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Sube la edad para jubilarse. Quienes cobren jubilaciones y pensiones deberán optar por una. La flexibilización laboral será feroz: contratos basura y jornadas de 12 horas. El Banco de Brasil cierra 400 sucursales y despide a 18 mil trabajadores. El presidente usurpador reivindicó a Thatcher.

Michel Temer, quien ocupa el cargo de presidente de Brasil tras la destitución de la legítima mandataria, Dilma Rousseff, a través de una farsa de juicio político, está decidido a profundizar el ajuste, cualquiera sea el costo social. Y con toda la represión que sea necesaria.

Mientras el Parlamento está a punto de convertir en ley la tan resistida Propuesta de Enmienda de la Constitución 241 (más conocida como PEC 241, que el Senado tratará en diciembre), la norma que congela el gasto público por 20 años, a partir de 2017, en salud y educación; el gran ejecutor de la restauración conservadora anunció además un nuevo paquete de medidas de ajuste.

Otro más, mientras las movilizaciones son cada vez más numerosas y la represión, los trabajos de inteligencia y la caza de brujas se intensifican.

“Estamos en una situación en que simplemente los números no cierran, y si no enfrentamos ahora esa realidad tendremos que cerrar Brasil en 2024”, señaló Temer.

Pocas veces el dogma neoliberal, que identifica y pone en un mismo plano un país y una empresa, fue expresado con tanta claridad. Lo que importa son los números. Y si para que los números den, la gente se tiene que quedar sin salud, ni educación, ni trabajo, ni alimento; la opción, para los gerentes, es bien sencilla.

El nuevo paquete de ajuste incluye el cierre de más de 400 sucursales del Banco de Brasil, y el despido de 18 mil de sus trabajadores.

Además, se realizará una profunda reforma provisional. Aumentará la edad jubilatoria a 65 años. Se prohibirá el cobro de dobles beneficios: quien cobre una pensión y una jubilación, deberá optar por una de las dos.

Asimismo, se avanzará ferozmente contra los derechos de los trabajadores. En este sentido, se plantea la flexibilización laboral con contratos basura, con empleos por pocas horas y despidos muy baratos o gratis para el empleador.

El programa de flexibilización, de fuerte impronta pro-patronal, legaliza la contratación temporaria y permite ampliar la jornada de trabajo de 8 a 12 horas diarias, con lo cual se retrocede por lo menos un siglo en las luchas sindicales.

Y eso no es todo: el ajustazo incluye además una reforma fiscal que descarga todo el peso de la crisis sobre los más pobres en beneficio de los más ricos.

“La deuda pública de Brasil igualará al Producto Bruto Interno del país si no se controla el gasto público y no se ponen en marcha reformas fiscales”, señaló Temer, intentando justificar el nuevo ajustazo.

Y tal como sucede en estas pampas, “la pesada herencia” y “el sinceramiento” son argumentos muy utilizados a la hora de explicar las transferencias de ingresos de los sectores más pobres a los más ricos: “Encontramos un país inmerso en una de las peores crisis de su historia, en el que no solamente había un gigantesco déficit fiscal, sino también un déficit de verdad, que se traducía en cuentas públicas manipuladas e irreales”, señaló Temer, como un eco de lo que otros presidentes neoliberales, como por ejemplo el de la Argentina, Mauricio Macri, afirman por estas pampas.

Margaret Fora Temer, el Hombre de Hierro

Coherente con este ideario, según informó el diario Página|12 en su edición del martes 22 de noviembre, por segunda vez en lo que va del mes Temer afirmó que su programa económico “estaba inspirado en el de Margaret Thatcher”, la primera ministra de Gran Bretaña que impulsó salvajes recortes entre 1979 y 1990. La que reprimió huelgas obreras a sangre y fuego. La gran enemiga de la clase obrera británica.

Y una de las principales salvajadas de Margaret Temer está a punto de concretarse. La “PEC 241” ya superó varias votaciones en la Cámara de Diputados, donde le sobraron votos, y está a punto de ser tratada en el Senado.

Una vez que esté implementada y forme parte de la Carta Magna, el Estado sólo aumentará los fondos en estas áreas de acuerdo a la inflación correspondiente al año anterior, sin considerar un factor clave: la considerable expansión demográfica de un país como Brasil, que cuenta hoy con más de 205 millones de habitantes.

Dejando de lado este factor, esta política producirá una progresiva desfinanciación de la salud y la educación, que se irán deteriorando. Por más que Brasil crezca, por más que aumente la recaudación impositiva, la ley que va camino a aprobarse prohíbe que el estado invierta en salud y educación.

En este marco, y en medio de una embestida neoliberal en la que la PEC 241 es apenas parte de un ajuste mayor, se vienen realizando protestas en varias ciudades de Brasil para rechazar esta enmienda y pedir la renuncia del presidente ilegítimo, fruto de una parodia de juicio político.

No le será fácil a Temer imponer su plan de ajuste. El Partido de los Trabajadores (PT) y los movimientos sociales ya plantean una resistencia organizada que va creciendo en volumen y organización, pese a la represión y a los infiltrados. Se vienen días de mucha lucha y resistencia en Brasil.

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