Foto: AM750
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El animador de mil y una madrugadas vuelve a Rosario para recrear su espectáculo La Venganza será terrible junto a sus dos hijos. Una propuesta teatral radiofónica en la que se embarcó hace tres décadas.

El Negro Dolina es el barrilete cósmico de la radiofonía argentina. Sigue acariciando la palabra con destreza y generosidad. Escucha, retoma la misma, y vuelve a darle forma. Se desdice, si es necesario o lo cree justo y, si lo amerita, contrasta las frases escritas en alguna de sus ficciones con sus propios comentarios esgrimidos desde lo más íntimo de su pensamiento. Dolina se enfrenta a las adversidades sin más armas en las manos que la pluma y la palabra. Y siempre anda en busca de una noción que le permita dilucidar los misterios del mundo, para poder compartirlos.

Este próximo viernes 18 de noviembre, el escritor y conductor radial volverá a desplegar su histrionismo en el teatro El Círculo, junto a Patricio Barton, y El Trío sin nombre, conformado por Manuel Moreira y los hijos del Negro: Martín y Ale Dolina. La velada será grabada y, posteriormente podrá escucharse en AM 750, emisora en la que recaló hace algunas semanas el creador de Crónicas del Ángel Gris, luego de una salida forzosa de Radio Del Plata, por un deuda que se extendió en el tiempo. “No hubo más remedio”, afirmó al respecto.

De todas maneras, y a pesar de todo, Dolina está de buen humor. Así se lo escucha. Es un martes caluroso y el tipo acaba de terminar de jugar Fútbol 6. Con paciencia, se somete a las preguntas de este medio.

