La última semana fue para la vicepresidenta la peor de su vertiginosa carrera política. Desde que asumió, la vicepresidenta no para de ser noticia, pero no por su labor al frente del Senado. Primero fue la misteriosa valija repleta de joyas perdida y recuperada. Ahora, la Justicia investiga el origen del dinero que le robaron en noviembre de 2015. Pero a la imputación que el fiscal federal Guillermo Marijuán le impuso en la causa que investiga el origen del dinero que le sustrajeron de su casa en Balvanera, ahora se le suma un factor que la coloca en una situación cada vez más complicada: la empleada doméstica que trabaja en su hogar reveló que la vice la obligó a frenar la denuncia, y aseguró que era «habitual» la presencia de bolsos con dinero dentro de la casa, algo que hizo público el diputado nacional del Frente Para la Victoria, Rodolfo Tailhade, que amplió la denuncia contra Michetti. El Eslabón accedió a sensible información sobre el entorno más cercano de la más alta dirigente del PRO después de Mauricio Macri, en particular respecto de su estrecha colaboradora en la Fundación Suma, la asistente de la vicepresidenta que iba a ser la destinataria de parte de los fondos hurtados que ahora son pesquisados.

Cecilia, la asesora que cautivó a Leuco

¿Quién es Cecilia, la colaboradora de mayor confianza en el entorno más próximo de la vice? El 23 de junio de este año, Clarín reprodujo un artículo de la revista Pronto, en el cual el periodista Alfredo Leuco presentaba a su pareja desde hace tres años. El diario que conduce Héctor Magnetto sólo mencionó el primer nombre de pila de la mujer, Cecilia, pero esa no fue la única omisión.

En realidad se trata de Cecilia Ruth Brook, una vieja conocida de Michetti, quien la nombró con un cargo en el Senado luego de que asumió el 10 de diciembre de 2015, pero ya venía desempeñándose como su mano derecha en la Fundación Suma.

Precisamente, cuando el pasado viernes 12 de agosto Marijuán solicitó que se abra una investigación para determinar el origen de los fondos que fueron sustraídos a Michetti, pidió además que se inicie una pesquisa sobre las donaciones recibidas por esa fundación.

La causa por el origen del dinero que alguien se llevó del hogar de la vice se inició a partir de la denuncia del abogado Leonardo Martínez Herrero y la lleva adelante el juez federal Ariel Lijo. Para el denunciante, los 50 mil dólares y los 245 mil pesos que Michetti denunció que hurtaron podrían tener origen ilegal.

En realidad, la segunda de Macri no hizo pública la sustracción hasta la publicación del episodio en el periódico cooperativo Tiempo Argentino. Y tuvo que salir a explicar por qué tenía en su domicilio esa fuerte suma de dinero en dólares y pesos.

Por un lado, afirmó que 45 mil pesos estaban destinados al pago de una refacción de su vivienda; explicó que los 50 mil dólares provenían de un préstamo de su pareja, el empresario Juan Martín Tonelli Banfi; por último, reveló que el destino de los 200 mil pesos restantes “era pagar los gastos de organización de la cena en la Rural, el decorado, la organización”.

En los últimos días, la ex legisladora Gabriela Cerruti reveló en su portal web Nuestras Voces que Cecilia Ruth Brook era la pareja de Leuco. Y, aunque parezca poco serio, el relato de Michetti para justificar esos fondos lo hizo frente a cámaras, en el programa «Los Leuco», que conducen Alfredo y su hijo Diego y es transmitido por el canal de cable TN, del Grupo Clarín.

Sin embargo, ni Michetti ni Leuco padre mencionaron que la organizadora de la fiesta de marras era Cecilia Ruth Brook, la pareja del hombre que, a la vez, conduce el programa radial «Le doy mi palabra», que sale al aire por radio Mitre, también del holding de Magnetto.

Brook, del mundo empresarial a la caridad

Cecilia Ruth Brook organizó en diciembre pasado la fiesta de la segunda gala de la Fundación Suma, donde «muchos de los participantes sostienen que se movía casi como la anfitriona», según relata Cerruti.

La institución proclama que sus proyectos «son iniciativas con un fuerte espíritu de transformación social», y se llevan a cabo «sumando los esfuerzos de quienes estén dispuestos a trabajar para alcanzar un objetivo común». Suma dice tener sponsors, apoyos institucionales, colaboradores y «aliados estratégicos», por ejemplo los bancos Macro, Santander Río y Comafi, el Grupo Petersen, el conglomerado agroindustrial francés Louis Dreyfuss, Microsoft, Swiss Medical, Techint, Peabody, y Cervecería Quilmes, entre otros.

