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Massa le dio a Macri algo más que el quórum. Frente al acorralamiento del gobierno de Cambiemos, el líder del Frente Renovador mostró esta semana que presentarse como oposición razonable no alcanza para explicar su acompañamiento al proyecto neoliberal: también se trata de una decisión ideológica.

Por diversos frentes de batalla abiertos, que desenmascaran el proyecto en su faceta más descarnada, el gobierno de Mauricio Macri se ha visto acorralado desde el comienzo mismo del año en curso.

El intento de Cambiemos de imponer por DNU el cambio de feriados que despertaron profunda sensibilidad social, como los del 24 de marzo y 2 de abril reconvertidos en móviles, obligaron a Macri a dar marcha atrás en seco.

Otro tiro que salió por la culata fue el DNU que flexibilizaba de hecho el rol de las Aseguradoras de Riesgo del Trabajo (ART). En este caso, los reflejos de Cambiemos fueron rápidos, y en sólo 10 días ese atropello que soslayaba al Parlamento se reconvirtió en una sobreactuada muestra de respeto al Congreso, y de inmediato se activó el trabajo en comisiones para que la iniciativa del macrismo llegara al recinto de Diputados y se transforme en ley, habida cuenta de que ya la Cámara de Senadores le había dado media sanción.

A todas luces, de todos modos, ese también fue un retroceso, que hizo que algunos sectores que el oficialismo cuenta como opositores con sordina, como algunos referentes de la CGT, se pronunciaran con inusitada virulencia.

Como ya se sostuvo en este espacio, las innumerables medidas impopulares que sacó a relucir la administración Macri vienen generando alarmantes efectos de malhumor social: el tarifazo en el servicio de energía eléctrica, la abolición de la financiación para las compras con tarjeta de crédito, y el anuncio de negociaciones colectivas con un techo del 17 por ciento, poniendo como excusa la inverosímil previsión oficial del índice inflacionario para este año, provoca asfixia en vastos sectores de la clase media con trabajo registrado y en quienes aún sobreviven en el marco de la economía informal.

La CGT, en extremo laxa a la hora de encabezar la protesta social, decidió un plan de lucha progresivo con una movilización el 7 de marzo y un paro general con movilización, que se llevaría adelante en la segunda quincena de ese mes.

Sin embargo, con todos esos síntomas de rechazo a sus políticas, nada embretó más al gobierno de Macri que la revelación del escandaloso acuerdo que venía perpetrando su ministro Oscar Aguad con el grupo Socma, perteneciente a la familia presidencial, en torno de la deuda monumental que el ex concesionario mantiene con el Estado a causa de la falta de pago del canon durante casi todo el período en que ese conglomerado explotó los servicios postales.

Cuando se conoció que Gabriela Boquín, fiscal general ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial había rechazado el acuerdo entre las partes y lo calificó de “abusivo”, al favorecer a la ex concesionaria con una quita de 70 mil millones de pesos a 2033, nadie pudo -ni siquiera los medios de comunicación más afines- detener el escándalo o amortiguar su impacto.

La desaparición de Elisa Carrió de la escena política, la patética intentona de la líder del GEN, Margarita Stolbizer, de querer desviar la atención con la enésima denuncia sobre los bienes de la familia Kirchner, y la tibia crítica de Sergio Massa varios días después de surgido el affaire, generaron un clima de asfixia institucional que no pudo cambiar con la conferencia de prensa brindada en forma conjunta por el jefe de gabinete Marcos Peña y el ministro Aguad.

Macri, en forma paralela, había anunciado que se recluiría en la quinta presidencial de Olivos, y trabajaría desde allí hasta el 1º de marzo, cuando le tocará abrir por segunda vez el período de sesiones ordinarias del Congreso. Luego de seis días de escalada informativa alrededor del bochornoso acuerdo, la comadreja debió salir de la madriguera.

Las ART en debate

El habilidoso presidente de la Cámara de Diputados Emilio Monzó puso en funcionamiento los mecanismos para que el proyecto de cambios al régimen de ART votado por Senadores llegara al recinto.

Así, con la fundamental ayuda del Frente Renovador de Massa, el proyecto oficial obtuvo dictamen de mayoría en el plenario de las comisiones de Legislación del Trabajo y de Presupuesto y se habilitó el debate que se llevó adelante el miércoles pasado.

Quien firmó el dictamen por el massismo fue Héctor Daer, uno de los triunviros cegetistas; a quien acompañaron el petrolero de Avellaneda Alberto Roberti, y el mecánico Oscar Romero. Pese a que ni Facundo Moyano ni Felipe Solá rubricaron el dictamen, nadie desconoce que Massa aprobó que se le diera juego parlamentario al proyecto de Cambiemos.

La nota discordante la dio el titular de la bancada del FpV, Héctor Recalde, quien además de rechazar la iniciativa oficial advirtió: “Esta ley va a ser declarada inconstitucional, pero no sé dentro de cuántos años ni de cuántas muertes ni de cuántos accidentes no resarcidos”.

