Foto: Denise Avendaño.
Foto: Denise Avendaño.

El especialista Eduardo Spiaggi dialogó con este medio con el eje y la excusa puesta en las inundaciones en la región. Una mirada optimista con el foco puesto en recuperar el suelo y cambiar el modelo productivo.

La casa de Eduardo Spiaggi está en una de las puntas de barrio La Sexta. A pocas cuadras de su patio, atravesando La Siberia, el río Paraná pasa. Sólo saber eso le suma un plus al lugar desde donde Spiaggi ceba mates. El patio, sin embargo, se la banca solo: una pequeña jungla en medio de la ciudad, donde se mezclan los pajaritos con la radio vecina, el calor urbano y la calma que trae la sombra de la parra. Spiaggi es integrante del Taller Ecologista, a cargo del área de Humedales de la institución. También es docente de la UNR e investigador. Un referente que puede ayudar a entender qué es lo que está pasando en la región cada vez que llueve. No es la primera vez que lo va a hacer, tampoco la última. Entre mates, el hombre hace referencia a más de una entrevista en donde advierte, analiza y concluye: el suelo no da para más, hay que cambiar el modelo productivo, es posible hacerlo, se pueden recuperar las tierras. La entrevista con este semanario no va a ser la excepción en ese sentido. Pero vale la pena machacar.  

¿Qué es lo que pasa en la región? ¿Es cierto que el suelo no aguanta más?

Vamos desde el principio. Lo más técnico e interesante es pensar que en toda esta zona había pastizales naturales, antes de la llegada de los colonizadores. Eran pastizales de dos metros, y de distintas especies. Eso era una capa vegetal que no dejaba entrar el agua. Llovía, el agua pegaba, caía la gota hacia abajo y el suelo absorbía perfectamente. Después, llegan los colonizadores y hacen una cosa que no era tan mala, que es la chacra mixta: animales y cultivos. La cosa se mantuvo durante ciento y pico de años, hasta que llega la soja y lo que hace es facilitarle mucho la tarea a los productores, porque es una receta que se aplica en todos lados y necesitás muy poca gente para hacerlo. Lo que pasó en la región pampeana es que en veinte años el suelo cambió muchísimo con la imposición de la soja y la siembra directa. La siembra directa se trata de una máquina que clava la semilla dentro del suelo, no da vuelta la tierra, no pasa un arado. En un principio, fue positivo. Vino a ser una ayuda que después se transformó en un problema, porque hace veinte años que unas enormes máquinas están pasando por el suelo. A eso, agregale que se trata de un monocultivo. Y que generó riqueza en muchos sectores, aunque por el otro lado fue expulsando gente. El campo ahora es una especie de pastoría de miles y miles de hectáreas manejadas por muy poca gente que hace lo mismo en todos lados. Este modelo fue compactando el suelo: son miles de kilos de máquinas que pasan todos los años. Se hace una costra en el suelo. Eso es parecido a pavimentarlo y el agua corre, no es absorbida. Pero hay que sumar más: el cambio climático que el propio modelo está creando a nivel mundial; los canales clandestinos. Es como un combo al que se aplica parche tras parche, en vez de agarrar el tema en serio: ordenamiento territorial, política de Estado entre provincia y Nación.

Vos decís “llegó la soja”. ¿Eso qué significa?

La soja es un cultivo oriental que llegó a principios de los setenta. Cuando llegó, fue un cultivo más, se lo pensó como una leguminosa que produce mucha proteína. Lo mismo sucedió con tantos otros cultivos. El gran problema de la soja es cuando hacen la transgénica, que es lo que genera este paquete tecnológico: siembra directa, soja transgénica, glifosato. Son tres patas que hacen que esta receta se aplique fácilmente y se expanda a 20 millones de hectáreas, eso es más de la mitad de la tierra cultivable de Argentina. Es una barbaridad, porque es tierra que se usa para lo mismo. Y a eso agregale el veneno que se inventó para este cultivo. Las inundaciones no son la única consecuencia: está la salud, el desmonte, la falta de gente en el campo. Es un combo que es la ceguera del capitalismo a nivel global. Es un modelo enemigo de la naturaleza y de la mayoría de la sociedad. Le genera recursos a un sector pero genera un fuerte impacto social y ambiental por otro lado.

Pensando en la llegada de la siembra directa, ¿se podían prever estas consecuencias?