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El denunciante Martínez Herrero reveló al periodista Gustavo Silvestre, en su programa de Radio Del Plata, sus sospechas en torno del manejo de fondos de la entidad: “Detecté más irregularidades, porque hasta el 18 de julio la Fundación Suma no tenía empleados, y no estaba inscripta para tener empleados, y a través de un informe de transparencia dice que pagó, en 2014, 165 mil pesos en sueldos. Es una inconsistencia porque pagó sueldos de empleos que no existen o estaban en negro, que es también un hecho grave”.

Hasta el momento se supone que en Suma Cecilia Ruth Brook llevaba adelante labores vinculadas a la caridad y la solidaridad, pero no si está anotada legalmente como empleada.

Lo cierto es que además de su reciente actividad institucional en el casi anonimato, la asesora de Michetti no es lo que se dice una desconocida, al menos en el ambiente empresarial.

Hacia 2004 integraba el directorio de una compañía junto a Martín Ruete Aguirre, José Manuel Ortiz Masllorens, Roberto Mario Ruiz, Gonzalo Alejandro Peres Moore, y Marcelo Atilio Suva. La firma se llamaba MetroRed Holdings SRL.

Aquel año, MetroRed Transfirió a Data Argentina Lcc. el 95 por ciento de sus acciones y a Latam Telecomunicaciones Lcc. el restante 5 por ciento, quedando la primera controlada en forma directa por la segunda e indirectamente por la tercera, según consta en la resolución N° 193 del 27 de diciembre de 2004, emitida por la Secretaría de Coordinación Técnica del Ministerio de Economía de la Nación, que en ese tiempo encabezaba Roberto Lavagna.

Las negociaciones de transferencia del paquete accionario de MetroRed llevaban como mínimo varios meses. Ya el lunes 2 de agosto de 2004, el medio de negocios Infobae publicó un artículo titulado «MetroRed y TechtTel desaparecerán y serán Telmex», que daba cuenta de que «la empresa de telefonía mexicana, que esta semana cerró en Argentina la compra por 12,5 millones de dólares de la firma Metrored, pondrá en marcha inversiones por 2.000 millones de dólares en el 2005».

De modo que la venta de MetroRed a Data Argentina Lcc. y a Latam Telecomunicaciones Lcc en realidad se trataba de una transferencia a Telemex, y así lo explicaba Infobae: «Aprobada y oficializada la compra de MetroRed por parte de Telmex, la compañía mexicana va en proceso de consolidar las empresas adquiridas que, en el mediano plazo, perderán su marca original para funcionar todas bajo la sociedad Telmex Argentina. Es decir que TechTel y MetroRed desaparecerán en el mediano plazo como marcas de empresas. Ambas, junto con la ex AT&T (cuya denominación cambió hace ya unos meses) operarán bajo la denominación Telmex Argentina».

Comunicaciones, y aún faltaba el trámite en Defensa de la Competencia, que culminó con la resolución favorable de la Secretaría de Coordinación Técnica.
Si algo queda claro tras esa operación es que Brook tiene vasta experiencia en el manejo de transacciones empresariales, la suficiente como para recomendarle a su jefa que no cancele una deuda con ella misma en efectivo, salvo que se tratara de dinero no declarado.

Un socio intrépido

Como pudo constatarse, la colaboradora de Michetti, Cecilia Ruth Brook, resultó ser socia de Martín Ruete Aguirre en aquella compañía MetroRed SRL, transferida a las subsidiarias de Telmex. Pero la pareja de Leuco tuvo otra sociedad con Ruete Aguirre, GRD Holding SA, una compañía que ya existía desde hacía décadas, pero a la que ingresaron junto a otros socios y cuyo objeto social abarcaba innumerables rubros.
Así, la sociedad anónima que integraban, entre otros, Ruete Aguirre y Brook, que se constituyó en 2002, se proponía actividades como las siguientes: «…ejercer representaciones, mandatos, agencias, comisiones, consignaciones, servicios relacionados con los negocios y la administración de bienes, capitales y compañías en general; efectuar inversiones o aportes de capital a sociedades constituidas o a constituirse, ya sean nacionales o extranjeras, privadas o estatales, para negocios realizados o a realizarse; la adquisición, arrendamiento, construcción y transformación de toda clase de inmuebles urbanos, suburbanos o rurales para su venta, permuta, subdivisión, locación, administración u otras formas de explotación; y dar o tomar préstamos con o sin garantías, a corto o largo plazo, financiar operaciones realizadas o a realizarse….».

