Foto: Jerónimo Principiano.
Foto: Jerónimo Principiano.

El juicio Guerrieri III, en el que se investigan delitos de lesa humanidad cometidos por integrantes del Batallón 121 del Ejército durante la dictadura, se encamina hacia los alegatos. Este jueves y viernes, las audiencias.

El jueves 23 hubo una inspección ocular al ex centro clandestino de detención y tormentos La Calamita, que funcionó en la localidad de Granadero Baigorria. Las audiencias se realizarán este jueves y viernes a partir de las 10 de la mañana, en los tribunales provinciales.

Iniciado el pasado 13 de octubre, en el proceso se ventilan los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en los centros clandestinos de detención (CCD) Quinta de Funes, Escuela Magnasco, La Intermedia y la propia Calamita, que funcionaron bajo la órbita del Batallón 121 de Inteligencia del Ejército. El proceso se encamina hacia los alegatos, por lo que se especula que la sentencia podría llegar para los últimos días de abril o los primeros de mayo.

Los imputados son los militares (RE) Pascual Oscar Guerrieri, Marino Héctor González, Alberto Enrique Pelliza, Jorge Alberto Fariña, Juan Amelong y los personales civiles de inteligencia (PCI) Walter Salvador Dionisio Pagano, Eduardo Rodolfo Costanzo, Ariel López, Juan Andrés Cabrera y Rodolfo Daniel Isach (quien además fue comisario de la Policía provincial).

Entre otros delitos, en el proceso se investigan los asesinatos y desapariciones de Jorge Horacio Novillo, Eduardo José Toniolli, Stella Hillbrand De Del Rosso, Carlos Rodolfo Juan Laluf, Marta María Benassi, Miguel Ángel Tosetti, Oscar Daniel Capella, Ana María Gurmendi, Fernando Dante Dussex, Héctor Pedro Retamar, María Adela Reyna Lloveras, Teresa Soria De Sklate, Raquel Ángela Carolina Negro, Marta María Forestello, Liliana Nahs De Bruzzone, Alberto Barber Caixal, Fernando Rubén Messiez, Aníbal Morcabel, Héctor Larrosa, Ernesto Víctor Traverso, Guillermo White, Fernando Feliz Agüero, Rubén Daniel Flores, Edgar Tulio Valenzuela –cuya desaparición ocurrió tiempo después de los hechos juzgados– y Jorge Luis Ruffa, cuyos restos fueron identificados.

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