del Diablo. Y justo cuando estábamos volviendo, nos llama una cantante que nos había visto en un barcito, en un show chiquito que habíamos hecho, y nos cuenta que era productora de un hotel 5 estrellas en Punta del Este, el Conrad, y que había unas contrataciones para la banda. Así que volvimos a hacer las valijas y nos quedamos un mes más. Pasamos de parar en carpa a dormir en un departamento. De hippies a un hotel cinco estrellas”, Provenzano arma la secuencia en tierras orientales, y anticipa futuros destinos regionales como Buenos Aires y Córdoba, y algunas posibles “líneas afuera”. Y aún así, para la pelota: “Somos nuevitos y tenemos mucho camino por delante. Primero tenemos que presentar el disco, tocar y que la gente nos vaya conociendo”.

Se hace OIR
Viajando, el flamante disco de la Orquesta Informal contiene diez canciones y un bonus track, abre con Insomnio (dormir sin vos), un rocksteady que da paso a la rumba Tus Ojos; le siguen Nostalgias; Sueño Gitano, Melisa reggae, y el swing de Nada que perder, y el toque propio de All of me, el clásico estándar de jazz que entre otros grabó Django Reinhardt. Por una cabeza; Ranchera de la Nintendo y Vuelvo al Mar, antes de la yapa, una versión más extensa de Tus ojos negros.
La Orquesta Informal de Rosario tiene entre sus filas a Sergio Provenzano, en voz y guitarra; Franco Dolci, violín, voces y rallador cumbiero; Andrés Riba, bajo; Iván Lastra, batería; Martín Albano, percusión y bandoneón; David Rolle, trompeta; y Lautaro Barreto, trombón.

Fuente: El Eslabón

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