Un extenso abanico de actividades que GRD Holding SA se planteaba desarrollar durante 99 años y con un capital inicial de 12 mil pesos de la época, prescindiendo de la fiscalización de la sindicatura, según se aprecia en el Boletín Oficial de la República Argentina, en su 2a sección, el 17 de diciembre de 2002.

Pero en la asamblea del 29 de septiembre de 2003, transcripta a folios 176/177 del libro respectivo, se resuelve aceptar las renuncias y designar hasta la asamblea que trate el ejercicio cerrado el 31 de diciembre de 2003 a las siguientes personas: Martín Ruete Aguirre, Marcelo Atilio Suvá, Chrystian Gabriel Colombo, Carlos Alberto Giovanelli, José Manuel Ortiz Masllorens y alguien cuyo apellido figura en el gabinete de Mauricio Macri: Guillermo Eduardo Stanley, padre de la ministra de Desarrollo Social Carolina Stanley.

Guillermo Stanley, además, acredita «más de 18 años de experiencia en la industria de servicios financieros, actuando en diversos puestos para el Citibank en Argentina», tal como se lo presenta en la web de Inverlat, la compañía de inversión privada cuyos socios son él mismo junto con Carlos Giovanelli, Osvaldo Pieruzzini y Damián Pozzoli.

En el expediente caratulado «Grunbaum Rico y Daucourt SA s/quiebra», en su capítulo I: Análisis de las causas del desequilibrio económico del deudor, se puede constatar que «en fecha 17/12/04, por acta Nro. 492, pasada al folio 98, se da cuenta que el accionista Martín Ruete Aguirre ha transferido al Sr. Jaime Esteban Hunter, la totalidad de sus acciones en la sociedad (una acción ordinaria nominativa por $ 0,0001 y con derecho a un voto)». También consta que «por acta Nro. 497 de fecha 10/05/05, transcripta al folio 103, se reúne el Directorio a efectos de considerar la solicitud de propia quiebra». Y acto seguido, se lee: «Asamblea del 11/05/05, folio 186/87, se ratifica la solicitud de quiebra y solicitan la continuación de la explotación».

Ruete Aguiire, Cecilia Ruth Brook –también accionista– y el resto del directorio, en síntesis, pusieron pies en polvorosa y dejaron a la compañía GRD Holding SA en situación de quebranto.

Las máculas del ex socio de la asesora

Pasando en limpio, Brook es colaboradora full time de Michetti en su fundación, y tiene un cargo en el Senado, aunque sobre esta última actividad existen algunas dudas: los diputados Juan Cabandié y Rodolfo Tailhade, del Frente para la Victoria, quieren saber si la mujer asiste a la Cámara alta para cumplir función alguna.

También es preciso recordar que la asistente de la vicepresidenta es, además, la actual pareja del periodista Alfredo Leuco y ex socia de Martín Ruete Aguirre y Guillermo Stanley.

Lo cierto es que Ruete Aguirre no es lo que se dice un personaje que pueda ser presentado como un antecedente intachable a la hora de mencionar las relaciones empresariales de la asesora, y con tantos años a su lado, que suponen estrecha confianza mutua, cabe inferir que la ex accionista de MetroRed y GRD Holding SA debería haber puesto al tanto de esas actividades a Michetti.

Ruete Aguirre es uno de los tantos involucrados en la investigación por las cuentas del HSBC, que comenzó con la defección del ingeniero de sistemas Hervé Falciani, quien desde 2009 viene colaborando con la justicia de varios países brindando información en torno de presuntas cuentas de unos 130 mil evasores fiscales que podrían haber depositado fondos en la banca suiza.

Esa información Falciani la sustrajo cuando se desempeñaba en la filial helvética del HSBC como jefe de Informática, y la nómina de clientes al detalle se conoce como la «Lista Falciani».

El capítulo argentino de esa investigación contiene data ultrasensible acerca de 4.040 cuentas. El 19 de marzo de 2013, el diario La Nación publicaba lo siguiente: «La Afip denunció ayer (por el lunes 18) ante la Justicia por asociación ilícita, evasión fiscal y lavado de dinero al Hong Kong and Shanghai Banking Corporation (HSBC) tras comprobar que en esa entidad se mantenían activas cuentas a nombre de dos empresas que habían registrado en apenas seis meses movimientos por 392 millones de pesos nunca antes declarados ante el organismo».

Sin embargo, esa no era la punta del ovillo. Tal como relata el diario fundado por Bartolomé Mitre, «las denuncias son resultado de una investigación iniciada en 2009, cuando personal de la Afip comenzó a seguir un circuito de pago de facturas apócrifas que se iniciaba en una usuaria que generaba boletas cuyo pago mediante cheques se realizaba en cuentas bancarias radicadas en el HSBC a nombre de las empresas Más Distribuidora SA y Recaudaciones y Servicios del Sur SRL».

