Foto: Nadim Abraham/Agencia Sin Cerco.
Foto: Nadim Abraham/Agencia Sin Cerco.

La fría tarde del martes encontró a periodistas de Tiempo Argentino, La Masa, Agencia Sin Cerco y el Sindicato de Prensa Rosario (SPR), reunidos en una misma mesa para contar el día a día y los desafíos de ejercer el periodismo en estos tiempos de retorno a políticas de corte neoliberal. ¿Qué periodismo? El que se organiza a través de cooperativas para poder sostener y crear fuentes de trabajo, el que aporta una voz disidente a la de los medios concentrados y sale a disputar sentidos y agendas. A lo largo del encuentro se planteó la importancia del apoyo de los sindicatos a estos proyectos autogestionados, cómo el contexto de ajuste económico y decretos contra la ley de medios afectan el ejercicio periodístico, y el repudio a los reiterados ataques a libertad de expresión: desde la destrucción de los espacios de trabajo hasta la gran cantidad de despidos y precarización laboral del sector.

La charla fue organizada por Nómade, un bar social y cultural gestionado por jóvenes de las Facultades de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y Humanidades. Laura Hintze, periodista de El Eslabón –de la cooperativa La Masa–, fue la moderadora del encuentro y destacó la importancia de hacer público el debate sobre el rol y financiamiento de los medios, y el derecho a la información. La charla, titulada El periodismo alternativo en tiempo de crisis. Tiempo Argentino y casos locales cuentan su experiencia de organización y comunicación a través del cooperativismo, se dio a menos de un mes del ataque a la redacción del diario Tiempo Argentino y, subrayó Laura, como un acto de solidaridad hacia las y los trabajadores de este medio y todas las personas del gremio de prensa que están atravesando conflictos laborales.

El primero en tomar la palabra fue Manolo Robles, integrante de la cooperativa La Masa, quien hizo hincapié en que “organizarse como cooperativa no sólo tiene que ver con buscar el ejercicio de otra forma de periodismo diferente a la dominante, sino también generar fuentes de trabajo”. En relación a esto, Manolo señaló que se sienten más representados con la palabra «autogestión» que con la palabra «alternativo», como indicaba el título de la charla. Esta aclaración fue compartida por el resto del panel, donde la argumentación más fuerte tuvo que ver con que este periodismo autogestionado no busca estar en los bordes, buscando «el lado B del mundo», sino salir a disputar con vehemencia la agenda mediática impuesta por los grandes grupos concentrados: a nivel nacional, el Grupo Clarín, y a nivel local, el grupo Vila-Manzano del multimedios La Capital.

«Intentamos hacer periodismo hecho y gestionado por trabajadores, y, humildemente, puesto al servicio del conjunto de los trabajadores de Argentina», sintetizó Robles e indicó las dificultades para el cooperativismo en general en el actual contexto político-social-económico, al mismo tiempo que planteó que hay una mayor demanda de este tipo de periodismo. El periodista contó que este año ven un mayor «rebote» y seguimiento de las notas de Redacción Rosario y El Eslabón. «Tenemos que estar juntos, cada vez más juntos, porque nuestra idea es disputar de una vez por todas la agenda mediática, desde otro modo de producir las cosas», agregó.

En representación del SPR, tomó la palabra Juan Pablo Sarkissian, que luego de chicanear a sus colegas rosarinos por la clásica pelea entre canallas y leprosos, habló de lo que fue la recuperación del diario local El Ciudadano gracias al trabajo del Sindicato. A pesar de sus siete cierres, recordó el periodista, el diario nunca dejó de salir y fue el SPR quien ayudó a sostener esa redacción.

Habló de un contexto «brutal» para el periodismo y de cómo el Ministerio de Trabajo de la Nación «ningunea el respeto a los derechos de los trabajadores». «Si esto sucede con los trabajadores en relación de dependencia, imagínense la brutalidad que se da en los movimientos cooperativos y autogestionados en donde el esfuerzo es mayor, es doble. En el que el único compromiso es hacer periodismo. Alguna vez le quisimos poner un nombre: periodismo honesto, contar nuestro punto de vista sobre el fenómeno que vemos, sin engañar, sin hacer pasar opiniones por información. Informar desde nuestra perspectiva. No hay periodismo objetivo, eso es un mito construido como una de las tantas mitologías urbanas». «En eso estamos», continuó Sarkissian y concluyó entremedio de aplausos: «El presente es de lucha, es de resistencia brutal, pero no tengan dudas de que el futuro es absolutamente nuestro».

