17-libro-euge-rrMaia Morosano (Rosario, 1986) es docente de lengua y literatura, escritora, y dirige la editorial Espiral Calipso junto a la poeta sevillana Rocío Muñoz. Con ella y junto a Luis Alberto Steinmann y Federico Rodríguez también coordina actualmente el ciclo literario semanal A cuatro voces, que se realiza todos los miércoles en el bar OUI (Mendoza y Sarmiento).

Escaleras (Espiral Calipso, 2008), La reina en mi país (Espiral Calipso, 2009), Las Gracias y las Horas (La Pulga Renga, 2013) y La Malcriada (Ombligo Cuadrado, 2015) son sus libros de poesía publicados hasta el momento. Su primera novela, La puerta, salió este año por la editorial Ombligo Cuadrado y acaba de ser presentada en la Biblioteca Argentina, con una performance que incluyó lecturas en voz alta por parte de mujeres vestidas de rojo y negro, como los colores de la portada del libro y los que recorrerán la novela en otros sentidos, como la Lepra (el club de los amores de Morosano y de su personaje principal), de la sangre, y de la oscuridad detrás de cada puerta que se cierra.

En la contratapa, Alejandra Benz advierte que Morosano “viene desde la poesía”, porque para la autora la poesía es un lugar. Y para confirmarlo alcanza con abrir La puerta y elegir cualquier página al azar, ya que, de punta a punta del relato reluce la prosa de una poeta.  

La trama está construida en la polifonía de voces, de diálogos y monólogos sucesivos, frenéticos y atiborrados de ternura, aún cuando la historia que narra Morosano es oscura y dolorosa: La tiranía del macho, verdugo y fanfarrón en un sistema de complicidades sociales que decantan en la violencia real contra los cuerpos. Pero en La puerta, los personajes de Morosano no son víctimas, son luchadoras. Maga, la heroína de la novela, se reúne desde chiquita y a escondidas con Alan, su tío homosexual, quien será su guía y mentor. Maga se enamora de Marcela, su amiga de toda la vida. El tío Alan se enamora de Horacio, el papá de Marcela. A partir de ahí, los hechos irán enlazados al tratamiento de temas como la violencia de género, la homofobia y la discriminación,  y a largos pasajes de poesía que desbordan los límites de la narrativa que la contiene.

La puerta también es una novela espejo (las alusiones a la Alicia de Lewis Carroll están por todas partes), porque existe una dimensión paralela que ocurre dentro del Libro de Las Reinas del tío Alan. Al otro lado del libro/espejo, las reinas de Picas, de Tréboles, de Corazones y de Diamantes, viven enfrentadas entre sí bajo un orden masculino que promueve guerras inútiles entre sus reinados para justificar su poderío: unicornios, dragones, centauros y faunos gobiernan a través de sus esposas reinas, inmortales y presas en sus tronos. Pero ellas quieren tender lazos solidarios y amorosos entre sí. La rebelión de las reinas irá acompañando a Maga en su descubrimiento del amor y sus limitantes. “Lo real sólo es maravilloso si se cree, lo maravilloso es real sólo si se lucha”.

Morosano también logra sacarle brillo propio al personaje de Alan, el tío que usa polleras, colecciona chanchos, le reza a Gilda y al Gauchito Gil, y que es condenado por su propia familia  a una clandestinidad vergonzante por su homosexualidad. El tío Alan sale todas las noches a la esquina en busca de amor, aunque sólo encuentre palizas y el sida. En sus monólogos relumbran el barroco de trinchera de Néstor Perlongher y la prosa plebeya del chileno Pedro Lemebel, pero tamizado con un lenguaje de fantasía con el que el personaje le habla a su sobrina, una niña que pronto dejará de serlo, sobre las pasiones, el fuego, el amor y la crueldad medieval que amenaza todo atisbo de libertad. “Hacia el amor como la mariposa, tesoro, acordate siempre de eso, lo diga o no lo diga el libro es ley de vida, es ley de libres, ¡y salimos a la esquina a poner el corazón!”.

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