Dilma

En un golpe institucional auspiciado de las corporaciones, y denunciado por los referentes de los movimientos nacionales, populares, progresistas y de izquierda de todo América latina, el Senado de Brasil concretó el derrocamiento de la presidenta Dilma Rousseff. Asumirá de forma definitiva su ex vice Michel Temer. La destitución se impuso por 61 votos a favor y 20 en contra.

En una maniobra instada por la derecha brasilera, Rousseff, en el poder desde el 1 de enero de 2011, fue suspendida en mayo de este año para ser juzgada por un presunto maquillaje de las cuentas públicas.

El Senado debe resolver aún aún si inhabilita a la mandataria para ejercer cargos públicos por un periodo de ocho años.

Temer, del Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que ya fungía como mandatario interino, prestará juramento ante el Parlamento antes de viajar a China, para la cumbre del G20 el fin de semana, donde pretende participar ya con el título oficial de presidente.

Los movimientos sociales y políticos, activistas y sectores de la sociedad civil acusan al líder del PMDB de golpista, a quien también señalan como un reaccionario por dar marcha atrás en las reivindicaciones sociales alcanzadas por los más desfavorecidos, políticas que habían refrendado los líderes del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), Luiz Inácio Lula Da Silva y Dilma Rousseff.

Ta cual reseña el portal Telesur en su crónica de este miércoles, Rousseff fue suspendida de sus funciones el 12 de mayo porque el Senado decidió juzgarla por presunta manipulación de las cuentas públicas en 2014 (año de su reelección) y a inicios de 2015.

El proceso fue abierto en diciembre de 2015, y tras recorrer un largo camino por la cámara baja y la cámara alta del Congreso, de recolección de pruebas, presentación de testimonios y otras diligencias por parte de una comisión especial del Senado; Rousseff fue hallada culpable y destituida definitivamente por más de 54 votos (dos tercios del Senado).

Para nadie en Brasil era un secreto que el impeachment contra Rousseff se trataba de un «golpe blando», tal como lo calificó el premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel: «Los golpes blandos ya se pusieron en práctica en el continente en países como Honduras (con Manuel Zelaya) y Paraguay (con Fernando Lugo). Ahora, la misma metodología, que no necesita a las Fuerzas Armadas, se está utilizando aquí en Brasil», manifestó.

La resolución del senado brasilero, fue repudiada por lideres de los movimientos sociales y populares del continente. “Destituyeron a Dilma Rousseff. Una apología al abuso y la traición.

Retiraremos nuestro encargado de la embajada. Jamás cohonestaremos estas prácticas, que nos recuerdan las horas más obscuras de nuestra América”, escribió el presidente de Ecuador Rafael Correa.

“Toda nuestra solidaridad con la compañera Dilma, con Lula, y con todo el pueblo brasileño”, añadió el mandatario ecuatoriano.

“El único juez que puede sancionar su conducta política es su pueblo, los otros cumplen el vergonzoso encargo del imperio. ¡Fuerza Dilma!” expresó por su parte el presidente de Bolivia Evo Morales.

“Acaban de derrumbar a la 1ª mujer presidenta de Brasil, sin que haya ninguna justificación constitucional para este impeachment”, señaló por su parte Rousseff, y añadió:

“El golpe es contra el pueblo y la nación. Es misógino. Es homofóbico. Es racista. Es la imposición de la intolerancia, el prejuicio y la violencia”.

Fuente: Telesur/NA

Más notas relacionadas
Más por Redacción Rosario
Más en Mundo

Dejá un comentario

Sugerencia

“Un mundo sin violencias y con futuro lo encontramos en clubes de barrio”

Concejales recibieron a integrantes de la Red de Clubes de Rosario para conocer la situaci