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El dogma del libre comercio. Los acuerdos bilaterales. El afán por destrozar el Mercosur para ingresar a la Alianza del Pacífico. Y el anhelo de derrocar al presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, son las obsesiones de la derecha continental. El presidente de la Argentina, Mauricio Macri, y el de Brasil, Michel Temer, vienen actuando como referentes de ese sector envalentonado. Durante la reunión que mantuvieron en Buenos Aires el lunes 4, se regodearon en ese papel.

En muchas cosas son hermanos. Mellizos separados al nacer. Neoliberales, ricos, con dineros mal habidos, y buena parte de sus fortunas en paraísos fiscales. Ajustadores seriales apoyados por los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos. Ambos cultivan una imagen mediática muy estudiada, ambos habitan una permanente puesta en escena para encubrir políticas que dañan a las mayorías.

Temer designó este martes 5 a su joven y bella esposa, Marcela Tedeschi, al frente del plan social “Niños felices”, destinado a la primera infancia, como para humanizar su imagen, que cuenta con apenas el 14 por ciento de aprobación. Horas después, la Cámara de Diputados aprobó la reforma en la ley petrolera que permite el control de las empresas extranjeras en los yacimientos petroleros descubiertos en 2007 y abre la puerta a la privatización de Petrobras.

En la nota de Eric Nepomuceno publicada el domingo 2 de octubre en Página 12, titulada, “Macri, el golpe y el golpista”, el analista brasileño señala que hay “coincidencias robustas entre su figura opaca (la de Temer) y el presidente de los argentinos”. Sobre este punto, menciona al FMI: “Seguramente los dos podrán intercambiar sonrisas por haber traído de regreso la tenebrosa sigla a nuestros países”.

Pero Nepomuceno marca, entre muchas coincidencias, una nota disonante: “Son como almas gemelas, pero con una diferencia abismal: Macri llegó a la presidencia al amparo de los votos de la mayoría del electorado de su país. Temer llegó a la presidencia al amparo de los 61 votos de los senadores que admitieron liquidar 54 millones y 500 mil votos alcanzados por Dilma Rousseff en 2014”.

Patoteando a Venezuela

Ambos mandatarios se mostraron de acuerdo en seguir hostigando a Venezuela para expulsarla del Mercosur, aunque lo dijeron con palabras más cínicas: “Venezuela debe cumplir con los requisitos necesarios para la integración definitiva al Mercosur. Fue dado un plazo hasta diciembre para que estas medidas sean tomadas”, señaló Temer, el presidente que accedió al poder mediante una farsa de un juicio político y que, sin embargo, posa como defensor de los derechos humanos, al menos en el caso de Venezuela. “Tengo una preocupación por la preservación de los derechos políticos y los derechos humanos en Venezuela”, señaló.

Y Macri apoyó a su hermanito brasileño en su patoteada contra Venezuela: “Claramente le hemos dado un plazo en el cual si no cumplen perderán su condición de miembros activos del Mercosur, que estaba con carácter suspensivo. Es preocupante lo que está pasando en términos de violación de los derechos humanos y la no aceptación que ha tenido el Gobierno de Venezuela respecto del referéndum que se planteó”.

Venezuela se defiende

La Cancillería venezolana emitió una declaración que da por sentada la legalidad de su lugar en la presidencia del Mercosur, pese al rechazo de Argentina, Brasil y Paraguay y criticó el hostigamiento que está sufriendo por parte del gobierno de Macri y el golpismo brasileño.

“La Triple Alianza, conformada por los gobiernos de Argentina, Paraguay y de facto de Brasil, atenta contra la estabilidad de este bloque de integración económica, comercial y social, desestima y vulnera las potencialidades productivas de nuestros países, destruyendo las matrices sociolaborales de sus trabajadores, y afecta la proyección de este bloque en los mercados internacionales”, señala el comunicado oficial de Venezuela, que rechaza en forma enfática los plazos y las exigencia de Brasil y Argentina para convertirse en miembro pleno.

“La intolerancia política e ideológica de estos gobiernos de derecha pretende atacar a la revolución bolivariana, a su gobierno y a su pueblo, para justificar mediante artimañas antijurídicas su proceder antidemocrático destructivo”, señala el documento dado a conocer por la Cancillería de Venezuela.

Fuente: El Eslabón

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