Foto: Andrés Macera
Foto: Andrés Macera

Los rosarinos de Pato Mojado idearon una historia junto a una compañía brasileña, que recorre el continente y propone un despertar bajo el universo onírico y risueño de los payasos.  La obra tiene previstas varias funciones en Rosario.

Da Silva. El hijo de las Américas es una obra teatral, musical, humorística, que aborda desde el arte escénico de los payasos un viaje real e imaginario por el continente americano. Este extenso proyecto es el fruto del cruce y las experiencias vividas que intercambian, desde hace unos años, la compañía rosarina Pato Mojado y su par brasileña Doña Zefinha, un grupo oriundo del estado de Ceará, al nordeste de nuestro vecino país .

Luego del estreno que se  llevó a cabo este viernes pasado en el teatro La Comedia, el proyecto que confluyeron ambos grupos continuará con funciones este domingo 6 de noviembre, a las 18, en el Auditorio Distrito Sur (Av. Uriburu 637), con entrada libre y gratuita; el jueves 10 a las 20, en la sala del teatro Saulo Benavente; y el sábado 12 a las 17, en la Casa de la Cultura Barrio Alvear, en el distrito sudoeste (Garibaldi e iriondo), y su posterior itinerario por tierras brasileñas.

Pato Mojado es un grupo de teatro, música y circo que viene dando pasos de comedia desde 2004, y que actualmente integran María Franchi, César Artero, Pedro Jozami, y Alejo Castillo. De un itinerante de presentaciones originadas en Rosario, que se extendieron por otros países, surgió este encuentro artístico y fraternal con la compañía Doña Zefinha, que conforman Orlângelo Leal, Paulo Orlando, Ângelo Márcio y Joélia Braga, quienes gestionan movidas culturales en una casa de teatro en la ciudad brasileña de Itapipoca, en el estado de Ceará, y que según cuentan tiene una rica geografía que cohesiona sierras, mar y un clima árido.

“Es una ciudad muy especial, y por ser una ciudad del interior dicen que es la tierra de los comediantes. Nosotros en 2009 comenzamos a ir y nos quedamos enamorados del nordeste de brasil, y siempre que podemos volvemos”, comenta María Franchi, en un descanso de ambos grupos en la casa Arte Fénix, el espacio cultural que los cobija desde hace días. Su compañero, César Artero, cuenta que son recurrentes con la región brasileña porque “se genera eso de que es la tierra de los payasos, y es así, verdaderamente. Fortaleza, que es la capital del estado también, es rico en cultura popular, poesía, y estamos agradecidos ya que fuimos muchas veces y hasta nos han pagado los pasajes, en una articulación que Doña Zefinha ha hecho con los estados locales. Eso para mí es un honor y un agradecimiento. Además se ríen de lo que hacemos, y les gusta la música, por eso es un desafío que vengan ellos para acá, para comprobar cómo funciona acá.

Orlângelo Leal, uno de los integrantes de Doña Zefinha, revela su experiencia con su portugués impregnado de lengua local. “Nosotros tenemos una micro casa de teatro que promueve actividades culturales, ellos fueron con Patologías e hicieron talleres y actividades. Es muy importante, ya que los dos grupos trabajamos la estética de los payasos y la música. Y en todo ese tiempo nunca perdimos contacto. Hasta que en 2015, con el festival de circo de Ceará, volvieron a Fortaleza y se quedaron 3 meses en Brasil, tiempo suficiente para conversar sobre el proyecto, el texto, y la ideología del mismo”.

Sobre el ambicioso proyecto musical-teatral Da Silva. El hijo de las Américas, Franchi se remonta a 2010 como “la época aproximada” en la cual surgió una idea “más inconsciente” que se materializó años después: “Tomamos la decisión de escribirlo el año pasado, cuando volvimos de Ceará, y mandamos el proyecto a Iberescena, un fondo de fomento de producciones artísticas que integran países latinoamericanos”.

“El personaje de Da Silva, tiene un viaje onírico atemporal en el que va pasando por diferentes regiones hasta llegar a Rosario”, relata María, y añade: “Y de Rosario, hasta los altiplanos peruanos. Eso nos sirvió de inspiración, cada espacio y cada lugar para definir las músicas y lo que le va sucediendo al personaje pero, nos tomamos muchas licencias poéticas para resolver cosas que tienen una base de personajes históricos que todos conocen. Personajes que le van enseñando cosas a Da Silva, y nos tomamos muchos permisos para delirar, porque no estamos enseñando nada a nadie, estamos jugando con personajes históricos y mitológicos. El humor atraviesa esas cosas y permite que se pueda hablar, sino tendríamos que apelar a otros registros, pero el humor se toma esos permisos”.

