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Foto: Santo Martínez.

El quinteto rosarino que este sábado presenta su flamante disco en el Galpón de la Música, habló sobre su nuevo trabajo.

No fueron pocos los que a comienzos de esta década se sorprendieron al ver a los hermanos Andrés y Pablo Boffelli empuñando sus guitarras al frente de Mi Nave. Si bien ambos eran conocidos en la escena musical rosarina, esto se debía a sus ilustraciones y diseños gráficos para algunos exponentes locales. Tampoco faltaron los que se asombraron cuando la banda ganó en 2012 el concurso anual de co-producciones discográficas realizado por la Editorial Municipal. Hoy, a cuatro años del lanzamiento de Brillante, su ópera prima, la formación que se completa con Martín Greco en bajo, Josefina Maidagan en voces y teclado y Alejandro Gomara en batería, vuelve a sorprender con Tristeza, su tercer trabajo de estudio. Una obra madura con gran calidad de audio, que los acerca al pop y los aleja del noise rock.

En el medio pasó Estela (2014) –primer lanzamiento dentro del sello Polvo Bureau– en el que se pueden escuchar atisbos de su actual sonoridad.

A la hora de contar las diferencias entre Tristeza y sus antecesores, los miembros del quinteto coincidieron en la importancia de haber trabajado con un productor artístico, rol que estuvo a cargo del porteño Diego Acosta, en quien repararon a partir de su labor con la agrupación Atrás hay truenos.

“Queríamos a alguien que nos guíe, que nos ayude a elegir entre tantas ideas. En julio de 2015 le mandamos unas maquetas a Diego y él sacó guitarras y baterías, y dio vuelta algunos fragmentos. También nos indicó qué cosas tocar de manera diferente, cosas que él no podía modificar en las grabaciones. Cuando él nos devolvió el material, volvimos a ensayar las canciones a partir de esas modificaciones. Algo así como hacer covers de nosotros mismos. Luego entramos al estudio”, relataron los miembros de Mi Nave.

“Las baterías se grabaron en Mawi Road, que es un estudio de Buenos Aires que está montado en una mansión tipo postmoderna. El resto de los instrumentos fueron grabados en El Salvador, estudio que Martín –bajista de Mi Nave– tiene montado en su casa. Hicimos unas sesiones intensas en las que dedicábamos, por ejemplo, cuatro días a las guitarras, luego una sesión entera para los sintes, para aprovechar las visitas que hacía Diego a la ciudad, y las voces las grabamos en un estudio de Buenos Aires que se llama Machete, en el que trabaja Diego y donde contaba con algunas horas a disposición”, se explayaron los músicos. También destacaron la incorporación de Alejandro Gomara, quien sucedió a Iván Brito en los parches: “Cuando se fue Iván, buscamos a un baterista que nos aplane. Estela es una especie de montaña rusa. De hecho, cuando tocamos canciones de ese disco hoy no pasa nada, salen mejor las de Brillante, porque el toque de Santo (Martínez) —primer baterista de la banda— se parece más al de Alejandro”.

Otro aspecto que salta a primera escucha de Tristeza es el plano en el que se encuentran las voces, ahora desenterradas de las capas de distorsión en las que se encontraban en  realizaciones previas. A eso se suma el protagonismo adquirido por Andrés y Josefina en la vocalización, función que antes recaía exclusivamente en Pablo.

Tristeza não tem fim
“Antes de hacer los temas decidimos hacer un disco más tranquilo y nos quedamos con los temas más oscuros, el anterior era demasiado sacado y decidimos cambiar de rumbo. Y el nombre –Tristeza– estaba decidido antes de que estén las canciones”, ahondaron los músicos sobre el concepto por el que se mueven sus nuevas composiciones; sombrías pero que distan de los clichés del imaginario dark.

Viaje al futuro
En cuanto a la tapa de la flamante producción –un retrato de 1927 de la hermana del pintor rosarino Augusto Schiavoni–, los hermanos Boffelli aclararon: “Nunca hicimos las tapas de nuestros discos, las pensamos pero no las ejecutamos, preferimos mantenernos al margen de eso, porque a eso nos dedicamos. Hacemos los afiches de las presentaciones y nos gusta que los discos no estén tan contaminados por la estética propia. En Estela trabajamos con el ilustrador local Juan Hernández, y en esta ocasión convocamos a Mariana Tellería –artista que intervino al Museo Castagnino pintándolo de negro–. En un momento surgió la idea de usar una de las pinturas de una de las medianeras de la ciudad y Mariana se acordó de una pintura de Schiavoni en la que la protagonista tiene un zorro colgado, lo cual cerraba porque es justamente un zorro el protagonista de la tapa del disco anterior, y que encima estaba resuelta con la misma paleta de colores que usó Juan, que es la paleta del litoral. Como si se tratase de una foto del mismo lugar, pero tiempo después. Una paradoja del tiempo al estilo Terminator”.

“La pintura está libre de copyright porque es muy vieja, pero nosotros quisimos sacarle foto en su actual hábitat, que es un depósito del Castagnino, pero nos negaron el permiso para hacerlo y a cambio nos mandaron las imágenes del registro que ellos tienen”, acotaron.

A modo de cierre, los miembros de Mi Nave ensayaron algunas explicaciones sobre su actual popularidad, la cual se ve reflejada en los llenos totales de sus presentaciones en la ciudad y la abultada concurrencia en el resto del país. “Mi Nave no responde al formato convencional de líder y resto de la banda, donde alguien da las órdenes y baja la línea, lo que trae consigo pelea de egos. Nosotros simplemente nos juntamos a tocar y sale lo que sale, siempre fue así y me parece que eso la gente lo nota y de alguna manera la atraviesa. Sobresale lo grupal, y no lo individual.”

La cita a la presentación oficial de Tristeza es este sábado a partir de las 22 en el recinto ubicado en Estévez Boero al 980. La apertura estará a cargo de los porteños Atrás hay truenos y los rosarinos Päl Das Shutter.

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