Foto: Andrés Macera.
Foto: Andrés Macera.

Las primeras cifras y proyecciones conocidas en el primer mes del año ratifican los malos resultados que viene cosechando el modelo económico desplegado por la alianza Cambiemos y que afecta al grueso de la población, mientras el gobierno de Mauricio Macri y la prensa amiga intentan desviar la atención con otros temas que no tienen relación directa con el bolsillo de los argentinos. El plan de ajuste no aminora su marcha y rompe la gran ola artificial en la que se para el macrismo, que después del fiasco del “segundo semestre” ahora insiste en que la recuperación llegará en 2017, con las urnas de octubre como mar de fondo.

Un balance objetivo muestra que 2016 fue pésimo para los trabajadores, aunque no todos recibieron el impacto con la misma intensidad. El que no perdió el empleo vio cómo su salario se deterioró producto del elevado nivel inflacionario –más del 40 por ciento anual–, el más alto de los últimos 20 años. En 2016 no sólo se contrajo el poder de compra de los salarios y aumentó la desocupación, sino que además empeoró la distribución del ingreso entre hogares pobres y ricos, cada vez más desiguales.

El Gran Rosario, según el Indec, tiene una de las tasas de desocupación más altas del país (11,6 por ciento). Según un informe del Centro de Economía Política Argentina (Cepa), en términos del poder adquisitivo medido en relación a los alimentos, el salario de los trabajadores rosarinos registrados cayó el año pasado entre un 11 y un 17 por ciento –las paritarias promediaron el 30–, mientras que para los no registrados el recorte salarial fue de un 23 por ciento promedio.

En un contexto a nivel país de deterioro de la situación laboral, los trabajadores que están en la base de la pirámide, los de menores ingresos, fueron los más afectados por la política económica de Macri, que en cambio benefició a sectores acomodados de la sociedad. Para este año, el gobierno asegura que la inflación será del 17 por ciento. El único objetivo de esa estimación es desalentar los pedidos de aumentos salariales de los trabajadores en las próximas negociaciones paritarias.

Mientras el presidente anuncia que la economía argentina empezó a generar empleo desde fines del año pasado, estadísticas oficiales lo contradicen. Según la Encuesta de Indicadores Laborales del Ministerio de Trabajo que comanda Jorge Triaca, el empleo formal en el sector privado registró en diciembre una baja de 0,5 por ciento frente a noviembre.

La teoría neoliberal del derrame a la que se aferra la alianza gobernante del PRO y la UCR no muestra resultados positivos. El voraz endeudamiento y la apertura y la desregulación comercial traen negocios para pocos y angustia para muchos. El consumo popular sigue a la baja. Para el gobierno, el consumo masivo es malo, ya que desde su lógica no cualquiera puede tener un smart TV o un split y menos irse de vacaciones, como “le hicieron creer” a la clase media en la última década.

El macrismo pide que los empresarios inviertan en el país, aunque después no tengan a quien venderles sus productos. Esto derivó en el cierre de fábricas y comercios de mediana y pequeña escala, y que la industria tenga hoy un 40 por ciento de capacidad ociosa. La ceguera y el cortoplacismo dominan la política de corte neoliberal que ejecuta Cambiemos. Los recambios de funcionarios en áreas clave ratifican que no importa el largo plazo y menos aún el bienestar general de la población, sino ir a fondo con el ajuste.

El gobierno jura que este año electoral la economía va a crecer. Sin embargo apenas rebotará tras un pésimo 2016, que arrojó una caída de más de dos puntos del PBI. En el Presupuesto 2017, Cambiemos imagina en su mundo de fantasías que la economía crecerá un 3,5 por ciento. Otras proyecciones privadas y hasta el aliado Fondo Monetario calculan un crecimiento de dos puntos para este año, es decir, recuperando apenas la caía del año pasado.

En su discurso de campaña Macri había dicho que mejoraría la rentabilidad de las denominadas economías regionales: otra promesa incumplida. La megadevaluación y la quita de retenciones fueron medidas a favor de sectores concentrados del agro.

Para muestra del agrio presente que atraviesan las producciones regionales basta un limón diplomatique. El gobierno estadounidense de Donald Trump le bajó el pulgar a la importación de limones argentinos. ¿Y el mercado interno? En 2016, Cambiemos hizo crecer la importación de limones casi 800 por ciento, perjudicando a productores locales. Lo mismo con las manzanas, naranjas, etcétera.

Macri dice que somos el “supermercado del mundo” mientras se dispara la importación de alimentos. Las economías dependientes del turismo también fueron perjudicadas en la temporada estival 2016-17 por la caída del poder adquisitivo y la suba de precios: zafaron las receptivas de turismo internacional.

Los decretazos de Macri no se tomaron vacaciones. El gobierno modificó por decreto de necesidad y urgencia (DNU) la ley de ART (aseguradoras de riesgos de trabajo) con el propósito de “reducir la litigiosidad laboral” y el esquema de feriados para eliminar los denominados puente, una decisión que también afecta a la industria del turismo. En ambos casos son decretos que van en contra de los trabajadores, que son “todos vagos” y no tienen derecho al descanso ni a disfrutar de un día más en familia. Lo de los feriados conlleva además una carga simbólica muy fuerte a partir de la determinación de hacer movibles los feriados nacionales del 24 de marzo (Día de la Memoria) y el 2 de abril (Malvinas).

Mientras la CGT nacional se queda en declaraciones y se cuida de no romper lazos con el gobierno, desde el Movimiento Sindical Rosarino evalúan “una medida de fuerza regional contra el ajuste”. Denuncian despidos, flexibilización en las condiciones de trabajo y caída de los Repro, subsidios salariales destinados a empresas en crisis. Afirman que la indiscriminada política de importaciones y la caída del consumo mataron al mercado interno y a la industria nacional. También apuntan contra el macrismo por pretender bajar la inflación a costillas de reducir el poder adquisitivo de los trabajadores y seguir agrandando la ola de despidos.

Fuente: El Eslabón

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