Somos muchos y de distintas épocas los que hablamos de esto. Ya hace veinte, treinta años, que se habla de esto. Pero nuestra prensa es mucho menor. Y además hay cierta cooptación de los sectores científicos y tecnológicos. Hay muchos técnicos formados con la cabeza puesta en la siembra directa y la soja, que no ven más allá del alambrado. A veces no es ni mala voluntad, sino su formación. Hay de todo. También somos muchos los que creemos que tiene que haber un cambio de políticas públicas en el país en este sentido.

¿Se puede recuperar la tierra o ya perdimos en la región?

Con trabajo y cambio de modelo, sí. Se demora, pero se puede. Uno de nuestros faros es el campo “Naturaleza Viva”, que está en Reconquista. Es un lugar que demuestra que se puede vivir, hacer plata, ganar dinero y trabajar la tierra de otra manera. Son 170 hectáreas. Pero todo esto requiere cambios culturales, volver al campo. Está demostradísimo en todo el mundo que uno puede producir de otra manera.

Pensando en lo que está sucediendo en la región, todo está pasando por quien no hizo lo que había que hacer.

El tema es que la gente está desesperada y quiere obras para sacar el agua. Y está bien, claro, pero eso no es una solución.

¿La obra pública es una solución? ¿O un parche?

Depende cómo lo plantées. Tenes que tener una mirada de todo el sistema, de todas las cuencas. Hay que pensar, además, que el agua dulce es un bien escaso en el mundo. Hay que pensar qué hacer con eso cuando no hay inundaciones. Se puede pensar en represas. Por ejemplo, una buena obra pública fue la represa del Ludueña. Los canales, los caños, no son la solución. Llenar de canales la ciudad no es una obra. Esto es una planificación, con gente mirando todo el territorio, no enfocados en cómo sacar el agua. Hay que reforestar las cuentas, cambiar el sistema productivo. Hoy, en la urgencia, todo el mundo se quiere sacar el agua y está bien, hay que atender las urgencias. Pero hay que repensar el modelo productivo de la provincia, metiendo ahí lo ambiental, lo social y lo económico. Mirar el agua, los pueblos, las ciudades, los sistemas productivos. El gobierno se tiene que animar a convocar y comerse algún bardeo. En una mesa de muchos actores hay que ver la urgencia y el largo plazo. Hay que habilitar mecanismos de planificación, ver cómo se puede recuperar la naturaleza. Porque se puede recuperar, regenerar y recrear sistemas más diversos que los que había ¿Qué nos impide? Bueno, soy ingenuo con esta pregunta (se ríe). El tema es qué hacer a largo plazo. Lo grave es que esto se viene discutiendo hace bastante.

Hiciste mención al cambio climático, ¿llueve más o cambiaron los efectos de esa lluvia?

Los niveles de lluvia no han cambiado tanto, lo que cambiaron son los modos en que llueve. Antes caían 60 milímetros y no pasaba nada, y hoy es un desastre. Eso es el suelo, que no absorbe. Y mira que hasta ahora sólo hablamos de los cultivos. Hay que mencionar también las urbanizaciones, los countries. Son varias cosas. El tema es cómo lo miras, si como sistema complejo o como el agua y la obra hidráulica que me hace falta para el agua. Ese es el cambio de paradigma que tiene que haber. Nosotros estamos produciendo mercancía de exportación. El grano de soja no es un alimento, es una mercancía. Y esas empresas facturan millones de dólares y no pagan ni ingresos brutos. A esas empresas, que son las que traccionan el modelo, ¿no se les puede cobrar impuestos y eso usarlo para ir revirtiendo no en la obra sino en el modelo? Lo mismo con las retenciones. Y por eso digo que es una línea de continuidad agravada de lo que venía antes. También hay una cuestión cultural que es algo mucho más complejo: ¿queremos cambiar el modelo?, ¿estamos dispuestos a no comprar en supermercados? Hoy, lo que hagamos en las ciudades tiene mucha incidencia.

¿Y qué se puede hacer desde, por ejemplo, Rosario, para cambiar?

Repensar nuestros modelos de consumo. ¿A quién le compramos la comida? ¿Por qué la gente no va a las huertas urbanas, a mercados de cercanía? Nosotros tenemos que exigir comida local y sana. Eso repercute. Cambia el modelo productivo y esos campos absorben más. No es inmediato, pero ese va a ser el gran cambio. Argentina es el país más urbano en Latinoamérica, lo que hacemos y hagamos en la ciudad es fundamental. No hay que verlo con culpa, sino preguntarse qué está pasando y qué puedo hacer. ¡Nos han metido tanto esas pautas de consumo! Las cultura del shopping en el supermercado es una pauta que nos han metido y que es muy destructora. Yo no voy al supermercado. Es un cambio que no me queda práctico, pero lo disfruto. Voy a La Toma, al Trocadero, al almacén del barrio. Es un poco más caro, sí, a veces, pero es una decisión política. Hay una discusión que es o cambia todo o no cambia nada. Pero creo que son las dos cosas: mientras cambiamos nosotros, cambia el sistema. Es fácil tener una visión pesimista, porque es real: el mundo va para atrás. Yo hago las cosas desde la alegría y entonces esto no es una carga.