La Nación señala un dato que transformaba al caso argentino en una pequeñez. «La maniobra denunciada por la Afip ya trajo problemas al grupo HSBC. Por caso, a fines de 2012 faltas semejantes le significaron una inédita multa por 1.900 millones de dólares en México y Estados Unidos». Es más, el propio presidente ejecutivo de la entidad financiera, Stuart Gulliver, había declarado en un reportaje concedido en Londres algo parecido a una confesión: «La compleja estructura y la amplia extensión territorial del banco lo volvían atractivo para el lavado de dinero».

Las denuncias del organismo fiscalizador, según el matutino porteño, «recayeron ante dos juzgados penales tributarios: el N° 1 y el N° 3, con sede en Capital Federal. Desde el banco se limitaron a consignar que estaban muy «preocupados» por esas presentaciones».

En abril de 2015, el entonces titular de la Afip, Ricardo Echegaray, dio a conocer el listado de las 4.040 personas y empresas que evadieron impuestos en la Argentina para sacar dinero al exterior. En esa nómina figura Martín Ruete Aguirre.

El periodista Adrián Murano, en su libro «Banqueros, los dueños del poder», incluye al ex socio de la asesora de Gabriela Michetti en el grupo de banqueros de la Lista Falciani, dado su vínculo con el Citibank, del cual, como Guillermo Stanley era un alto ejecutivo.

Así, la nómina de los principales involucrados en la fuga de divisas e investigados por presunto lavado es la siguiente, contabilizada en dólares, por personas físicas y banco al que representaban en ese momento: Martín Ruete Aguirre, (Citibank, 1,6 millón); Ricardo Handley (Citibank, 1,7 millón); Guillermo Stanley (Citibank, 1.1 millón); Gilberto Zabala (Citibank, 9 millones); Luis Otero Monsegur (Francés, 2,3 millones); Eduardo Escassany (Galicia, 5.8 millones); Familia Ayerza (Galicia, 6 millones); Pablo Rojo (Hipotecario, 201 mil dólares); Roberto Ruiz (ex Roberts, 1.2 millones); Sebastián Eskenazi (Nuevo Banco de Santa Fe, 800.800); Marcelo Tonini (Galicia, 2.2 millones), Silvestre Vila Moret (Galicia, 1 millón); Abel Werthein (Ex Mercantil, 1.2 millón); Guillermo Cerviño (Comafi, 2.7 millones); y Carlos Adamo (Ex Boston, 1.9 millón).

Para dimensionar la experiencia de Ruete Aguirre como potencial financista fugador de divisas sólo hay que repasar los diversos rubros del objeto social de GRD Holding SA. Entre otras cosas la compañía podía «efectuar inversiones o aportes de capital a sociedades constituidas o a constituirse, ya sean nacionales o extranjeras, privadas o estatales, para negocios realizados o a realizarse». Y en el rubro correspondiente a las actividades financieras, se proponía «dar o tomar préstamos con o sin garantías, a corto o largo plazo, financiar operaciones realizadas o a realizarse así como la compraventa o «underwriting» de acciones, debentures (sic), obligaciones negociables y toda clase de títulos valores».

Que Cecilia Ruth Brook haya sido socia en dos compañías de uno de los hombres investigados por presuntos lavado, fuga de divisas y evasión o defraudación al fisco, no la deja bien parada. En caso de que la vicepresidenta Gabriela Michetti conociera esos antecedentes, el carácter ético que debería tener a la hora de seleccionar a sus colaboradores es más que cuestionable, un aspecto más entre las irregularidades que la Justicia se encuentra investigando, precisamente, por dinero cuyo origen resulta, como mínimo, dudoso.

Testigo de un crimen

El 23 de julio de 2013, la agencia Télam difundió un despacho con novedades alrededor del crimen de Ángeles Rawson. «Mientras estaba desaparecida, Mangeri llamó a una prima de la mamá de Ángeles para averiguar novedades», decía el cable, que agregaba: «Así lo declaró ante el juez de la causa Cecilia Ruth Brook, una de las tres testigos que declararon desde esta mañana en tribunales y prima de María Elena «Jimena» Aduriz, madre de la adolescente». Aquella tragedia quizás haya sido superada parcialmente por Brook al comenzar su relación afectiva con Alfredo Leuco, a quien conoció en esa misma época, según el relato del propio periodista, quien siempre da su palabra.

Fuente: El Eslabón

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