El día de la sesión la discusión pasó por determinar si se le daba o no quórum al oficialismo, que no contaba con el número de diputados para dar el debate y aprobar la iniciativa. Finalmente, a partir de la decisión de los diputados del massismo, el PJ disidente y el Movimiento Evita de sentarse en sus bancas, quedó habilitado el tratamiento en el recinto.

Sin embargo, la aprobación estuvo a punto de fracasar en dos instancia: una, porque se filtró la información de que la Anses había dispuesto modificar a la baja el cálculo de las actualizaciones de jubilaciones y asignaciones familiares. La otra, porque el FpV le reclamó a la oposición retirarse del recinto para hacer caer el proyecto. Pero ni Massa, ni Bossio ni el Evita se levantaron de sus bancas, y se procedió a votar.

Las responsabilidades no fueron las mismas a la hora de la votación: el massismo, con las excepciones de Facundo Moyano y Jorge Taboada, se abstuvo, al igual que el bloque de Bossio, en tanto que el Evita votó en contra.

Si Massa y Bossio hubieran accedido al reclamo de retirarse que les propuso el FpV, no se aprobaba la ley. Por eso, la sobreactuada indignación con que el líder del FR se plantó para acusar al kirchnerismo es tan endeble como hipócrita: les espetó que si votaban en contra, la ley no salía. La réplica no tardó en llegar: si él y su bloque no prestaban el quórum, y si sus legisladores no hubieran firmado el dictamen de comisiones, ni siquiera hubiese sido habilitada la sesión.

Macri, y el error como método

Como se dijo más arriba, Macri se vio obligado a salir de su reclusión voluntaria en Olivos para intentar coagular el escándalo del Correo. Lo hizo convocando a una conferencia de prensa en la que, básicamente, argumentó: «Si me equivoco doy un paso atrás y me corrijo».

Además, pretendió que la Justicia retorne todo lo actuado a foja cero, como si se pudiera anular todo el proceso por propia voluntad, y remató con una frase para recordar: “Acá no ha pasado nada”.

Macri no desconoce que días atrás el fiscal federal Juan Pedro Zoni recomendó al juez Ariel Lijo que inicie una investigación contra él mismo y Aguad por la presunta comisión de “fraude en perjuicio de la administración pública” y “negociaciones incompatibles con el ejercicio de funciones públicas”. Sin embargo no hizo mención a ello y se escudó en que nunca participó de las negociaciones entre el Estado que administra y su propia empresa.

Planteó que el Ejecutivo pedirá una audiencia pública que no está contemplada en la ley de quiebras pero, en forma desfachatada, admitió: «No pensamos un mecanismo para controversias judiciales como esta que existe entre el Correo y el Estado, donde el concesionario del correo era mi padre (Franco Macri)”.

El desgaste del verso

La sistemática repetición argumental genera un vacío que ahoga al relato. Este es uno de los límites que la dialéctica le impone al precepto goebbeliano “miente, miente, que algo queda”. Y si algo está comenzando a ocurrir es que una parte importante de la sociedad que compró el discurso de cambio que instaló el PRO, y que Massa acompañó proponiendo que ese cambio se haga transitando “la ancha avenida del centro”, entre la derecha desembozada de Macri y el kirchnerismo, hoy ya no se traga ese verso.

Pero algo más grave le está sucediendo al gobierno neoliberal. Ya sus propios cómplices estrechos, los radicales, que integran la entente de Cambiemos junto a la Coalición Cívica de Carrió, cuestionan el error como método, dejando a Massa en un espacio acrítico y de indignación ficcional, como la de Lilita, que ni bien terminó la sesión de las ART partió nuevamente de viaje, como el mismo Macri se encargó de revelar en la conferencia de prensa del jueves.

Tras esa ronda con los periodistas, el jefe del bloque de diputados de Cambiemos, Mario Negri, no aguantó más y sentenció: “El cúmulo de errores desgasta». Por ahora se refiere al Gobierno, intentando el milagro de preservar al CEO en jaque. Pero hasta un crápula reconocido como Julio Cobos se quejó en voz alta, acostumbrado a los saltos con garrocha: “No puede ser que la única voz que se escuche sea la de Lilita Carrió, porque muchas cosas las decimos en el momento oportuno».

El senador radical, que como vicepresidente traicionó a Cristina Fernández de Kirchner votando en contra de la retenciones móviles, agregó, en diálogo con una radio porteña: “Cuando uno administra una empresa, está acostumbrado a dar explicaciones hacia arriba, hacia los accionistas, pero cuando se gestiona la cosa pública, tiene que dar explicaciones hacia abajo”.

Frente a ese panorama interno, Massa no dijo, hasta el cierre de esta edición, una sola palabra respecto de las temerarias explicaciones de Macri ante el escándalo del Correo.

Pareciera que va quedando muy lejos el discurso del líder del Frente Renovador de garantizar gobernabilidad poniendo en práctica una oposición responsable, dejando paso a una opción ideológica: no quiere que fracase el proyecto neoliberal, sólo está dispuesto a suceder a quien lo viene instrumentando. Y en esta coyuntura, no le molesta jugar el rol de la dama que defiende al CEO rey de los permanentes jaques que lo acometen.

Fuente: El Eslabón.

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