El candidato del Movimiento Patria Altiva I Soberana Alianza PAIS, Lenín Moreno, que propone continuar con la Revolución Ciudadana iniciada por el actual mandatario Rafael Correa en 2007, ganó con amplitud la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador.
El candidato oficialista le sacó casi un millón de votos de diferencia a su principal rival, el banquero neoliberal Guillermo Lasso, del Movimiento Creando Oportunidades (CREO). Moreno obtuvo el 39,35 por ciento de los votos, contra el 28,18 por ciento de su principal rival. La diferencia es amplia, en porcentaje y en votos, pero sin embargo no alcanzó para ganar en primera vuelta.
La segunda vuelta se celebrará el 2 de abril y significa barajar y dar de nuevo. Y fundamentalmente, hacer cuentas y evaluar cómo puede reconfigurarse el panorama electoral y hacia dónde irán los votos de los otros candidatos.
La candidata social cristiana de derecha Cynthia Viteri obtuvo el tercer puesto con el 16 por ciento de los votos. Viteri ya reveló que apoyaría a Lasso. No será la primera vez que lo hace, por otra parte. En las elecciones de 2013, su partido no presentó candidatura propia y apoyó al banquero.
El cuarto lugar lo ocupó el socialdemócrata Paco Moncayo, con el 6,7 por ciento de los sufragios. El candidato señaló que no respaldará a ninguno de los dos candidatos, aunque en la campaña había asegurado que votaría a Lasso.
El único candidato que hasta hoy mostró cierta simpatía con Moreno es Iván Espinel, de Fuerza Compromiso Social, que obtuvo el sexto lugar con el 3 por ciento de los votos. Este miércoles 23 se reunió con Moreno en Guayaquil. Si bien no se selló un acuerdo, quedó claro que hay un acercamiento, aunque el representante de Fuerza Compromiso Social aclaró que será el buró político de su partido el que definirá.
Quizás la clave para esta segunda vuelta esté en casi un 30 por ciento de votos flotantes, hipotéticos, pero que no se pueden descartar, que surgen de la suma de los sufragios anulados (7 por ciento), en blanco (2,7 por ciento) y el ausentismo (18 por ciento). Acaso parte de la gente que no concurrió a votar en primera vuelta sí lo haga en la segunda. Y tal vez algunos cambien su voto.
Lo cierto es que ya empezó una nueva campaña electoral. De un lado, están los logros de la década ganada, la Revolución Ciudadana que cambió profundamente la historia de Ecuador y lo convirtió en otro país. Y del otro, un banquero neoliberal que quiere aplicar las ya típicas, gastadas recetas que llevaron a Ecuador al desastre en 1999-2000, y profundizar, además, la restauración conservadora que está teniendo lugar en el continente tras el golpe de Estado en Brasil y el triunfo electoral del neoliberalismo de pillaje en la Argentina.
Ecuador, junto con Venezuela y Bolivia, son los tres bastiones posneoliberales de la región. Los tres últimos que, cada vez más aislados, reciben los permanentes embates del Imperio, las corporaciones y los medios hegemónicos a su servicio. Las campañas de prensa contra los gobiernos de estos países son feroces. No tienen límites a la hora de mentir y manipular a lo población.
En el caso concreto de Ecuador, y ante el desafío de la segunda vuelta, la Revolución Ciudadana deberá hacer especial hincapié en los muchos logros de la década ganada. Son datos duros. Verdades irrefutables. Cifras. Estadísticas reconocidas por organismos internacionales. Todos los índices de desarrollo humanos son favorables. Los reconocimientos de los organismos internacionales y las organizaciones no gubernamentales a los logros de Ecuador son contundentes y numerosos.
La clave es, como siempre, la memoria. Es el mejor antídoto contra la campaña de distracción y manipulación que despliegan los medios hegemónicos al servicio de los poderes fácticos. Sólo hay que recordar quién es Lasso, de dónde viene, qué hizo, qué propone.
