Foto: Augusto Zabala.
Foto: Augusto Zabala.

El quinteto rosarino acaba de publicar de manera independiente su primer disco, luego de nueve años de carrera.

Ponzonia es una de las bandas experimentales de Rosario que mayor convocatoria tienen. Pero a diferencia de sus análogas, la agrupación de frenético post rock instrumental no tiene un sello editorial que la cobije, agente de prensa o manager. De hecho, su carrera, que data desde 2007, se sostuvo hasta la actualidad sin ningún tipo de material editado. Éste y otros misterios son los que cuatro de los cinco miembros de la banda se encargaron de develar ante este cronista. A la cita que dio forma a la entrevista que puede leerse a continuación, asistieron: Fernando Arenales, baterista; Federico Pazos, bajista; y los guitarristas Guillermo Cevasco y Francisco Fernández. El ausente con aviso fue José Hernández, tecladista y más reciente incorporación, quien vive en la capital de Santa Fe y sólo viaja al encuentro de sus compañeros para ensayar y tocar en vivo.

“No nos vamos a sacar foto sin Jo”, dejaron en claro los presentes, razón por la cual la imagen que ilustra este artículo es de una presentación en vivo de hace dos años. Detrás de esta inocente práctica se encubre la ideología del quinteto, la cual mezcla la premisa Hazlo tu mismo del movimiento punk con la vida en comunidad del primer hippismo. “Somos un grupo de verdad, criamos a nuestros hijos juntos”, reforzó esta idea Fernando. Antes, los músicos se ocuparon de responder a la pregunta obligada sobre por qué tardaron casi una década en publicar su ópera prima.

“Hubo algunas grabaciones anteriores a esta edición, pero que nunca nos terminaron de convencer”, aclaró Federico. Mientras que Fernando se sinceró: “Tardamos tanto en grabar porque somos unos colgados, uno de los integrantes vive en otra ciudad, no tenemos plata y encima somos padres”.

El disco homónimo de Ponzonia, que hasta ahora sólo está disponible para escuchar y descargar de manera gratuita desde el sitio ponzonia.bandcamp.com, pero que según sus miembros tendrá pronto su versión física, consta de ocho canciones que no superan los cinco minutos, fieles al sonido de la banda en vivo, en donde acostumbran desplegar una extenuante fisicalidad que recuerda más a los shows del primigenio hardcore punk estadounidense que a los de rock sinfónico de Gran Bretaña, fuertes vertientes de su sonoridad.

“El disco se grabó en dos días, fueron menos de doce horas. El primer día le metimos como nueve horas y al siguiente hicimos un cierre en el que se sobregrabaron algunas guitarras.”, recordó Federico. En cuanto al equipo de trabajo que dio forma a la producción, los artistas remarcaron de manera unánime la labor de Martín Greco, bajista de Mi Nave, quien se desempeñó como ingeniero de sonido en el estudio que tiene montado en su casa. “Martín nos supo llevar, nunca puso un freno”, sintetizó Fernando. La masterización corrió por cuenta del músico y deejay Jeremy Flagelo, hermano de Francisco Fernández.

“El disco lo terminamos sacando por nuestra cuenta, con los chicos de Júbilo está todo bien, pero no coincidimos en un montón de cuestiones”, aclaró Federico, cuando fue consultado sobre la salida independiente del disco de la banda, cuando originariamente iba a correr por cuenta de la casa editorial Júbilo.

En cuanto al método de composición de Ponzonia, Fernando explicó que “Guille lleva a los ensayos una base y sobre esa estructura se trabaja encima, después varía qué tanto respetamos ese esqueleto. Pero él jamás nos hace observaciones sobre la forma que tomó esa composición, en ese aspecto se puede decir que casi no hablamos.”

“En los comienzos ensayábamos mucho, los primeros tres años fueron demenciales. Ahora estamos más relajados, le metemos un par de horas los domingos y listo. Eso tiene que ver también con la manera en la que estamos trabajando, ya no nos colgamos a improvisar durante tres horas, estamos armando cosas nuevas y nos focalizamos en eso. Sin embargo las improvisaciones siempre están, sin improvisaciones no hay Ponzonia”, abundó el baterista. “El disco tiene canciones de 2008 en adelante”, acotó el bajista.

Otro aspecto anómalo de Ponzonia responde a los marcos en los que suelen presentarse en vivo, ya que salvo en contadas ocasiones, como la marcha anual por la despenalización de la marihuana, para escucharlos hay que asistir a algunas de las fiestas que organizan en domicilios particulares, en donde se hacen cargo de todas las tareas, hasta comercializan cerveza que ellos mismos producen.

“Cuando hacemos una fecha, la hacemos de manera íntegra, organizar algo implica convocar a un equipo de trabajo. Desde 2012 le dimos para adelante con esa modalidad en la que nos hacemos cargo de todo nosotros, pero con el tiempo nos dimos cuenta que eso nos desgasta mucho, cuando otra banda nos invita a tocar, tocamos mejor”, dijo Federico.

“Con el dinero que hicimos de esas fechas, nos compramos un equipo de sonido y otras herramientas de trabajo, pero hoy ya no tenemos ganas de juntar plata, sino que preferimos repartirla”, enfatizó Fernando.

Con respecto al futuro del disco que la agrupación acaba de publicar, Federico reflexionó: “El disco no tenemos idea cómo moverlo. Pero hay muchas ganas de seguir grabando. Cuando las posibilidades aparecen, ahí elegimos. Vamos viendo qué queremos hacer. Tener una banda es más difícil que tener una novia, somos muchos. Nunca pensamos igual”.

Publicado en El Eslabón #264

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