Foto: Manuel Costa.
Foto: Manuel Costa.

Antonio Spitale, quien le dedicó cientos de rimas a su querido Rosario Central y se ganó un lugar en el espectro cultural de la institución de Arroyito, en un diálogo imperdible y a puro verso.

Antonio Spitale admite de entrada que le resulta más fácil expresarse con estrofas rimadas que hablar, y así se presenta: “El pintor pinta su lienzo con fino o grueso pincel / El escultor da vida a su obra con martillo y con cincel / Yo escribo poemas canallas con birome y con papel”.

“Poeta se nace”, asegura con la firmeza que lo caracteriza este hombre de 76 años que se arrimó hasta la redacción de el eslabón para contar –y sobre todo recitar– el amor que siente por el Canaya.

Con apenas 5 años, este artista popular que hoy acumula más de 350 escritos en “papeles despelotados”, tal como confiesa entre risas, ya transitaba las tribunas del Gigante de Arroyito. “Ahora el fútbol es distinto, ahora te venden minutos de fútbol. Antes, en cambio, ibas a la cancha y mirabas la tercera, la reserva y después la primera”, rememora este comerciante que dice presente en cuanta movida referida al club de Arroyito se realice.

Enamorado estoy

Como es de imaginarse, fue una mujer la que despertó en Spitale esas frenéticas ganas de ponerle palabras que rimen a los sentimientos, y sus primeros versos tuvieron como destinataria, cuando todavía era un purrete, a quien con el tiempo se convertiría en su esposa. Pero el amor por los colores auriazules fueron ganando espacio en su corazón, y también en el papel. “Con mi mujer nos pusimos de novios muy jóvenes, pero con el club ya tenía afinidad. Yo de una palabra te hago un poema, porque juego con las palabras”, revela, y repasa uno de los textos pioneros de la extensa lista: “Me acuerdo cuando mi viejo, de chiquilín me decía / que si de Central me hacía, él mucho se contentaba / a la cancha me llevaba, a presenciar los partidos / y yo ya estaba metido, los goles los festejaba / Banderín de paño lenci, que el viejo me regaló / con los colores gloriosos, y me hice canallón / Mi abuelo, mi padre y yo, mis hijos y mis nietitos, seguimos la tradición / somos del club de Arroyito / y pensar que esos nietitos son quinta generación / de ese club que es el decano del fútbol de mi nación”.

Pero la habilidad que tiene con la parla y la pluma, lejos está de asimilarse a la de sus piernas dentro de un campo de juego. Y así lo explica, por supuesto también con un poema: “Colores que de purrete anidé en mi corazón / teniendo la ilusión de algún día defender con gallardía tu gloriosa camiseta / pero aún no se me dió, por ser yo medio maleta / no nací pa’ jugador, yo nací pa’ ser poeta / y a vos, Rosario Central, te he escrito mil cuartetas”.

Todo poeta es político

Si bien Antonio Spitale siempre renegó de ocupar algún puesto dirigencial en Rosario Central, no le esquiva al debate político. “El mejor presidente que tuvo la institución, que no nos hizo gritar campeón porque se murió antes, fue don Adolfo Pablo Boerio”, asegura, convencidisimo, y rememora: “Una vez, hablando con él junto a varios centralistas más, nos dijo: «Central tiene piso, pero no tiene techo»”.

Eso sí, ante cualquier oportunidad de involucrarse con algún cargo, prefiere desistir porque “como dirigente sería muy malo”, según admite, y argumenta: “Sufro mucho si Central pierde, porque lo quiero mucho al club. Algunos que asumen entran al club siendo de clase media y salen multimillonarios”.

Cuando fue ganando popularidad entre los canayas por sus versos, fue “tentado dos veces”, recuerda. “Una vez fue en el RC2000, que menos mal que no me metí”, dice don Spitale, que resume su postura, como no podía ser de otra manera, con un poema: “Viene el hombre a este mundo, a cumplir con su destino / mientras otros con poderes, condicionan su camino / Yo no hablo de política, porque de eso no entiendo / sé que se rascan pa’ adentro, y no como lo hace el perro / Podrán condicionarme en lo económico y social, pero nadie va a prohibirme que pregone por Central / El canalla exterioriza el amor a su divisa / Central es una pasión que no tiene parangón / Si la luna y el sol iluminan el planeta, a mí me ilumina Dios por canallón y poeta”.

Se saludan jubilosos

Antonio alcanzó a reunir en un libro, que fue publicado en 2006, 172 poemas. Poesías en azul y amarillo del folclore futbolero canalla fue presentado en Homo Sapiens y editado a través de una imprenta barrial. “Cuando te lo esponsorizan es porque algún valor tiene”, se agranda este canallón y poeta que recibió uno de sus mayores regalos cuando Roberto Fontanarrosa, de su puño y letra, le prologó su obra auriazul. “Yo no era amigo del Negro, pero me hizo el prólogo cuando ya andaba mal de los brazos, tal es así que me dijo que me iba a escribir poquito porque ya casi no podía. Eso me enalteció, porque yo soy un tapado al lado de él”. De su intachable memoria, Spitale rescata las breves líneas que le escribió el creador de Inodoro Pereyra: “Hay poetas románticos, hay poetas malditos y hay poetas canallas. Antonio Spitale es el más canalla de estos últimos”.

Y como no podía faltar, Antonio, que se vanagloria de haber hecho la colimba en Yapeyú (“donde nació San Martín”), le devolvió la gentileza al recordado escritor y humorista con un verso, que también recitó en un programa especial sobre Fontanarrosa que realizó el canal History Channel: “Se nos fue el Negro, escriba mayor / y en cada partido renace el dolor / Sus congéneres canallas no lo olvidan, lo añoran / su figura inconfundible, en la tribuna de calle Cordiviola / Se nos fue el Negro, un vacío se destaca / y en honor al Negro, retiraron su butaca / En cada partido no ha de faltar el duende del Negro / cinchando por su Rosario Central / Historias de fútbol, charlas de café. Cuentos, figuras telúricas, obras hermosas / nos dejó el Negro Roberto Fontanarrosa”.

La gloriosa juventud centralista

Viejo conocedor del mundo que rodea a la redonda, el Poeta Canalla, hace un párrafo aparte para hablar de los pibes, a los que observa en la cancha, y a quienes también les ha brindado charlas en la pensión del club. Antonio opina que “cuando se vende un jugador, no quiero que siga jugando porque tiene la mentalidad en otro lado. Y tiene razón, porque los años del fútbol son pocos. Quizás no tiene estudio, no tiene oficio, y si por ahi lo quiebran por meter la gamba, se le complica. Y Central necesita tipos que metan la gamba, que se jueguen enteros”. Y concluye, como no podía ser de otra manera, con unas líneas al respecto: “Permiso, señores, pido, para hablar con fundamento / palabras que desde adentro brotan como agua de manantial / cuando le escribo los versos al gran Rosario Central / Persevera y triunfarás, te aseguro, esa es la meta / es un orgullo jugar en Rosario Central y lucir esa camiseta / Triunfarán, jóvenes, mañana, si hoy lo hacen con afán / Cuerpo sano, mente sana, así lo dice el refrán / Que el deporte y el estudio, sean lo fundamental / Por eso piensen ustedes, la juventud es potencial que todo pueblo tiene y debe saber cultivar / seguros de que mañana, sus frutos recogerán / como lo escribió Laerte en nuestra marcha oficial / la gloria eternal de Rosario Central / Juventud de mi Rosario, de mi Rosario Central / defendeis esos colores con amor y lealtad”.

*Publicado en la edición 287 de El Eslabón.

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