Foto: Thaís Marcolis
Foto: Thaís Marcolis

La historia de Brasil tiene diferencias con la de nuestro país pero, a la vez, muchas coincidencias. Con el “varguismo” los brasileños conocieron algunos derechos sociales, salvo los peones rurales y las empleadas domésticas que hasta la década del 80 se iniciaban en el trabajo desde los nueve años y muchas veces sin derecho a cobrar su salario. Luego, a mediados de siglo siguió una época en la que el país vecino logró tener derechos políticos y civiles ampliados a la mayor parte de la población. Sin embargo, cuando llegó la dictadura en 1964 hasta 1985, ambos derechos fueron oprimidos. La prensa fue una de las víctimas principales porque la dictadura intentó mostrar que todo estaba bien, mientras la población padecía desocupación y hambre, entre otros miles de problemas. En 1968, el gobierno decretó la ley orgánica Acta Institucional Nº 5 que, sumado a la censura, daba derecho al gobierno a allanar los medios de prensa, incautar material y detener a periodistas. En 1975, el Ejército mató en la sala de torturas al periodista Vladimir Herzog y eso fue la gota que rebalsó la paciencia de los trabajadores de prensa brasileños. Desde entonces surgieron diarios alternativos que notificaban, promovían debates y analizaban los problemas sociales del Brasil. La historiadora Lilian Machado Leão, indagó en uno de ellos y examinó los temas que le preocuparon. Antes de la presentación de su libro “Cuestiones sociales y prensa alternativa. El periódico De Fato (Belo Horizonte, 1976-1978)”, el miércoles 17 de agosto, a las 19, en el Museo de la Memoria (Córdoba 2019), la autora dialogó con Redacción Rosario y dio su impresión sobre la trágica historia de su país que parece querer repetirse.

—¿Qué papel cumplió la prensa masiva en la dictadura brasileña, pudo conformar una opinión pública favorable a ella?

Como sostiene el periodista y politólogo Bernardo Kucinski, la prensa alternativa estableció “puentes entre las organizaciones y la sociedad” y con la apertura política se disolvió el imaginario que la impulsaba. La autonomía política del periodista desapareció, porque los periodistas regresaron a trabajar para las principales agencias de noticias, que, con el fin de la dictadura, comenzaron a abordar los problemas que antes no abordaban y que sólo trataba el periodismo alternativo. Pero, como explica el periodista, el final del periódico alternativo no sólo está relacionado con el final de la dictadura sino también con la perdida de la utopía, de la creencia de que podía existir un proyecto de transformación de la sociedad basado en la actuación colectiva. Kucinski entiende que estas revistas alternativas fueron por ello una de las últimas manifestaciones de la utopía en Brasil.

—¿Además de denunciar temas no tratados, la prensa alternativa pudo conformar una base de oposición a la dictadura para su fin?

Se puede observar un intento de concientización del público lector en relación al régimen dictatorial y sus malos hábitos. El periódico, se puede decir, que fue un medio de comunicación combativo con la dictadura brasileña, denunciando la tortura y los encarcelamientos del régimen. Fue un medio periodístico que cumplió la función de resistir la censura y el silencio de la gran prensa, es decir, la prensa convencional o masiva. Debido a ese carácter de denuncia y lucha contra el autoritarismo, la oficina del periódico fue objeto de asalto y de atentado con bomba, que no llegó a explotar, en septiembre de 1978.

—¿Qué papel cumple la prensa en la política actual de Brasil y si ahora hay un espacio alternativo?

La prensa brasileña actual tiene dos lados, uno a favor y otro en contra del gobierno. El espacio alternativo hoy está en internet, en las redes sociales.

 

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2 Lectores

  1. Antonio

    21/08/2016 en 9:11

    Es interesante el estudio y su posible repercusión e impacto en el resto de la América Latina. Interesante también la conclusión. Hoy esta prensa, lo vimos en la revuelta árabe, en los actuales conflictos de Oriente Medio, en el terrorismo euroepo, está en Internet, en las redes sociales. ¡Parabéns! por la inciativa

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  2. adhemarprincipiano

    23/08/2016 en 17:01

    Y los que no tienen «internet» y no llegan a las redes sociales?

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