Y César agrega: “Da Silva se encuentra con la posibilidad de toparse con el coraje, la valentía,  la sabiduría, el espíritu, cosas que a uno lo hacen crecer. Da Silva es un ciudadano cualquiera que no quiere trabajar, que está oprimido. Y la historia no se basa en tirar palos para todos lados, poner el dedo duro y señalar, sino más bien mezclar lo que cree cada uno de eso, usando el humor y la música.  Estamos muy eufóricos y con muchas expectativas con este proyecto. Hay una escenografía, máscaras, y objetos, que se irán simplificando cuando nos toque viajar por otros lugares, momento en que la gente va a tener que usar más la imaginación”.

Esta obra en conjunto dio como resultado la grabación de un disco de una docena de temas, que es el soporte sonoro de la obra. Con la particularidad de que cada grupo grabó seis canciones a la distancia y vía internet, y se la envió al otro grupo para que le agregue sus arreglos, su impronta. Y como cuenta Orlângelo: “La banda sonora del espectáculo nos sirve para ilustrar, para causar clímax, y para acompañar lo que dice el personaje, que está en la letra. El disco es una gran mixtura de ritmos, usamos el landó de Perú, la cumbia, la chacarera, la samba, el forró (una música muy popular en brasil), la salsa. Y la poesía es muy buena porque habla de ahora, de lo contemporáneo, son críticas sociales y otras más regionales que hablan del paisaje.

Además proyectan un libro con el asesoramiento del actor Miguel Franchi, padrino del proyecto y un aliado artístico.

“Como nos dijo Germinal (alter ego de Miguel Franchi), parece que es histórica, regional, pero abordado todo desde un sueño, un ensueño que le quita eso (o lo deja implícito) para hacer una obra de teatro”, afirma Artero.

«Atraviesa toda la producción esta cuestión de la historia y nuestra ideología -retoma la palabra María Franchi-, como se fueron sucediendo hecho históricos en Argentina y Brasil, y en Sudamérica, a lo largo de nuestro encuentro, de nuestras charlas, en momentos de ocio y de trabajo, fuimos viendo cuales fueron las cosas que se repitieron en nuestros países, como los medios de comunicación operan, el rol de los estados, cómo se manejan las secretarías de culturas, y cuál es el lugar de los artistas en sus comunidades en relación  al estado, a los subsidios y a otras cosas, todo esto es un caldo que está  detrás de todo esta producción».

De Arte fénix, un espacio cultural que actualmente está en venta, y que albergó propuestas como La Rocola, La canción del camino viejo, y una versión de Julián Sanzeri de  El Extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde, María lo describe como “un lugar en venta que renace de las cenizas. Siempre nos estamos por ir, y siempre nace y se produce un espectáculo nuevo”. Y el brasuca Orlângelo destaca su impronta: “El resultado de todo esto también se lo debemos al lugar. Estamos acá hace días, comiendo, durmiendo, creando las escenas, la música, es un proceso muy intenso de creatividad y concentración de energía para una sola cosa. Eso está siendo increíble, es muy bueno”. La alegría no es sólo brasileña.

Foto: Andrés Macera
Foto: Andrés Macera

Payasos falam portuñol

La experiencia de los grupos, el argentino Pato Mojado y el brasileño Doña Zefinha, es un intercambio de artes escénicas, música y payasadas, disciplina que estos grupos se toman muy en serio. Con ella despliegan recursos expresivos partiendo desde el humor de reírse de uno mismo, y crean un lenguaje propio, popular y universal. Pero naturalmente es un cruce de lenguas que se sintetiza en un particular “portuñol”, una mezcolanza entre el portugués y el español. “Es simpático, algo que experimentamos en Brasil, de la dificultad de estar en otra tierra, tratando de hablar en otro idioma que no es el tuyo, y actuando a la vez. Creemos que sale algo interesante y que no lo tratamos de ocultar, sino que lo ponemos ahí para que se vea. Es bueno lo que sucede y se arma en la cabeza con el idioma en el momento de actuar y hablar”, relata María Franchi.

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