Lasso fue uno de los banqueros que más se enriqueció en la crisis de 1999 que terminó con la dolarización de la economía. Fue ministro de Economía y Energía en el gobierno de Jamil Mahuad y embajador itinerante en la presidencia de Lucio Gutiérrez, quien asumió con un discurso con ciertos aires progresistas y fingió ser aliado de las organizaciones sociales en 2003, pero una vez en el gobierno cambió de rumbo y comenzó a trabajar para el Imperio y las corporaciones. Todo un estilo, toda una marca de los cipayos neoliberales, Gutiérrez huyó en helicóptero en 2005 en medio de una rebelión popular.
Antes de 2007, sobre todo a partir de los años 90, los años marcados por el neoliberalismo más salvaje, Ecuador era un país inestable, que iba de crisis en crisis. Pasaron tres presidentes en diez años, los tres destituidos en medio de violentas rebeliones, caos económico y social, desempleo, y el padecimiento de las grandes mayorías.
“Sería una catástrofe para el país la victoria de Lasso. Sus propuestas son imposibles, no va a poder lograr lo que propone y lo poco que pueda hacer implicaría que Ecuador quiebre en pocos meses, entonces en un año se estarían pidiendo elecciones anticipadas y tendré que volver a presentarme y vencerlos nuevamente”, señaló el presidente de Ecuador, Rafael Correa, al tiempo que consideró que está confiado en obtener una “victoria contundente” en la segunda vuelta electoral.
“Vamos a la segunda vuelta, y los volveremos a derrotar el 2 de abril”, dijo Correa al tiempo que deploró la campaña sucia de la oposición que agitó el parche hablando de un supuesto “fraude” por parte del gobierno.
“En el escenario de una segunda vuelta, nuestro mejor contrincante es Lasso. Sabemos los millones que tiene, la ayuda de la prensa nacional e internacional”, agregó el presidente de Ecuador.
“La decisión final está en manos del pueblo ecuatoriano. Si gana la derecha, esa es la democracia. Ojalá le vaya lo mejor posible, aunque lo que están proponiendo quebraría al país en tres meses”, concluyó Correa.
El oficialismo obtuvo 76 escaños en la Asamblea Nacional (Parlamento unicameral), que tiene un total de 137 bancas, con lo cual va a tener mayoría simple. Hasta ahora contaba con 100 bancas, es decir más de dos tercios.
Ganó pero no arrasó como antes
A la hora de analizar por qué el triunfo, amplio, contundente, no alcanzó para ganar en primera vuelta, surgen las comparaciones con elecciones anteriores. Desde 2007 a la fecha la agrupación de Correa ganó diez elecciones, entre nacionales, regionales y municipales. Y esta vez volvió a ganar, y sigue siendo la primera fuerza política de Ecuador, pero disminuyó la cantidad de votos.
Esta vez, por ejemplo, no logró imponer superioridad en sus bastiones electorales, como las provincias de Pichincha –donde se encuentra la capital, Quito– y Azuay, que cuenta con la tercera ciudad más poblada del país: Cuenca.
En Guayas, la provincia de mayor población, Moreno obtuvo un 38,5 por ciento y una clara diferencia de 17 puntos con Lasso, pero esta diferencia es mucho menor a los 40 puntos que Correa le sacó al banquero en las elecciones de 2013.
En este sentido, los analistas coinciden en marcar tres factores que explicarían la pérdida de votos: el desgaste tras diez años de gobierno (el inevitable, más el manipulado y exagerado hasta el hartazgo por los medios hegemónicos), la crisis económica que padeció Ecuador desde 2014, asociada a la baja del precio de petróleo y la apreciación del dólar, y la campaña permanente de los medios hegemónicos que intentan desestabilizar y desprestigiar al gobierno en forma permanente.
Cabe recodar que uno de los resultados más devastadores de la crisis de 1999-2000 fue la pérdida de la moneda nacional. En Ecuador se utiliza el dólar, y esto limita sus posibilidades de tener una verdadera política económica autónoma y complica gravemente su balanza de pagos. El 2 de abril se definirá si la topadora neoliberal encuentra un freno o si sigue su marcha y se profundiza la restauración conservadora.
Fuente: El Eslabón