—¿Con qué se va a encontrar la gente en Rosario?
—Se va a encontrar con nosotros. No venimos trayendo una idea, sino una serie de irregularidades que ya conocen. El mismo programa que venimos haciendo hace tanto años con modificaciones que se van dando de a poco, casi de manera imperceptible, no de forma catastrófica. El programa va cambiando también en la manera que nosotros nos vamos modificando. Cada tanto aprendemos alguna cosa y eso produce algún tipo de transformación. No con los mismos contenidos, más bien con los mismos patrones de pensamiento.
—Alguna vez aclaraste que La Venganza no es un programa de radio sino un espectáculo convivencial, teatral…
—La radio requiere de la ausencia, entonces se le habla al tipo que no está. Y nosotros, tal vez por casualidad, comenzamos hace tiempo a hacer el programa con público. Y fuimos desarrollando entonces una estrategia comunicacional que tiene que ver con la gente que está presente, ese es el teatro. El tipo nos va a ver y se produce una convivencia entre la gente que está en la platea y los que estamos en el escenario. Y con los años casi no pensamos en el tipo que está en su casa. Porque claro que hay gente que está apolillando, o en la cama, en su casa, escuchando en el modo que escucha el oyente radial, pero nosotros tenemos todos los discursos idiomáticos, humorísticos pensados en la gente que está presente.
—¿Pensás que el silencio de la noche es propicio para la reflexión?
—Sí, la noche es mejor. Particularmente es mejor en la radio porque de día el oyente de radio está haciendo otra cosa. Está preparándose para ir a trabajar, vistiéndose, un poco apurado, está siempre por irse. Piensa en otras cosas, no tiene mucho tiempo para silogismos extensos, sino quiere saber qué temperatura hace. Está necesitando sabidurías perentorias, rápidas, que no insuman diez minutos.
—Comenzaste haciendo guiones para programas que salían al aire durante el día, ¿con La Venganza te fuiste deslizando hacia la noche?
—Cuando empezamos el programa, hicimos un mes al mediodía con Adolfo (Castelo) y después nos mandaron a la noche. Y no porque fuera una idea genial de alguien que descubrió nuestro talento y que resolvió que nos convenía la noche. Nos mandaron a la noche porque era el horario de los giles. Después tuvimos suerte y encontramos algo que se correspondía más a la noche que al mediodía. Pero no es que la noche fue un premio que recibimos, sino un castigo.
—Hace unas semanas que dejaste radio Del Plata porque la patronal dejó de pagar. ¿Cómo es la experiencia actual en AM 750?
—En Del Plata tuvimos una experiencia, desde el punto de vista artístico que fue muy buena, el programa se desarrolló bien. El único problema fue que no nos pagaban y aspiramos a vivir de esto. Por lo demás, era una radio que tenía una buena programación, tuvimos compañeros que apreciamos mucho, vivimos momentos muy felices, pero en lo profesional tuvimos que irnos. No tuvimos más remedio.
—¿Fueron muy difíciles las noches sin La Venganza?
—Yo no sé qué hacer cuando no hago radio. Sufro bastante, pero fueron pocas noches. Ahora estamos tratando de acomodarnos. La AM 750 es una radio muy organizada, se trabaja muy bien, pero en algunos puntos todavía le falta. No tenemos buenas repetidoras en las provincias, ni en ciudades como Rosario; y es una lástima porque siempre establecimos muy buena comunicación. Si uno aspira a hacer presentaciones como las que estamos haciendo, necesita una repetidora que sea fuerte.
—¿Luego de tantos años en radio, se van renovando los anhelos o sueños por cumplir?
—Se van renovando, adquieren otros nombres u otro apellido, pero siguen el mismo perfil. Tienen siempre el aire de sueños de amor que están relacionados con la belleza, con el deseo, con el compañerismo. Sueños profesionales que están relacionados con la inteligencia, con el arte, con la música. Y sueños relacionados con los hijos y con los familiares. Y por ahí cambian los nombres de nuestras enamoradas, de las novelas que estamos escribiendo; los hijos crecen, se modifican, pero los sueños siguen apuntando para el mismo lado. Tienen una consistencia parecida: son otros pero se parecen.
—Y los hijos se van sumando…
—Si, los chicos trabajan con nosotros. Antes los llevábamos a las salas y se dormían, se sentaban por ahí y se quedaban dormidos. Ahora forman parte de otra manera.
—¿Te considerás un autodidacta?
—En realidad he sido un estudiante desordenado. Mi interés por la literatura fue desordenado, he perdido mucho tiempo leyendo libros que no valía tanto leer. En una época me valía de las novelas policiales, me daba lo mismo Los cuatro hombres justos que Dostoiesvki. Con tal de pasar la noche leía cualquier cosa. Tenía que aprovechar esa adicción con una mejor selección, o incluso con una articulación entre libro y libro, eso lo fuí adquiriendo, y eso se lo debo a la radio. Cuando empecé a hacer las charlas en el principio del programa me di cuenta que los libros servían para algo contrariamente a lo que muchos creen, y me acostumbre a tener un lápiz siempre a mano, y a elegir cosas que podían servirme. Entonces dejé la ficción y empecé a leer más ensayos, libros de difusión científica. Empecé a interiorizarme acerca de qué demonios era la semiología, el estructuralismo. Empecé a leer más filosofía y a leer más ordenadamente. Y si no entendía, iba a preguntar. Y creo que leí con más provecho en los últimos años.
—¿Si un libro no te interesa demasiado, lo leés hasta el final?
—En estos tiempos los dejo más rápido. Cuando era más chico tenía una especie de superstición: pensaba que el libro se iba a poner bueno justamente cuando lo dejaba, tal como pasaba con muchas fiestas, que yo me iba y parecía que empezaba la joda (risas). Ahora no, sigo el consejo borgiano: cuando un libro no te gusta, hay que dejarlo.
—A tu edad, ¿ya sabés más que antes para donde queres ir?
—Si, ahora soy todavía más hedonista, hago solamente lo que me gusta. De todas maneras no quedan tantas cosas por hacer. No pierdo el tiempo en libros que no me gustan, menos en programas de televisión que no me gustan y ni hablar de personas que no me gustan. Me he convertido en una persona impaciente, uno se va convirtiendo en un ser más detestable.
—¿Y el proceso creativo cuándo aparece?
—Y… a la mañana duermo. El proceso creativo de escribir es muy tedioso. Lo estoy descubriendo ahora que por ahí conviene mucho escribir por unidades pequeñas, porque sino aparece enseguida el desaliento. Si uno dice: “Me voy a poner a escribir un libro de 60 páginas”, ¿cómo empieza? La respuesta no se sabe, no podés saber, no podés nunca saber lo que estás empezando a escribir. Entonces lo mejor es escribir pequeñas unidad literarias, pequeños proyectos. Vamos a hacer que algo suceda en un bar, nada más. O vamos a describir la caminata de un punto a otro, unidades pequeñas, ¿qué se yo? Y ver de qué manera se pueden producir fenómenos literarios interesantes como puede ser contar dos hechos paralelamente. Y por ahí, de esos hechos, uno es literal y otro es metafórico, cosas chiquitas que vas uniendo. De sólo contarlo me canso, es muy difícil.
—¿Es como un rompecabezas?
—Claro, es un rompecabezas. Cuando ya lo tenés avanzado, el rompecabezas empieza a cobrar algún sentido y vos ya descubriste algunos patrones, algunas trampas, y disfrutás un poco. Pero al principio, el primer fragmento no sabés dónde ponerlo. El cuento es un género más grato, pero, ¿por qué uno se sienta a escribir un libro de cuentos? Ahora voy a escribir 30 cuentos, ¿y por qué no 40?, ¿para dónde miran? , ¿se parecen?, ¿para qué escribe uno? Uno debe preguntárselo en cada oración.