Fuente: El Eslabón.

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8 Lectores

  1. Nora

    23/01/2017 en 19:08

    Grande Eduardo!! Un saludo

    Responder

  2. Cavallini Juan Manuel

    24/01/2017 en 14:47

    Buenisima nota !!! Gran claridad en las explicaciones. El final me parecio excelente, porque si bien todos sabemos que las politicas que se llevan a cabo por los diferentes gobiernos muchas veces estan equivocadas o influencias x grupos economicos, plantea que no debemos esperar o hechar culpas al estado, nosotros mismos desde nuestras acciones cotidianas somos el cambio.

    Responder

  3. Victoria Lopez deTejada

    25/01/2017 en 12:33

    Pones el carro adelante del caballo,,,, 1°nunca en la vida llovieron tantos mm en tan poco tiempo y seguido(esto medido con pluviometro, 200mm la última, en un día) ,,, 2° que poco lugar le das a la deforestacion en los montes del chaco y Tucumán, que son los que verdaderamente absorven agua, 3° los venenos que se usan en el campo, son iguales a los que se usan en las casas y ciudad, detergente, lavandina, shampoo, jabon en polvo y sipermetrina para cucarachas, pulgas de animales, hormigas y polillas por nombrar algunos

    Responder

  4. Victoria Lopez deTejada

    25/01/2017 en 12:35

    Pones el carro adelante del caballo,,,, 1°nunca en la vida llovieron tantos mm en tan poco tiempo y seguido(esto medido con pluviometro, 200mm la última, en un día) ,,, 2° que poco lugar le das a la deforestacion en los montes del chaco y Tucumán, que son los que verdaderamente absorven agua, 3° los venenos que se usan en el campo, son iguales a los que se usan en las casas y ciudad, detergente, lavandina, shampoo, jabon en polvo y cipermetrina para cucarachas, pulgas de animales, hormigas y polillas por nombrar algunos

    Responder

    • Eduardo Spiaggi

      26/01/2017 en 9:25

      Hola Victoria, lo del carro adelante del caballo, no lo entiendo bien, y sin ánimo de polemizar:
      – es cierto que en algunos sitios llovió mucho -fenómeno atribuido al cambio climático que es a su vez causado entre otros factores por la agricultura industrial y los desmontes que mencionas…- y volviendo a la lluvia ante precipitaciones extraordinarias, un suelo cuidado (rico en materia orgánica,vivo..) y con cobertura vegetal permanente, sin duda absorberia mucho más agua que uno 20 años de soja encima…compactado e inerte….que es lo que sucede en nuestra región y a lo que centralmente me refiero en la nota.
      – comparar los venenos (glifosato, 24D, endosulfan…) que se esparcen por millones de litros,en ciento de miles de ha. sin importar pueblos, escuelas, curso de agua, con el detergente o el shampoo….u hormiguicidas de uso domiciliario…es un grave y peligroso error conceptual….te dejo un saludo

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    • ElGauchoMarx

      26/01/2017 en 16:15

      Victoria menciona en su 2º punto a los desmontes en Chaco y Tucuman soslayando el uso que se le da a esas tierras. No creo que lo ignore si vive en este país.

      Responder

  5. ElGauchoMarx

    25/01/2017 en 21:17

    Ni cuando pierde todo por las inundaciones (causadas por desmonte indiscriminado o canales clandestinos o lo que sea) , ni los habitantes de pueblos rurales se quedan CASI sin CASA, ni cuando miles de pibitos fumigados se agarran leucemia y demás afecciones por el Roundup y el 24D, la patria sojera va a se va a dar cuenta que algo están haciendo mal?

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  6. hugo beron

    25/01/2017 en 23:41

    Creo que a este hombre no lo escucharon los gobernantes,y si lo escucharon se hicieron los boludos.Mas conciso y preciso en las explicaciones de los porque de las inundaciones,de la siembra directa,del consumismo que nos vendieron,imposible.Reconforta leer estos temas tan bien explicados y sustentados con conocimientos de la problematica social,porque esto nos afecta a todos,que hay que compartir para que ALGUIEN,concejales,diputados provinciales y gobernantes en general,tomen la decision POLITICA de OCUPARSE.-

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