Incipiente pero con fuerza, Agencia Sin Cerco empezó su camino en enero de este año como un desprendimiento de las reuniones de la Coalición por una Comunicación Democrática que se realizaron para ingeniar planes de acción ante los decretos de necesidad y urgencia contra la ley de Servicios de Comunicación Audiovisual –más conocida como la Ley de Medios–. Así comenzó su exposición la cronista Florencia Mainardi, haciendo hincapié en el cerco mediático que existe hoy en día y que impide que nos enteremos de algunas cosas que pasan en la vida pública: de allí se nutrió la necesidad y el ímpetu para construir un nuevo medio de comunicación.

Florencia contó que la agencia está integrada por personas que trabajan la comunicación desde la fotografía, la redacción y lo audiovisual: «Empezamos a pensar otra comunicación, una que tenga perspectiva en derechos humanos y en género. Además, somos muchas mujeres, y eso no es menor», destacó con orgullo.

La decisión de constituirse como cooperativa se terminó de tomar hace apenas 15 días, a diferencia de los 8 años que lleva La Masa y los casi 17 años de trabajo que lleva El Eslabón. Ante las dificultades para conseguir trabajo, decidir conformarse como cooperativa fue la forma de encontrar una figura legal que los ampare y, sobre todo, de empezar a pensar en la generación de fuentes de trabajo, tal como había indicado previamente Manolo Robles.

«Nos parece importante ser actores fundamentales en la ciudad, buscar todos los otros medios que hay, poder leerlos y apropiarnos de ellos. No manejamos la misma agenda, esa que a veces te corre pero que no es la que nosotros seguimos. Porque pensamos de otra manera y no queremos responder a esa agenda de los medios grandes sino gestionar la nuestra y poder contar aquellas cosas que quedan afuera», explicó Florencia y cerró: «Estamos en ese camino, es aprender todo el tiempo».

Los próximos en tomar la palabra fueron los periodistas invitados de Buenos Aires, del diario Tiempo Argentino que se constituyó como cooperativa en abril de este año luego de meses de incertidumbre por la falta de pagos de los empresarios Sergio Szpolski y Matías Garfunkel, y la compra fraudulenta de Mariano Martínez Rojas. En este caso, el camino del cooperativismo se tomó no para generar sino para preservar las fuentes de trabajo de las y los trabajadores del diario.

Jonathan Raed arrancó diciendo: «Si no viene ningún patrón, seamos nosotros nuestros patrones». Hoy es la cooperativa de medios más grande del país con 125 personas trabajando: «Gracias a la increíble respuesta que hemos obtenido del público podemos decir que nos está yendo bien».

«¿Qué clase de periodismo queremos hacer? ¿Qué significa hacer periodismo en una cooperativa? ¿Que cualquiera va y hace la nota que se le ocurre y publicarla porque soy cooperativista? No funciona así. En Tiempo Argentino decidimos sostener las estructuras editoriales. Debe ser el único diario donde el editor cobra lo mismo que un redactor, pero así lo planteamos en un principio», contó el periodista. «Hemos encontrado en el público a nuestro financista, ese que buscábamos en un patrón», expresó Raed y retomó la visión de Sarkissian sobre cómo es el ejercicio del periodismo: dar una mirada con honestidad y responsabilidad, no hacer pasar opiniones como informaciones y no publicar cosas que no sean ciertas.

Esteban Schoj empezó nombrando a las personas que trabajan en Radio América y que realizan sus tareas en el mismo edificio donde funciona la redacción de Tiempo Argentino. La planta transmisora recibió también un ataque por parte del empresario que se sigue adjudicando la propiedad de ambos medios, Mariano Martínez Rojas. La actitud en ambos casos, relató Esteban, fue la misma: «Acallar a un grupo de periodistas que son incómodos para el poder establecido y atacar también la libertad de expresión». Así, nombró también a «las más de 800 familias que fueron destruidas con lo que se llamó el «vaciamiento del Grupo 23»».

Sobre la nueva edición semanal de diario porteño, el periodista hizo hincapié en cómo cada lector legitima el producto. “Eso genera una satisfacción doble, indicó. «Hay un intento de silenciar voces incómodas», reforzó haciendo referencia no sólo a los ataques a Radio América y Tiempo, sino también a la gran cantidad de periodistas que han perdido su trabajo: 2500 desde diciembre de 2015. Asimismo, Esteban destacó el apoyo que han recibido del Sindicato de Prensa de Buenos Aireas (SIPREBA), ya que desde el momento en que se constituyeron como cooperativa recibieron el respaldo: «La única grieta es entre trabajadores y patrones».

Los pasos quizás parezcan pequeños, pero son firmes. Grandes, en verdad, considerando el contexto en que nos toca trabajar. De forma colectiva y autogestionada, surgen y se fortalecen en nuestra ciudad y en el país, nuevas formas de pensar el periodismo, su consumo y sostenimiento. Nuevas formas de defender a rajatabla el derecho a la comunicación y la información como derechos humanos.

*Agencia Sin Cerco, para El Eslabón

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