La Messi excelencia, y la épica maradoniana

—Tiempo atrás algunos sostenían que el Charro Moreno, jugador de River de los 40, era mejor que Maradona, ¿pensás que se juega peor en estos tiempos?
—Yo creo que ahora se está jugando mejor que nunca. No sé si en este día en particular, posiblemente no, pero en estos años, en estos dos o tres años, o quizás un poco más, con el Barcelona de Lionel Messi, con Cristiano Ronaldo, Neymar, con Luis Suárez, con Iniesta. Yo creo que esa forma de jugar, con esos equipos como Barcelona, Bayer Munich o el Real Madrid, por momentos, es mejor que lo que nunca se vio. No sólo es más veloz, sino que juegan bien. La pisan, la gastan. Al final sale más veloz pero por pura técnica. El juego veloz tuvo su auge un poco más atrás, en esos campeonatos del mundo que usted veía que devolvían pelotazos y los tipos corrían, mucho fútbol italiano, pelotazos largos. Claro que si vos tenés una gran precisión, un gran control, se puede jugar bien a eso. Cuando yo digo jugar bien, me refiero a jugadores de altísima técnica, de alta precisión. Eso se ve ahora como nunca antes.
—El año pasado dijiste que Riquelme fue el mejor jugador de la historia de Boca, ¿cómo explicas que un futbolista tan refinado sea el ídolo máximo de un club caracterizado por la garra y ese grito de «Giunta, huevo, huevo»?
—¡Por fin se dieron cuenta! Garra tiene cualquiera, el asunto es jugar. En cualquier potrero uno ve jugadores que aprietan los dientes, que juegan ligero, yo prefiero la otra garra, la que proviene de la jerarquía. El tipo que juega no se asusta. Ese es un tipo de garra: intentar jugar bien en el medio del yuyal, en medio del berenjenal, eso es tener coraje, pedir la pelota cuando viene fulero el partido y tratar de imponer un juego de pensamiento y de razonamiento en medio de unos ñatos que le pegan para arriba.
—Nos enseñaste que “más vale compartir la derrota con los amigos que la victoria con los extraños o los indeseables”… ¿La excepción a la regla podría ser lo que pasó en las inferiores del Barcelona, donde Messi, Iniesta y Piqué eran amigos y casi nunca han perdido?
—Eso lo dije en literatura. En la cancha, el mejor amigo es el que te la da redonda. El que te la tira a dividir con un contrario… ese te rompe. El mejor amigo es el que mejor te la pasa, despues para ir a la pizzería están los otros. Y si uno es buen jugador, y ama el deporte, se tiene que hacer amigo de los que juegan bien. Hacerte amigo de los que juegan bien implica una forma de generosidad, de espíritu deportivo. Ser un tipo cerrado y desatinado no sirve ni para la amistad ni para el fútbol.
—¿Cómo te definirías como futbolista?, ¿en qué posición jugás y con qué futbolista te compararías?
—Soy un aficionado. Ahora estoy jugando Fútbol 6, se sube y baja en todas las jugadas. Soy de jugar de 8, de 10, y a veces también de 9, siempre más adelante que atrás. Y me podría comparar con Menotti como jugador.
—Messi, tan criticado en la Selección, ¿qué te genera?
—Me encanta, y más con el Barcelona. Es un jugador extraordinario. El otro día jugaron Sevilla y Barcelona, Sevilla comenzó poniendo mucho y parecía que el Barcelona, no lo podía resolver. Pero comenzaron a jugar lo tipos de adelante y lo dieron vuelta. ¿Cómo no va a ser mejor en Barcelona si tiene mejores jugadores? ¿Dónde está el Iniesta de la Selección Argentina? No está. El Iniesta de la Selección era Riquelme, y Riquelme estuvo afuera muchísimo tiempo de la Selección por los entrenadores geniales que teníamos. Y que seguimos teniendo.
—¿Maradona es el mejor que viste jugar?
—Sí. Messi también es un jugador de esa jerarquía, pero Diego era más determinante por lo mismo que estamos hablando ahora. Diego jugaba en equipos más inferiores que el Barcelona de Messi y era determinante, y los hacía ganar. El Barcelona sin Messi puede ganar, el Nápoli sin Maradona no podía salir a la cancha. Maradona ha sido un jugador más épico.

Negro y Peronista

No son días –ni noches– fáciles por estos tiempos, y Dolina tiene esa noción, aunque sigue gambeteando las adversidades con lo mejor que sabe hacer: trabajar la palabra, reflexionar, proferir las injusticias que sean necesarias y regalar sustanciales dosis de humor que, en gran medida, apuntan a sí mismo. Tal vez por eso cuenta con picardía, y ante algunos datos cruzados de su biografía en internet, que nació en Morse y lo anotaron en Baigorrita,  ambas localidades situadas al norte de la provincia de Buenos Aires. “Nací en una fecha que no dice ahí, en un mes y en un día que no fueron, y en una ciudad que no es la que dice allí”, apunta, en referencia a la red de redes, fingiendo molestia, y agrega: “Eso se lo debo a mis parientes, que eran los que manejaban el registro civil de Baigorrita y te hacían nacer donde ellos querían.
Dolina es peronista. Siempre criticó al neoliberalismo, la versión más sanguinaria del capitalismo. Y apoyó los “logros” de la gestión kirchnerista, a la que considera lo más parecido al movimiento social y político que floreció en aquella plaza llena de 1945.
La entrevista se termina y faltan pocas horas para que el desdeñable multimillonario Donald Trump se corone como nuevo presidente del imperio. Quizá por esto, comente que está leyendo La Historia de Estados Unidos, de Isaac Asimov, aunque admita: “No estoy seguro que me interese mucho la historia de Estados Unidos”.

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