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El proyecto artiguista no es sólo un elemento de estudio, análisis y debate. Mantiene una encendida vigencia con los congresos y seminarios que convocan a estudiantes, profesores, historiadores e investigadores del pasado regional. Y, además, hay toda una pueblada detrás.

Esa lucha por los Pueblos Libres se expresó en 2016 con las amplias convocatorias de los encuentros regionales realizados en Paraná y Paysandú.

En las dos orillas del río Uruguay, docentes e historiadores y una fuerte presencia de estudiantes de Historia y Ciencias de la Educación, terciarias o universitarias, le dieron una especial impronta a esos encuentros.

Más allá de los actos protocolares en Tucumán, en agosto y septiembre fueron convocantes y movilizadoras las jornadas de historia regional que se realizaron en la entrerriana Paraná y en la uruguaya Paysandú.

En tanto, en el año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia, el gobierno de Santa Fe, como en tantos casos, no se manifestó ni recordó que la provincia no concurrió a ese encuentro en Tucumán y que había entonces otro proyecto. Desde Educación y el gobierno provincial sólo se ofrecieron flores y discursos pedorros.

De la angustia a las caballadas

También en este año, y ante los actos del 8 de julio en Tucumán, quedó a la vista el otro proyecto, el que no es popular ni participativo. No fácil olvidar el decir del presidente de la Nación ante su real invitado y desplazado rey de España.

Momento en el que mandatario admitió, que según su lógica, los próceres debían haber sufrido angustias en la lucha por la liberación. “Algo propio en el estado de angustia, es la inhibición del acto, para evitarla. Pero, esos hombres que participaban de ese 1816, debatían acaloradamente y protagonizan acciones concretas”, decía a El Eslabón la psicóloga Laura Medina.

Indicaba entonces que “parece más claro que su afirmación acerca de la angustia fuera autorreferencial. Sería entonces una declaración acerca de sus propias emociones de cara al padre, su Rey”.

Más allá de los actos protocolares en Tucumán, en agosto y septiembre fueron convocantes y movilizadoras las jornadas de historia regional que se realizaron en Paraná y Paysandú. Se trata del II Congreso Académico Regional de Historia, el II Encuentro de estudiantes de la “Liga Federal”.

Encuentro con el Patriarca

Y mientras  el congreso debatía, en las afueras de Paysandú, partía para homenajear a Artigas una cabalgata a la Meseta de Artigas. El llamado  “Encuentro con el Patriarca”, se realiza en la Banda Oriental desde 1945, constituyendo en una de las mayores movilizaciones en el país vecino.

«Una verdadera procesión popular y laica, fue protagonizada por 5.000 jinetes (una tropa similar a la que acompañó a San Martín en el cruce cordillerano), entre ellos muchos niñas, niños y mujeres de todas las edades transitaron más de 80 kilómetros», indica Lautaro Bruera, doctor en Historia de la UNR.

«Durante tres días comparten fogones y encuentros unas 260 aparcerías (agrupaciones tradicionalistas) uruguayas, argentinas, brasileñas y chilenas», explica el profesor de Historia Latinoamericana y Argentina en la Facultad de Ciencia Política.

«Para establecer una mayor cercanía con el ámbito y el pueblo, presenciamos la partida y cabalgata con algunos compañeros. Guiados por Eduardo Seballos (intendente de Chapicuy (gota de rocío en guaraní), conocimos el fervor del pueblo artiguista y la meseta donde se levantó el campamento de Purificación», relata.

«Allí está la enorme estatua de quien los guaraníes y charrúas asociaban como su héroe cotidiano: el jaguar, venerado por su sigilo y valentía por encima de su ferocidad», afirma Bruera.

El payador en el tiempo

Arnoldo Olivera  tiene 66 años, vive en Young y se sumó, ya que forma parte de un grupo tradicionalista. Viajó con unas 30 personas a la marcha. Olivera dice haber trabajado en todo tipo de tarea rural, pero también hace 28 años que tiene un programa -“El payador en el tiempo”- en la radio 680 AM de Young, centro del departamento de Río Negro, a unos 100 kilómetros de Fray Bentos.

“Lo que nos lleva a participar de estas patriadas es, justamente, el amor a la patria y el idealismo de Artigas”, porque, “como dicen, los pueblos que olvidan su tradición tienden a desaparecer”. Para él, ese periplo de hace 200 años “no fue derrota, fue un triunfo”. Olivera aclara que “esto no es comercial, esto es grandeza, heroísmo, libertad”.

La Patria Gaucha

Esa movida gaucha también tiene su articulación con la llamada  Fiesta de la Patria Gaucha, que se desarrolla del 7 al 12 de marzo, en su edición número 31.

“La Fiesta de la Patria Gaucha es mucho más que un festival de música folclórica: entre sus muchas actividades hay una competencia de Sociedades Criollas que recrean estancias y ambientes del campo desde la época de la Colonia hasta 1920, (algo único en el mundo). Hay un desfile por la ciudad donde participan más de 4.000 caballos y unas 21 agrupaciones criollas, y todos son bienvenidos”, dice a El Eslabón Sergio Da Rosa, integrante de la comisión organizadora de la fiesta.

“Es la más grande reconstrucción de época del mundo, que  hacen en sus fogones habitáculos reproduciendo propuestas, como un museo vivo que rescata memorias y vivencias de los antepasados con sus valores de hermandad, amor por la libertad y el suelo Patrio.  Aquí se viven se practican se comparten se enseñan y muestran las consignas y el pensamiento artiguista con la naturalidad del convivir cotidiano”, remarca.

Mientras en Argentina la figura del gaucho fue manipulada por los sectores conservadores para inventar un sentido nacional, ante el aluvión de inmigrantes, “el tradicionalismo gaucho en Uruguay tiene un perfil ideológico muy distinto: son artiguistas, dice Alberto Umpierrez, investigador e historiador uruguayo.

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